La ANC, la mentalidad de rebaño, y el pequeño burgués que eres

La constituyen son 545 diputados y en su mayoría no se ocupan de discutir política en la asamblea, no disienten. Es una asamblea de compradores de favores, independientemente de la cantidad de democracia contenida en sus elecciones. Este carácter clientelar los uniforma. ¿Qué compran?, lo mismo que busca la gente en mercado de las universidades, lo que consiguen algunos en un buen matrimonio, lo que aspiran otros, empleados en un ministerio, en una empresa del Estado o en una corporación privada: estatus, poder y dinero para gastar. No es una fórmula absoluta, hay sus matices, sin embargo, cuando no existen estímulos contrarios fuertes hacia ahí escurre el agua.

La clave está en el poder. Son 545 diputados donde casi todos son sumisos y dóciles ante el poder. Pero ese sentimiento de “superación” va acompañado del terror a volver a tener una vida de dificultades, sin padrinos, sin dinero, sin estatus, de anónimos charlatanes con el librito bajo el brazo. Esto lo comparten los viejos abogados constituyentistas con el campesino del sombrero de cogollo; cada cual con la mirada puesta en su propio horizonte de anhelos. El poder es cautivador para el pequeñoburgués, el estatus, las apariencias, la representación del poder; por ahí se pierde  el parlamento del parlamentario, en la obediencia a quien te puede acercar al poder.

Este parece el mal que apesta también al gobierno y a sus políticos menguados, esa deseo personal y vanidoso por el poder o estar cerca de él (Chávez distinguía entre el poder del estatus, y el poder individual físico y espiritual, “el poderío”, el “empoderarse”, una distinción nietzscheana). La “lucha de clases” se pierde dentro de tantas ambiciones mezquinas, la “lucha de clases” queda solo para encantar con sus sones (sus palabras que hablan de ella) a los obreros, campesinos y pobres, por provecho mezquino. Había que ser grande, como Chávez, para que esas miserias quedaran atrás, pensando en la revolución, pero la mayoría de nuestros constituyentes y de los miembros del gobierno están enfermos de la “peste emocional”, como la llaman los sabios, de ese “espíritu de rebaño” obnubilados por los efectos del poder.

Si queremos ir a la raíz de nuestros problemas como sociedad, de los problemas de la socialdemocracia y de los socialistas de utilería, debemos examinar al pequeño aspirante pequeñoburgués que llevamos dentro, nuestra culto a la imagen que tenemos del burgués, a la vida que lleva, a los lujos de los que ostenta, al Pedrocarreñismo. Hasta Jorge Rodríguez no se pudo aguantar (y no se sigue aguantando) con eso de la ostentación, las caravanas camionetotas y guardaespaldas … ¿Y con esas “debilidades por el lujo” piensan cambiar la sociedad?, ¡Farsantes! Ustedes, los pequeñoburgueses del gobierno y que aspiran a distinciones sociales, son aprendices de Cisneros, Zuloagas, de déspotas perfumados…, y algunos todavía no lo saben.

El rebaño solo se estimula para la acción dentro de él. El rebaño es valiente y peligroso como rebaño, fuera de él el ganado parece que no es nada. Esto es psicología de masas, no es solamente psicología animal. Para hacer revolución hay que superar al rebaño y comenzar a pensar con mente crítica, hay que ser valientes, inteligentes acompañados de consciencia, de un sentimiento libertario y de libertad. Pero desde la muerte de Chávez se impuso en el gobierno y en el país la comodidad emocional viviendo los valores tradicionales de la sociedad clasista que ordena los privilegios, siendo otro  pícaro más “como toda la gente”, desde Nicolás Maduro y su pequeño entorno, hasta casi  la totalidad del gobierno, del partido; hasta la asamblea constituyente. Muerto Chávez y aplastada su grandeza moral, se perdió el sentido de la ambición humanista, el ir por la gloria y la victoria humana sobre la barbarie, en la realización de las grandes obras; el socialismo es una de ellas, y de seguro que es la más urgente.

Pero eso puede esperar, primero vamos a comprarnos una casa más grande, a viajar por el mundo, probar ese vino del que tanto habla Pedro Carreño, y comprarnos unos zapatos más bonitos y más caros que los de Jorge. ¡Primero lo primero!, hay que conocer el Perito Moreno antes de que se derrite, las Pirámides de Egipto, Jerusalén, y la Estatua de la Libertad; el Partenón, Disney World,  la Fontana de Trevi, y Machupicchu, antes de que lo invadan los migrantes venezolanos; otros irán por  ¡El Poder!, solo eso les importa, y sentir que mucha gente siente envidia por ellos. Esto resume bastante las motivaciones de nuestros asambleístas, cansados de tanto luchar, de la mayoría de los asambleístas constituyentistas, por eso no discuten de política, por eso no cuentan con ideas propias y adoptan las de Maduro y le ríen los chistes a Diosdado; quieren evitar un conflicto con el poder… y el poder, ese poder “de un día”, lo es todo para ellos. Pero, para los más osados, después de que se ha conocido el “mundo” necesitan de “emociones más fuertes”.

No solo han decepcionados a la gente que los eligió sino al mundo entero. Muerto Chávez todo ha sido una pesadilla de mentiras y ridiculeces. Daniel Ortega es un niño de pecho frente a Maduro, su mediocridad de espíritu lo trasciende. Lo mismo pasa con ese testigo (el asambleísta, el funcionario, el intelectual) que no es capaz de indignarse frente a una injusticia. Basta con que pagues o  hayas pagado tus servicios en dólares, que comas carnes todos los días y que tengas a la mano las medicina que necesitas, para que te avergüences de la injusticia que cometiste al quedarte callado, que veas como se derrumba el país delante tus narices y no hayas hecho ni dicho nada para protestar o impedirlo.

Nosotros no somos santos “de vaina”, comparados con esta caterva de hipócritas, ovejitas que voltean la cabeza cuando ven a un muerto de hambre en la calle, por eso molestamos a lo que nos molestan, por eso insistimos tanto en que la gente despierte del letargo.

 20/08/2018



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Marcos Luna

Dibujante, ex militante de izquierda, ahora chavista

 marcosluna1818@gmail.com

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