Hasta ahora hemos oído, de parte de Maduro, su canciller y militares en el poder, puros discursos antiimperialistas pero nada en relación a reclamar seriamente a las multinacionales la apropiación indebida de millones de millones de dólares que le pertenecen al pueblo venezolano y fueron desfalcado en complicidad con altos jerarcas del gobierno de Chávez y Maduro.
Las propiedades inmobiliarias, bonos y demás instrumentos financieros incautados a los rojo-rojitos de PDVSA (www.aporrea.org/contraloria/n330118.html) pertenecen al pueblo venezolano por ser producto del robo a los activos de PDVSA como bien lo expresa en sentencia el juez de la causa: "...la acusación emanada del Gran Jurado establece que los acusados conspiraron para lavar US D 1.200 millones de dólares provenientes de PDVSA..." Son más de 1.200 millones de dólares que hoy sirven para sacar de la ruina a nuestra empresa petrolera. Sumemos a ellos los millones de dólares que los fugados del país se han llevado a Gringolandia, especialmente militares de alto rango y ministros rojos-rojitos; una fortuna que caerá en manos del enemigo de los pueblos americanos por falta de "cojones patrios".
Necesitamos de un mandatario, un Jefe de Estado que se ponga bien los pantalones, deje el bla, bla, bla de sandeces antiimperialista cuando al mismo tiempo se esmera en dar regalos complacientes al Cesar Imperial. Un gobernante que cese la diplomacia de patiquín de esquina y reclame con todos los hierros, como un barón, lo que en justicia nos pertenece.
Claro esto es mucho soñar y pedir a Maduro, su combo cívico-militar vende la patria y la cacareada asamblea prostituyente, porque una actitud como la que reclamamos a este gobierno implica auto incriminarse por ser garantes de los bienes de la nación y no haberlos resguardado como es su deber; además sería destapar la olla de un entramado de delitos contra la cosa pública que daría al traste con este precario, ilegitimo e inmoral gobierno y arrastraría consigo a los que detentan cargos en otros poderes diferentes al ejecutivo pero que también son responsables de este robo sostenido y agravado a la nación.
Reaccionar como patriotas es mucho exigirles a la cúpula cívico-militar que como la avestruz mete la cabeza en un hueco para no reclamar al imperio la explotación petrolera que violando los tratados internacionales se realiza en nuestro Esequibo; para reclamar a la oligarquía colombiana el despojo territorial al que históricamente hemos sido sometidos, la abierta y descarada agresión contra nuestro sistema económico y la apropiación estatal de bienes venezolanos, robados en suelo patrio por gerentes civiles y militares de PDVSA y contrabandeados a suelo colombiano, como es el caso de las gándolas de gasolina que salen directamente de los embarcaderos de PDVSA a los patios de ECOPETROL, como denunciado hace más de tres años por el camarada Alcedo Mora y le costó su vida.
Sólo con la unidad de factores revolucionarios que hoy se encuentran adormecidos, encalambrados y enculillados ante la despiadada arremetida del gobierno contra el pueblo y la clase trabajadora podrán crearse las condiciones para construir y conducir una respuesta contundente y masiva a la cúpula corrupta que detenta el gobierno nacional y los que hoy, execrados de las mieles del poder, pretenden pescar en río revuelto con el mellado discurso de ser fieles a una fulana "revolución bolivariana" que hoy descubrimos con dolor, como la gran falsa del chavinismo del siglo xxi.
¡Despierta, pueblo dormido!
¡Reclamemos, con las bolas y los ovarios bien puestos,
lo nuestro ante los saqueadores imperiales!
¡Echemos de Miraflores a quienes han traicionado a la Matria!
