¿O miento?

Hagan el pequeño ejercicio mental, e imaginen al presidente de la República Bolivariana de Venezuela, Nicolás Maduro Moros, en un abasto o supermercado haciendo compra para su casa, en compañía de su esposa Cilia, o Cilita, como él familiarmente la llama. Imaginen que él lleva en sus bolsillos lo que cobra un pensionado o un trabajador de la Corporación Venezolana de Guayana, es decir, 1800 bolívares soberanos.

El señor Presidente, pide un cartón de huevos (550 bs). Un kilo de carne (600 bs). Un kilo de queso blanco (490 bs). Un frasco de jarabe para la tos (480 bs). Un litro de aceite (390 bs). De pronto, Cilita le dice: "Para mi amor, te pasaste… Llevas 2.510, y tan sólo contamos con 1800 soberanos. El presidente se queda paralizado: "No puede ser Cilita… Me niego a creer que nos hemos pasado del límite, ¿y el resto? ¿Cómo hacemos con el papel higiénico, con el arroz, con los granos, con el jabón de lavar, y el jabón de baño, con los espaguetis, y con el chicharrón con pelo, que tanto me gusta… Ah, Cilita, ¿en que vaina nos hemos metido, pues, el salario mínimo no nos alcanza ni siquiera para lo mínimo…Y para completar no traje efectivo…

El presidente Maduro se dio un trancazo en la cabeza al querer constatar lo que le pasa a la mayoría de los venezolanos y a las venezolanas en el día a día. Se dio cuenta que es un calvario ir con los churupitos del salario mínimo a un establecimiento que vende alimentos para que la gente sobreviva entre un día y otro de crisis severa. El presidente y su querida esposa regresaron a Miraflores conmocionados en lo más hondo de su humanidad, y sorprendidos por lo que habían vivido al salir del encierro, y hacer lo que todos hacemos: caer en las garras de los empresarios especuladores y llevarnos a nuestros hogares un pedazo grande de dolor y de sufrimiento, y dispuestos, eso sí, a paliar el hambre con la esperanza, ya que es lo último que tendrías que perder para morirnos de hambre, y en algunos casos de sed… Así o más claro, ¿o miento?

AGREGADO:

Señor Presidente, es sólo un juego de imaginación. Sin embargo, bueno sería que usted comprobará in situ la grave situación que tiene el venezolano que soporta cada día para poder sobrevivir. Y dejar de creer, o de soñar en que con esos condenados 1800 bolívares soberanos podemos vivir. Agregué usted la comida para los niños, el pago de colegio, de trasporte y la adquisición de medicinas… Caramba, presidente ni calvo ni con dos pelucas… Por cierto, Presidente, le robé su (¿"O miento"?), y a Jorge Rodríguez su ("Así, o más claro"). Le juro, señor, que traté de darle a esas cortas frases un sentido más consonó con la realidad. Ojalá lo haya conseguido. Por favor, reflexione, y corrija el rumbo.

Puerto Ordaz, 22 de octubre de 2018.



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Teófilo Santaella

Periodista, egresado de la UCV. Militar en situación de retiro. Ex prisionero de la Isla del Burro, en la década de los 60.

 teofilo_santaella@yahoo.com

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