Hay que dar a conocer profusamente que el General Neogranadino Francisco de Paula Santander, al disolverse Colombia, tal fue conocida oficialmente la unión de las repúblicas de Venezuela, Nueva Granada y Ecuador, el nombre de Colombia se lo tomó para sí e hizo designar a su país con esa palabra, Colombia, nombre salido de la inspiración del General venezolano Francisco de Miranda y el otro grande venezolano General Bolívar. De manera que ese nombre se lo birlaron al genial Libertador venezolano, además de quitarle, sin ningún tipo de duda, la vida al asesinarlo anímica, espiritual y moralmente; y desde esa época la oligarquía colombiana ha pagado con odio el amor y el profundo cariño que a su pueblo le ha brindado Venezuela. Pasemos ahora a leer el documento emanado del tribunal que por el intento del asesinato físico del venezolano Simón Bolívar en la ciudad de Bogotá, capital de la Nueva Granada, la noche del 25 de septiembre de 1828, tuvo como autor intelectual al traidor General Santander. La transcripción es fiel al contenido del acta original respectiva.
"Bogotá, 7 de noviembre de 1828. Visto el proceso criminal formado contra el general Francisco de Paula Santander, por la conspiración del 25 de septiembre último, y resultando. Primero, que dicho general, tanto en su declaración indagatoria como en su confesión, ha negado haber tenido noticia de que se tramaba aquella conspiración, ni ninguna otra en contra del actual régimen político y la persona de su excelencia el Libertador presidente. Segundo, que en las declaraciones del comandante Rudecindo Silva, teniente Ignacio López, capitanes Emigdio Briceño y Rafael Mendoza, consta que perteneciendo estos individuos a diversas secciones, en las que estaban distribuidos los conspiradores para trabajar en el plan y hacer prosélitos, cada uno de ellos tenía un convencimiento íntimo de que el general Santander era el primer agente que obraba en la gran sección y dirigía el plan, y que estaba reservado para dirigir los negocios, siempre que la revolución tuviese buen suceso; pues así se lo habían asegurado a ellos Florentino González, el comandante Pedro Carujo, y coronel Ramón Guerra, jefes de las secciones parciales. Tercero, que el coronel Guerra en su última exposición afirma que al general Santander le habló sobre la conspiración, y que dicho general se opuso a ella, sosteniéndose Guerra en su exposición en el careo practicado con el general Santander. Cuarto, que el comandante Pedro Carujo expone lo mismo, y aun haberle comunicado el proyecto de asesinar al Libertador en el pueblo de Soacha el domingo 27 de septiembre, y que el general Santander se opuso a que se perpetrase aquel designio, con cuya exposición ha convenido el general Santander en el acto del careo con el referido Carujo.
Quinto, que Florentino González también asegura haber hablado con el expresado general sobre la conjuración, y que en contestación le dijo que no era tiempo oportuno, indicándole el sistema de formar en varios departamentos juntas con el nombre de republicanas, dependientes de la central, que debía establecerse en esta capital para dirigir las operaciones de aquéllas, que tendrían el fin de ganar prosélitos y el influjo de algunos generales adictos al actual régimen y a la persona de su excelencia el Libertador presidente, para que de ese modo el movimiento fuese general y simultáneo. Sexto, que todos los conjurados que han sido descubiertos y juzgados convienen, en sus respectivas declaraciones, en que el plan abortó en la noche del 25, pero que no tenían día prefijado para dar el golpe, circunstancia que justifica lo que Florentino González y el comandante Pedro Carujo dicen, con respecto al general Santander, que se oponía a aquel suceso, porque todavía no era tiempo, y porque no quería que se efectuase mientras estuviese él en Colombia. Y considerando, Primero. Que aunque el general Santander al principio de su causa ha negado haber sabido que se tratase de alguna conspiración contra el presente régimen y la persona de su excelencia el Libertador presidente, después ha confesado, en fuerza de las declaraciones del coronel Ramón Guerra, del comandante Pedro Carujo, y Florentino González, haberla sabido, pero que se opuso a que se llevase a efecto, y mucho más a que se asesinase la persona del Libertador mientras estuviese él en Colombia; pero que convino en que se practicara la conspiración cuando se hallase fuera de la República, y que entonces estaría pronto a prestar sus servicios"