La derecha mexicana, no podía ser de otra manera, intentó dentro de las cuatro paredes del parlamento de ese país, con sus gritos destemplados y con el único argumento de llamar a nuestro presidente obrero "dictador", minimizar el impacto de su visita para responder a la invitación del flamante presidente progresista de México que el pueblo, después de más de treinta años de atraso, corrupción desbordada,impune, criminalidad, narcotráfico y cientos de desafueros por parte de gobernantes, por cierto, todos manejados como marionetas por el imperio gringo, eligió, para así sacudirse de una derecha que parecía eternizarse en el poder y lo hizo además con un respaldo contundente, no solo a un hombre, a un líder, sino a un programa, a un proyecto que se parece mucho al que aquí, con la Revolución Bolivariana, se ha venido desarrollando y que ha dado sus frutos a pesar de la negación a ultranza de la contra mundial.
Mientras tanto una multitud en la emblemática plaza de El Sócalo, aclamó la presencia de nuestra pareja presidencial, dejando claro que son los pueblos los que marcan la diferencia entre los ciudadanos y unos dirigentes fracasados y recién derrotados.
Después de oír al nuevo Presidente entendemos de manera más diáfana el por qué del decreto Obama, el por qué de sanciones, bloqueo y amenazas, el por qué de una campaña mundial contra lo que considera el imperio un "mal ejemplo" para el mundo civilizado.
La elección de AMLO no es otra cosa que la materialización de esa "amenaza" que no pudieron impedir, a pesar de los enormes esfuerzos que hicieron y que con toda seguridad se va a repetir a corto, mediano y largo plazo, en buena parte de nuestro mundo, porque los pueblos comprenderán que con el capitalismo pierden hasta su condición de seres humanos y son víctimas de una realidad que no es solo, esa sí, una verdadera amenaza, sino que donde llega deja una estela de muerte, retraso y destrucción.
No es para nada insignificante ni intrascendente, lo sucedido en la nación mexicana que por su cercanía con el imperio hacía impensable la llegada al poder de un hombre como López Obrador, pero llegó en los hombros de un pueblo al que desestimaron, como lo hicieron aquí, durante más de cuarenta años, lo que hizo reaccionar de tal manera a las Oligarquías, que han intentado por todos los medios de revertir una realidad que ha demostrado ser tan sólida, que precisamente por ser asumida por el pueblo, ha sido capaz de resistir ataques despiadados de toda índole y desde todos los frentes posibles, lo cual jamás se lo esperaban, por lo que sus actitudes ya rayan en el desespero, lo que seguramente les mantiene en un estado de frustración tal, que con el triunfo del pueblo mexicano se acrecentará y seguramente se hará más peligroso, porque casos como este en la nación vecina asiento de las huestes imperiales, al multiplicarse, sería el decreto del fin del imperio más genocida, criminal y ladrón de la historia de la humanidad, con enormes recursos bélicos y de poder para erigirse, como pretende, en el amo del mundo.
No nos abrigue la duda de que lo de México va a ser considerado, ya lo debe estar siendo, como un evento no casual sino consecuencial, de un comportamiento errado, puesto en práctica para lograr imponer los planes neo colonizadores y de conquista del mundo, por parte del gobierno gringo lo que ha impulsado una reacción popular que para nada estaba en los planes injerencistas del policía global.
El flamante Presidente de la nación mexicana, se nota, está bien claro y sabe que en su gobierno va a tener que enfrentar lo que hoy nuestra Patria está enfrentando o más, no por nada tomó la decisión de invitar oficialmente a Maduro sin pararle a los gritos destemplados de la derecha que con la derrota, quedó tan desorientada, que solo pudo gritar desaforada la palabra dictador para referirse a nuestro Presidente, al oír su nombre de boca del nuevo Presidente.
AMLO sabe que necesita aliados confiables y que en Venezuela tiene a un gobierno que ha demostrado que la gente está primero, y lo sabe tanto que casi la totalidad de los anuncios de su obra de gobierno coinciden con lo que aquí ya tiene casi veinte años aplicándose, en beneficio de las grandes mayorías, de los excluidos de siempre que en México los hay en grado superior.
Si no que alguien me diga, dónde sino en Venezuela tenemos educación gratuita, anunciada por el nuevo Jefe de Estado mexicano, salud gratuita, garantía de alimentación para la mayoría del pueblo, vivienda para todos etc., etc., todo muy parecido y precisamente que va a ser producto del "mal ejemplo" que de nosotros asumió AMLO.
Eso es precisamente lo que tiene ardidos a los parlamentarios de la derecha que al quedarse sin pueblo y no poder insultar a Maduro desde la calle, tuvieron que conformarse con expresar su frustración por su presencia, a través de gritos destemplados que todos vimos y oímos por las redes y que quedo en el más contundente ridículo, más si se compara con la aclamación popular en el Sócalo y por los sindicatos y movimientos sociales mexicanos. ¡He ahí la diferencia!