Los caminos conductuales con sus luces valorativas, edifican al ser humano, para sustentar las formas y maneras de pensar los procesos civilizatorios, para acercarse, a la esencia del ser y del somos…en base a una dualidad humanística: la personalidad y la consciencia social, a través de una importantísima triada estratégica: lo educativo…lo político…y lo ideológico…que pertenecen a una macro-plataforma histórica-cultural…
Siendo lo educativo, un aspecto clave en la formación del ser social, hay que destacar que la praxis educativa contiene los elementos indispensables para dibujar algunas preguntas necesarias, pero que no son las únicas, que direccionalizan el ser y el hacer… ¿Quiénes somos? ¿Hacia donde vamos? ¿Qué debemos hacer? ¿Para que formarnos? ¿Individualistas o colectivistas? ¿Materialistas o idealistas? ¿Cuál es nuestro papel en la sociedad?...
Teniendo consciencia y claridad de lo complejo y delicado del rol de la educación en el ser, nos hace reflexionar sobre lo que queremos lograr con un tipo de educación que permita construir la sociedad que soñamos y pensamos que debería ser…y comenzamos a delimitar las expectativas, a través de dos posibles estrategias:
1.- Necesitamos una educación liberadora de todo lo que nos oprime y subyuga, producto de una educación que ha estado al servicio de un pensamiento dominante positivista, basada en una relación en la que al objeto se privilegia y al sujeto se invisibiliza…
2.- Es necesario liberarnos de una educación que ha tenido sus patrones de conducta, basado primordialmente en la formación instrumental, del que y del hacer…construida en la dualidad, enseñanza - aprendizaje, que permite reflexionar, si es posible revolucionar toda la concepción, sentidos y significados de lo que hasta ahora conocemos como educación…y necesitamos replantear, todos los esquemas pertenecientes a los verbos enseñar y educar…