El lenguaje popular es rico y libre. Para cada cosa, ante cada circunstancia, los pueblos tienen sus maneras de expresarse. El imaginario popular no tiene límites. Por eso uno puede recordar aquello de arrimar la brasa a su sardina o lo de cada quien lee o ve las cosas de acuerdo como le convenga. Y esto último, lo de lo convenido, tiene mucho de oportunismo. Se aplica cuando se asume la realidad para justificar o explicar lo que a uno le satisfaga aunque la vida o aquella misma indiquen otra cosa.
Ideologizar es un verbo activo que denota el trabajo de insertar las ideas, lo que uno piensa o cree, que no necesariamente se concilia con la realidad o la verdad, en las cabezas de otros. Y eso se hace siempre a conveniencia "de la parte interesada", para decirlo también en el lenguaje coloquial.
Estas cavilaciones vienen a cuento por las distintas interpretaciones o maneras de asumir los resultados electorales. Lo primero que surge, porque es como inevitable y, para seguir con el lenguaje popular, "porque el sol no se puede tapar con un dedo", es el mensaje de las cifras. Más del 70 por ciento de abstención. O para decirlo como parece haberse impuesto "de cada 10 votantes asumieron su derecho sólo tres". Tales cifras son elevadas y demasiado elocuentes. Particularmente si las juzgamos a la luz, no del pasado, sino a la de la coyuntura de ahora; esta dramática que nos envuelve.
Pero ahora entran en juego los analistas que deben como acicalar aquello para ponerlo a favor de lo que están por defender a ultranza; una cosa u otra. Los primeros, "porque por alguien hay que comenzar", frase también muy del lenguaje popular, interesados en defender al gobierno, lo que no es así porque más bien parecen estar por dejarlo de lo mejor y sobre todo quedar ellos muy bien frente a él, apelan a "lo histórico". Dicen que la abstención, en el caso de elecciones municipales, siempre ha sido alta y que esta última fue menor que las anteriores. Lo que es cierto. Pero es como una manera mecánica y amarrada de interpretar los hechos. "Aquellos eran otros tiempos", para seguir con el lenguaje coloquial y hasta estereotipado. Ahora estamos en un país amenazado por una invasión y hasta una guerra, al borde de un precipicio, lo que debería preocupar y bastante. Pues esta abstención, hasta menor que cuando la anterior elección de concejales, que si mal no recuerdo estuvo acompañada con las de Alcaldes, pudiera ser esgrimida ahora por el poder externo que quiere invadirnos por sus particulares intereses, ambiciones, como motivo y hasta justificación. De donde los analistas deberían concluir que esos resultados, al margen de lo que haya sucedido antes, son los menos convenientes para Venezuela y los venezolanos. No son esas cifras para celebrar ni hablar de "rotunda victoria".
Pero también es verdad que eso no tiene porque asombrarnos. Volviendo al lenguaje coloquial y hasta estereotipado, digámoslo a lo García Márquez, esos resultados conforman la "Crónica de una muerte anunciada". Las urnas electorales dijeron exactamente lo que cualquiera esperaba. Como es verdad que no era eso lo que el gobierno quería, pues nunca antes se había hecho tanto esfuerzo para entusiasmar a los venezolanos por unas elecciones que nunca entusiasman y hasta se les presta poca atención desde el interés de los partidos y el gobierno. Y no entusiasman por lo que hemos dicho varias veces, son varios los trabajos donde he tocado ese tema, los concejales son ni más ni menos que unos "elefantes blancos". Además, es evidente el desdén de los partidos para escoger los candidatos para esos cargos, pese la enorme importancia del rol que les corresponde.
Un analista muy importante y habitualmente denso y ponderado, a quien no mencionaré por razones que parecen obvias, quien considera pertinente ponderar el valor y peso que en esos resultados tiene la magnitud de la crisis económica, asistencial, etc. y la creencia de la gente, no sin fundamento, que esos funcionarios nada harían en su favor, como nada han hecho quienes ahora ocupan esos cargos, muchos de los cuales piensan repetir, en lo que tiene mucho de razón, no obstante concluye, no sin disimulo, que eso es un aval al gobierno. Pues su punto de vista, lo que tiene mucho de ideología y de publicitario, es de la idea que la abstención fue una protesta sorda contra la guerra económica. Según él pues, como el mismo gobierno dice, todo lo que aquí acontece en materia de economía es causa de aquella y poco o nada de las deficiencias, ineptitud del gobierno y la falta de honestidad de muchos quienes rodean a quienes éste conforman.
Por cosas como esas que "percibe" nuestro analista, el gobierno obtuvo una rotunda victoria, pues "ganó el 91 por ciento de los cargos en disputa". El analista y los miembros del gobierno banalizan las cifras porque "ellas son el resultado de la guerra económica" y hasta pudieran decir que es una respuesta contra ella.
Pasan por alto y hasta niegan de hecho, sea resultado de la insatisfacción de la multitud por la ineficiencia del gobierno, el no sentirse representada y defendida por éste. Como también influyó en eso el persistente y hasta casi histórico llamado de la oposición a la abstención. Porque las cifras de abstención están aderezadas por una buena parte de gente opositora que hizo y hace caso a ese llamado, aparte del desinterés y hasta contrariedad inmensa que en ese universo se ha generado por las persistentes torpezas en que su supuesta dirigencia incurre y también por una enorme multitud partidaria de la tendencia del gobierno y distante de lo que también lenguaje coloquial, por comodidad, hemos venido llamando oposición.
Es valedero pensar entonces que los resultados electorales no constituyen un triunfo para nadie. Es pertinente decir que el campo de batalla quedó repleto de muertos y derrotados. El gobierno esperaba más en virtud de lo que le hace falta en esta coyuntura; no es igual como la de las elecciones de concejales pasadas. Por eso, apelar "a las cifras históricas", es anti histórico, y como un "exhalar de tísico" y una excesiva comodidad y falta de pulcritud consigo mismo.
Es cierto buena parte de la población sabe del enorme malestar que nos causa el gobierno de EEUU con su bloqueo económico y empecinamiento por derrumbar al gobierno para apoderarse de nuestras riquezas para lo cual hace uso de toda la servil clase dirigente de nuestro espacio y más allá, sobre todo de Colombia, pero también el gobierno por ineptitud para diseñar políticas, los enormes errores garrafales del pasado reciente y la casi indiferencia frente a los corruptos de todo tipo, tiene una enorme responsabilidad y culpa.
Es mentira la interpretación que cierta oposición le da a los resultados. Ellos tienen que ver con la debilidad opositora derivada de su enorme división, incapacidad para formular una propuesta realista, nacional y nacionalista frente a las dificultades y sobre todo desvinculada de la violencia y el terror. Pensar que una buena parte de esa enorme masa abstencionista se produjo por identificarse con la política opositora y hasta con la más extremista de esta, es un disparate.
Si algo sucedió el domingo 9D, se podría plasmar con el lenguaje coloquial venezolano diciendo, "fue una batalla que dejó en el campo un esterero de muertos".
Oposición y gobierno se distancian de la mayoría de los venezolanos. ¡Y eso es grave!