Otro valiente General español: Don Miguel De La Torre (VII)

Mientras vuelve a pedir el relevo de su mando en América por motivo de enfermedad, y después de seis años de combate, el General español Pablo Morillo se halla doliente del lanzazo recibido en la Batalla de La Puerta, o Semen, ocurrida en el estado Aragua, Venezuela, el 16 de marzo de 1818. Morillo ha recomendado para su cargo al valeroso General Miguel de La Torre. Ya Morillo buscó una solución honrosa con los patriotas americanos lo que incluye el perdonar sus enredos legales y reconocerles los títulos alcanzados en la guerra. Bolívar continúa radical para aceptar la República de Colombia ante los comisionados españoles, mientras Morillo con pesar escribe "puede decirse que se acabó en Venezuela y Nueva Granada la dominación española" y entre impotencia y desilusión cunde el escepticismo. Finalmente se escoge como lugar de las conversaciones a la prócera ciudad de Trujillo, Venezuela, para firmar los acuerdos y tratados que incluyen armisticio, regularización de la guerra, reconocimiento de Colombia y el nacimiento del Derecho Internacional Americano ello entre el 25 y 26 de noviembre de 1820. En Trujillo se firman los tratados entre las partes de Armisticio y Regularización de la Guerra, mientras Bolívar permanece en el cuartel de Sabana Larga y Morillo en el cuartel de Carache. Así finaliza oficialmente la llamada y salvaje Guerra a Muerte en Santa Ana el 27 de noviembre de 1820. Ambos ejércitos y ambos líderes, Bolívar y el anfitrión Morillo se abrazan en dicha ciudad para restañar heridas ocurridas durante la guerra civil y fratricida. El Marqués de La Puerta entrega el mando del ejército español en Tierra Firme al vizcaíno General Miguel de La Torre y Pando el 2 de diciembre de 1820 y el 17 del mismo mes de diciembre el General Morillo embarca en la rumbo a España.

En marzo de 1821 ya se encuentra el General Morillo en Madrid, donde fue muy bien recibido y adeudándole bastantes sueldos atrasados el gobierno español. Allí encuentra a España llena de tumultos y turbas, por obra de la política imperante. Dada la fama que lo envuelve es nombrado el 4 de mayo de 1.821, Capitán General de Castilla la Nueva con residencia en Madrid, y Ayudante de Campo y Gentil Hombre de Cámara de Su Majestad, de donde ante los acontecimientos que subsisten y la situación peligrosa el monarca Fernando VII lo inviste con el cargo de Coronel Interino de Ingenieros de los dos regimientos de Reales Guardias de Infantería, con fecha 1° de julio de 1822, cargo interino por 18 meses manteniendo el orden respectivo y que dimite por presión del repudio popular contra el Rey y para practicar entonces una cura de aguas termales en su delicada salud. En Zarza de Plasencia es detenido el personaje que tratamos y así regresa a Madrid, pensado entonces durante el camino ser más beneficioso un absolutismo practicable que una constitución ingobernable, cosas de la época. El 7 de febrero de 1823 Morillo es nombrado General en Jefe del 2° Ejército de Reserva con mando en Galicia, donde sufre tentativas de asesinato y halla tropas desmoralizadas por múltiples causas, apoyando algunos insurrectos a los franceses invasores, que entran a Madrid sustentando las pretensiones absolutistas de Fernando VII, para acabar con el llamado trienio liberal, acogiéndose así Fernando VII al absolutismo francés.

Pero ante la suspensión del Rey, Morillo allí se erige en Jefe de Estado Provisional del Noreste de España, mientras que para salvar la paz de su gobierno crea un gobierno de tipo dictadura, pero al ponerse de acuerdo Fernando VII con los "Hijos de San Luis" y sin querer el zamorano pactar una rendición con el invasor, el Rey priva del mando gallego al General Morillo, aunque después Su Majestad lo confirme en el mismo mando de Capitán General y de Presidente de la Audiencia. Luego para defender la monarquía y frente a lo anárquico existente Morillo participa en la Primera Guerra Carlista 1833-40, en apoyo a la Reina regente Cristina, vuelve a combatir en Galicia y no pasa nada trágico allí debido a su experiencia, mientras piensa solicitar su dimisión del cargo hasta que le es admitida en Agosto de 1823. Morillo deja su empleo y se une a tropas españolas que mantienen la legalidad del reino, con que rinde las plazas de Vigo y Cataluña, restituyendo luego la paz en Galicia. En 1824, desde La Coruña el 1° de enero se embarca rumbo a Francia por oponerse al régimen absolutista, y de allí viaja a los Pirineos para la cura de aguas medicinales prescrita, mientras las intrigas y purgas se suceden concluida la restauración del monarca Fernando VII. En 1832, nuevamente es Capitán General de Galicia, y también en 1836, pero regresa a Madrid por mayores quebrantos en su salud y la necesidad de su presencia en la Corte. En tiempos de la predicha Primera Guerra Carlista 1833-40 y en apoyo a la Reina Regente Cristina, Morillo lucha contra los absolutistas contrarios que apoyaban al pretendiente real Carlos María de Borbón. Poco después se traslada a París a fin de vivir al lado de su esposa y los cinco hijos, luego de dieciséis años de actividad y lucha con los principios que sustenta. Allá Morillo y su familia se radicarán por seis años, donde fue visitado por altas personalidades francesas y americanas.



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José M. Ameliach N.


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