Una mirada crítica a los que critican a la crítica

Desde hace muchísimo años en el mundo político de la llamada izquierda o sector político que abraza las ideas revolucionarias, se siguen dando debates sobre la conveniencia o  no de decirse las cosas, unas de manera subrepticia, otras de manera pública…pero pareciese que no hay la madurez política suficiente para aceptar y aupar a la crítica, como estrategia intelectual para la retroalimentación del conocimiento y la modificación o rectificación de una praxis determinada, que permita la solidez en el sustento teórico…que induzca a realizar las actividades propias desde una perspectiva transformadora de la manera más adecuada, en beneficio de las grandes mayorías…

Hace aproximadamente cien años, que el gran estadista, teórico y conductor de masas, V. Lenin, ya hablaba de las llamadas “enfermedades infantiles de la izquierda”, entre las que se encontraban, la desconfianza entre sus integrantes, producto de una especie de “complejo de sabio”, de sentirse que saben más que los demás, con el terrible añadido de creerse más revolucionario que los demás…hay personas que militan en el mundo de la izquierda, que se consideran dueños de un “revolucionómetro imaginario”, que les permite cuestionar todo lo que hacen y dicen las y los demás, pero sin la debida autocrítica…

La descalificación a priori es un elemento clave, que se caracteriza por aquellas personas que critican absolutamente todo, que les parece que nada de lo que se dice y se hace, es lo más justo y correcto…estos son los casos, en la que podríamos clasificar en criticonas y criticones, y que se caracterizan por que ni asumen la autocrítica, ni plantean sugerencias o aportes a la crítica permanente y destempladas, que forman parte de sus cotidianidades políticas…

Sin embargo, hay una situación política-cultural, que se ha sembrado de manera dura y profunda en la militancia revolucionaria de los últimos 20 años y son las molestias, incomodidad y rabia que le generan a personas que no aceptan, ni toleran por nada del mundo, que se hagan “críticas al proceso”, ya que de manera impresionante se destapa un ataque bestial en contra de las personas que “se atreven” a decir, lo que todo el mundo dice, pero que no lo debes de decir, por que le estas haciendo “un flaco servicio al proceso” y le estas dando “armas y argumentos al enemigo”…con el nefasto argumento descalificador en el que te comienzan a llamar: salta talanquera, espía, traidor, agente del imperio y todo lo que se les ocurra, por haber incurrido en tamaña osadía, de decir en un momento determinado tus percepciones e interpretaciones sobre la realidad social…y lamentablemente los insultos al mensajero superan en importancia  al contenido del mensaje…

El comandante eterno, Hugo Chávez, decía que era importante para todo gobernante, percibir y actuar en consecuencia, con el binomio dialectico de la crítica y la autocrítica y llegó hasta decir: “Irreverencia en la discusión y unidad en la acción” para clarificar que todo lo público está sujeto a la crítica de las otras y los otros y como decía el Libertador Simón Bolívar, hay que saber escuchar, hasta la más dura de las críticas, para poder corregir…

Los que critican a que se haga críticas, deben revisarse desde lo intelectual – emocional, ya que es probable que tienen sembrado a un fascista por dentro y no se han dado cuenta de que son intolerantes a la diversidad de criterios o a las opiniones diferentes y además, son militantes del pensamiento único…y consideran que la mejor crítica es el silencio…



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Oscar Bravo

Un venezolano antiimperialista. Politólogo.

 bravisimo929@gmail.com      @bravisimo929

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