"Yo no soy un dictador" "¡Tomen nota carajo!"

El discurso y la actuación del presidente Maduro de hace unos días atrás en el Congreso de los Pueblos no tiene desperdicio. Someter esa intervención a un análisis del discurso nos permitiría comprender mejor algunos aspectos de la actualidad política y lo que se avecina en el seno del chavismo. Pero en esto no se agota, ese discurso provee material para varios tipos de análisis. Por ejemplo, el formato estadounidense de la presentación del presidente podría ser considerado como evidencia de la presencia de asesores políticos extranjeros en Miraflores. Es evidente que el presidente mostró no estar acostumbrado a este formato, quedó claro al pedir disculpas por dar la espalda a una parte de la audiencia. En este breve artículo solo me referiré a la insistencia del presidente Maduro, durante este discurso, en afirmar que él no es un dictador y las premisas en que se apoya.

Antes, unas palabras acerca del trabajo de Lakoff sobre el discurso político. Un celebrado libro de este académico estadounidense se titula "No pienses en un elefante". Este título se refiere a un ejercicio que hace Lakoff el primer día de clases con sus estudiantes, les pide que no piensen en un elefante y eso es precisamente lo que ellos hacen. Dice Lakoff que cuando un político da declaraciones afirmando que no es un corrupto, la audiencia asume lo contrario. Por mucho que un político afirme que no es esto o aquello, la mayoría de quienes le oyen pensaran lo contrario. Primer consejo para el presidente Maduro: no siga con esa campaña donde afirma no ser un dictador. Los tiros van por otro lado. En otro momento me referiré a otros aspectos del trabajo de Lakoff que pueden ser de utilidad en cuanto al cambio del discurso político.

Otro asunto a considerar es que los políticos no se juzgan por lo que dicen sino por lo que hacen. Los diversos enfoques posmodernistas en las ciencias sociales han tenido una enorme influencia en algunos sectores políticos en nuestro país. Muchos de nuestros políticos han asumido que la realidad se construye con el lenguaje, que no existe objetivamente una realidad independiente de las personas que la conocen, que se trata de una construcción social. Maturana, biólogo chileno muy apreciado en ciertos círculos chavistas, llegó a afirmar que Pinochet era un demócrata porque "lenguajeaba", usaba un lenguaje democrático. Muchos políticos chavistas piensan que con palabras se gobierna, que con hablar de una forma de la realidad entonces la realidad existe de esa forma. Desde esta perspectiva, hablando todos los días del plan de recuperación y prosperidad económica se logrará la recuperación y la prosperidad económica.

Juntando esos dos comentarios anteriores tenemos pues que afirmando que no es un dictador, el presidente Maduro no logrará convencer a muchos de lo contrario y que solo por lo que dice, mientras hace otra cosa, mucho menos logrará convencer a sus oyentes. Ya nos explica Lakoff los mecanismo cognoscitivos que hacen que pensemos en lo contrario que un político afirma no ser. Dejaré este asunto hasta aquí. Más fácil de ver es la discrepancia entre el discurso del presidente Maduro y sus actos durante el discurso referido. En varias oportunidades el presidente afirmó que él no es un dictador. Pero en muchas más oportunidades actuó de forma totalitaria. Solo una muestra. En un primer momento mandó a callar a la gente, le pidió que no gritarán más consignas, que guardaran silencio, que le prestaran atención porque el tenía cosas muy importantes que decirles. El presidente dejó bien claro que él no fue a ese congreso a oír a los pueblos, el fue a que los pueblos le oyeran a él. Luego, por un momento le sorprendió el silencio que reinaba en el lugar. En un segundo momento, de manera bastante autoritaria le gritó a las y los presentes: "¡Tomen nota carajo!". Recordándole que estaban allí para recibir ordenes, las cuales tenían que anotar en silencio.

El presidente Maduro afirma con frecuencia que él no puede ser un dictador porque se crió en un barrio, fue dirigente estudiantil, fue sindicalista y chofer de autobus por un tiempo. Y sigue repitiendo ese argumento todos los días. No se realmente quién se lo aconsejó o si es su ocurrencia. Lo cierto es que es un argumento muy débil. No resulta muy difícil encontrar numerosos contra ejemplos a ese razonamiento. Sin ir muy lejos, revisemos la biografía de los dictadores venezolanos y podemos constatar que ninguno de ellos provenía de los grupos pudientes de su época.

Para concluir, si el presidente Maduro no tiene en mente convertirse en un dictador está haciendo un muy mal trabajo tratando de convencernos de lo contrario.



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Julio Mosquera


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