¡Huele a pólvora!

Viene el dos de febrero. El día sábado se cumplen los 8 días que le dio la Unión Europea a Nicolás Maduro para que haga elecciones, de lo contrario reconocerán al señor aquél. Para el sábado están convocadas dos marchas: una de la derecha dislocada, tal vez se concentre en terrenos del este, como siempre, y la otra del chavismo, se agrupará en la Avenida Bolívar, según informó Diosdado Cabello. La pelea es peleando. Mientras tanto, los guerreristas de Trump siguen en su afán de amenazar con un golpe de Estado en Venezuela. Lo asumen abierta y descaradamente, y siguen mandando señales con el fin de sembrar miedo en la población venezolana. Las redes sociales están que revientan. Y el olor a pólvora lo sienten en narices de los traidores.

Más cerca que lejos, se oyen los tambores de la guerra. El cielo patrio está cubierto de una nube de pólvora invisible para los tontos, cuyo olor apesta a traidores. Están sorprendidos. No saben que olor es ese. Ni quien lo generó. Están asustados porque las primeras víctimas de las balas asesinas que vienen del norte serán para los traidores. No existen bombas solo mata chavista, o baja solo mata chavista. No hay selección que valga. Están chorreados, confiados en que la bota gringa les hará el trabajo. Sin importarles un pito las violaciones a nuestras mujeres, como siempre lo han hecho, inclusive en Colombia, con la anuencia de los gobiernos colombianos. Pero los familiares de la cúpula apátrida y están fuera del país. Están a salvo.

Me dijo un compadre, "los cobardes están perdidos. No encuentran hacia donde correr. Mientras la bota gringa, con sus fusiles amedrentadores, y sus cascos de mierda, sueñan con pisar tierra sagrada de nuestros antepasados, gracias a la complicidad de los traidores encabezados por un loco desmadrado. Ellos quieren guerra. Quieren invasión. Quieren que Trump tumbe a Maduro y proceda a borrar al chavismo del mapa de Venezuela. Como el poderoso, dueño del mundo, dijo que ellos (los gringos) no ayudarían a "liberar" nada, sino había dólares seguros y por montones, ya que no seguirían haciendo el papel de "tontos útiles", que dejaron de ser "guevones". Por lo tanto, el nuevo mesías de la derecha le ofreció a su salvador el Esequibo y la faja petrolífera del Orinoco, las minas de oro y otros minerales con asiento en el Sur del estado Bolívar. Con eso le pagan al invasor… ¿Y cómo quedaría el país? Sencillamente destruido".

Los lacayos se han despertado con los ecos mortíferos de los cañones gringos. Las bombas caen sobre hospitales, liceos, universidades, matando a niños, mujeres y hombres, sin que les martille la conciencia de los marines llamados y aclamados por la derecha apátrida, y éstos metidos en los baños, chorreados, después que pedían a gritos "invasión, invasión, invasión…". También se ha despertado mi compadre, y me dijo, con los ojos pesarosos: "Compadre, soñé que nos estaban invadiendo los gringos" Y yo le respondí: "Nada compadre, era solo un juego. Donde ronca tigre no hay burro con sueño… Aquí hay mucho pueblo chavista. Aquí hay mucha dignidad, y, sobre todo, aquí hay muchos cojones para defender lo nuestro… NOS VEMOS EL SÀBADO EN LA AVENIDA BOLÌVAR.

LA ÑAPA:

Alerta, alerta, alerta… No se dejen llevar por las redes sociales. No le paren. Esas redes son aliadas del enemigo del pueblo venezolano. Quieren, con sus mensajes plenos de mientras, atemorizarnos y llenarnos de miedo. Esa es un escenario virtual, pero peligroso si nos dejamos envolver en sus madejas. Ojo, no le paren a esas mentiras que están rompiendo los cristales. Manténgase serenos… La victoria será nuestra.

 



Esta nota ha sido leída aproximadamente 1773 veces.



Teófilo Santaella

Periodista, egresado de la UCV. Militar en situación de retiro. Ex prisionero de la Isla del Burro, en la década de los 60.

 teofilo_santaella@yahoo.com

Visite el perfil de Teófilo Santaella para ver el listado de todos sus artículos en Aporrea.


Noticias Recientes:

Comparte en las redes sociales


Síguenos en Facebook y Twitter



Teófilo Santaella

Teófilo Santaella

Más artículos de este autor