Esta pava roja rojita

De tanto nombrar al maligno, la oposición terminó por expeler azufre por donde pasa. Derrotada sin atenuantes en once procesos electorales, así como en los atajos que buscó en pésima hora para ella, optó por recurrir a la superstición militante. Nada, todas las predicciones de sus astrólogos se perdieron en el agujero negro de los deseos infértiles. Impotente, se refugió entonces en lo que denomina la pava negra o ciriaca.

La cosa es cómica de verdad, aunque para los crédulos opositores casi bordea la tragedia. A estas criaturas todo les sale mal pero, al verse en el espejo, éste les devuelve el rostro de Chávez. Entonces proyectan en el odiado reflejo todo lo malo que les ocurre. Y no se trata de una imagen literaria sino de ese fenómeno que en sicología básica se llama proyección.

Fue así como nació el cuento de la “pava negra” que supuestamente padecía el “rrrrégimen”. Se trataba de meterle en la cabeza a las bases opositoras que todas las derrotas que su dirigencia les provocó, desde 1998 hasta el referéndum de 2004, en realidad afectaban al llamado oficialismo.

Así han pasado los años, en una obstinada lucha de la superstición contra la realidad. De ésta se huyó primero a través de la virtualidad, de ese mundo irreal que construyeron los medios. De esta situación anormal se pasó a una dimensión paranormal y, de aquí, a la “pava negra o ciriaca”. La divulgación de ésta se encargó a columnistas, opinadores inopinados, caricaturistas que ya son su propia caricatura, intelectuales otrora de izquierda que hoy retozan con la derecha e historiadores de erráticas historias.

A pesar de tan doctos promulgadores, la pava negra no terminaba de convertirse en “matriz de opinión”. La razón resultaba sencilla, casi obvia: los divulgadores de la pava eran realmente los empavados. No pegaban una. Las perdían todas. La última fue cuando se pusieron a lanzarle loas y halagos al reelecto presidente Lula Da Silva y éste vino a Venezuela a levantarle la mano su amigo Hugo Chávez Frías. Se quedaron mudos, patitiesos.

En materia internacional, Bush era derrotado en la ONU y en los propios Estados Unidos. Un poco más al sur, el comandante Daniel Ortega resultaba electo presidente de Nicaragua, cuando todavía estaban frescas las palabras de su camarada Tomás Borges: “Con Chávez y Fidel… hasta la muerte”. El diablo aleteaba así sobre esta sulfurosa y derrotada oposición.

Algunos teóricos de la derecha pensaban que la pava ciriaca llegaría por el lado económico. Ocurre que el precio del petróleo se ha mantenido todo el año por encima de los 50 dólares el barril. Esto los tiene al borde de la histeria y la rabia. Con un crecimiento de 9%, el más alto de América, la alegría de la gente se nota en las calles, centros comerciales, agencias de vehículos, puertos y aeropuertos.

Por si faltaba algo, en lo deportivo, Venezuela le propina tremenda derrota a Estados Unidos en el mundial de voleibol y se baña de oro en los juegos suramericanos. Si todo eso es mala suerte, se trata de una pava roja rojita. En cambio la pava lúgubre, como la tarjeta de su derrota, parece haber caído sobre el fúnebre y desangelado Rosales y su pavoso y empavado comando. ¡Zape, gato y vade retro!

earlejh@hotmail.com



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Earle Herrera

Profesor de Comunicación Social en la UCV y diputado a la Asamblea Nacional por el PSUV. Destacado como cuentista y poeta. Galardonado en cuatro ocasiones con el Premio Nacional de Periodismo, así como el Premio Municipal de Literatura del Distrito Federal (mención Poesía) y el Premio Conac de Narrativa. Conductor del programa de TV "El Kisoco Veráz".

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