"De sólo escuchar el nombre de Diosdado, me crispo y siento una profunda arrechera, pero no se le puede negar su profunda lealtad a Chávez… A ese tipo no lo puedo escuchar, hablando sus mariqueras, pero no se le puede negar su compromiso y su enfermiza lealtad… ¡Que tipo tan arrecho¡". Esas palabras corresponden al señor Ossman Pérez. Un lector de la oposición, que lee mis artículos publicados en el portal de Aporrea. Sus palabras me las envió a mi correo, después de leer mi artículo "Diosdado: un motivador auténtico".
Otro lector, cuyo nombre me reservo, por razones obvias, me dijo: "Eres un jala bola de lo peor… Viejito enclenque, porque no terminas de morirte. Pero debo reconocerte el valor que tienes al defender y endiosar a un hijo de p… como ese, que, es un guerrero, lo reconozco, y pareciera ser el único, dentro de esa dirigencia chavista, que tiene las bolas bien puestas. Que dice las cosas por la calle del miedo, sin tapujos. Te juro que le tengo la mayor arrechera que se le puede tener a un chavista, pero honor a quien honor merece. Tiene cojones de sobra, y tiene palabra. Por algo Guaidó se reunió con él…".
Bueno amigo, lector, así reaccionan mis lectores, mejor dicho, algunos de ellos, ante mis escritos. Me escriben cosas peores, pero yo, como hombre tolerante y de paz, los acepto y les respeto sus puntos de vista. Este país es de todos. Y todos podemos, dentro de un marco de respeto, decir lo que queramos, desde el punto de vista ideológico y político. Tampoco pido cacao. No soy de esos hombres que le teme enfrentar, con palabras e ideas, ningún tipo de controversia. Tengo un bojote de años bien cumplidos, pero aún, a pesar de mis enfermedades, con fuerza suficiente para actuar, por lo menos desde mi computador. Gracias a Dios mi cerebro está afilado, y mis ideas fluyen indetenibles, como un río abierto que persigue llegar al mar, a pesar de lo abrupto del terreno.
Investigué un poco sobre el concepto de "Arrecho" en Venezuela, ya que en otros países también existe con significados diferentes. Si un chamito, por ejemplo, hace algunas travesuras que molestan al padre. Este replica, con voz fuerte y decidida: "Fulanito no me hagas arrechar". Es decir, él quiere dejar sentado que su hijo no debe insistir en la travesura porque lo va molestar y lo va a hacer poner bravo. Pero también se manejar otro significado. Por ejemplo: Un tipo arrecho es aquel hombre valiente y corajudo, con las bolas bien puestas que, mientras otros piensan, él actúa y soluciona problemas en dos por tres. Actúa rápido, seguro y con resultados altamente positivos. A ese tipo de hombre se le atribuye condiciones de "arrecho".
Pero para mí, Diosdado Cabello, no sólo es un tipo arrecho, sino que es, además, un guerrero. ¿Qué significa ser un guerrero? No es aquel que desea la guerra y la promueve. No. Un guerrero es aquel hombre que está preñado de sueños y lucha por hacerlos realidad. Es un hombre movido por convicciones e ideales y goza de tremenda confianza en sí mismo. Es como se dice en el argot boxístico: un fajador nato. Pleno de ideales y de sueños que busca cumplirlos, no para su comodidad y confort, sino para otros, para su pueblo. Para servir a su pueblo, de la mejor manera, y coadyuva a que el país logre satisfacer, integralmente, sus ciudadanos, en la búsqueda de un mejor vivir. Un guerrero así, sus ideas vale oro, pues no sabe de trampas y engaños. Es trasparente, como el agua clara de un manantial, y su palabra vale más que un papel firmado, sellado y notariado. Un guerrero primero piensa en servir a su pueblo que en sus intereses personales. Un tipo arrecho y guerrero a la vez, cuenta con una voluntad inquebrantable, indomable e invencible. Su energía es tal que nada le parece difícil, y trata de contagiar a otros con su voz, con sus actos, con sus ideales y con su accionar perseverante.
LA ÑAPA:
Yo no sé si Diosdado es tan revolucionario como lo soy yo, modestamente hablando, o como lo es Rómulo Henríquez. O el mismísimo Moralito ( Cap. Víctor Hugo Morales, uno de los jefes del Porteñazo), quien a sus 92 años a cuesta no duda en tomar un fúsil, si fuera necesario para defender a la patria. La dignidad de un revolucionario se mide con el tiempo. Yo estoy viviendo mis últimos años de vida. Son muchos años recorridos en una misma línea. Igual el camarada Rómulo y Moralito, quienes son de mi época, pero el señor Cabello es joven. Le queda mucho tiempo por delante. Tal vez llegue a ser presidente de este país, pero no sé si perdurará en él la misma fiebre que lo plena hoy. Es cosa de tiempo, pero lo que sí puedo decir, sin que me quede nada por dentro, es que es un tipo arrecho, guerrero, fajador, auténtico y original… Es un vergatario que se echó al hombro al PSUV, motivándolo para seguir en la calle, pero sobre todo, incentivando a la gente chavista a elevar su grado de conciencia, y mantener la esperanza cierta de una revolución irreversible. Tanta acción, sin pensar en que el cuerpo aguanta y aguante, y luego pasa factura... No se puede tensar la cuerda demasiado… Más nada.
Puerto Ordaz, 12 de febrero del 2019.