El pasado de 11 de febrero, el New York Time publicó en su cuenta tweeter en Español, que "las sanciones estadounidenses que parecían encaminadas a dañar al gobierno de Nicolás Maduro, han perjudicado más a la ciudadanía de Venezuela." Valga decir, "las sanciones de Estados Unidos perjudicarían primero a los venezolanos."
Un hecho que no es nuevo en la forma de actuar por el Imperio del Norte contra aquellos países ricos en recursos naturales que se declararon independientes y soberanos en cuanto al manejo de la política del Estado sobre sus riquezas naturales en beneficio de su población y no de las empresas transnacionales.
Muchas experiencias están plasmadas en la historia universal sobre las consecuencias que han dejado las sanciones y bloqueos económicos imperiales. Donde Naciones más poderosas aprietan fuertemente a las más débiles al mejor estilo bárbaro, medieval o colonial, siendo las primeras víctimas la población de a pie, la sociedad civil.
El bloqueo económico bajo el pretexto de sanciones unilaterales por Estados Unidos pretende ser asfixias financieras a nuestro país. ¡Claro que nos afectan! Porque somos un país con una estructura económica abierta al mundo global, que alguna vez creyó en las libertades económicas que pregonaban los diseñadores del mundo globalizado desde finales de los años setenta del siglo pasado.
Porque nos hicimos cada vez más dependientes de los ingresos petroleros y de las importaciones de productos alimenticios y farmaceúticos, así como de maquinarias, equipos e insumos petroquímicos provenientes de las grandes transnacionales norteamericanas. Que se compraban utilizando el sistema de pago internacional estadounidense, ahora bloqueado para nuestro país de manera unilateral por el gobierno Trump. Esto con el fin de ponernos de rodillas, intentar crear una "crisis humanitaria", y por medio de sus corporaciones mediáticas, hacerles creer al mundo que realmente necesitamos una "ayuda humanitaria", que no dice que la crisis fue generada por ellos mismos.
Esta estrategia imperial no es nada nueva. En La historia de Latinoamérica se ha demostrado que las crisis económicas comienzan y terminan con un desbalance comercial con el exterior, en la balanza de pagos, ya sea por una caída de los precios internacionales de las materias primas, una fuga masiva de divisas, por restricciones financieras internacionales o por retrasos en el pago de la deuda externa.
La historia universal también nos ha enseñado, que detrás de esas supuestas "ayudas humanitarias", lo que vienen son "perros de la guerra" y mercenarios para intentar desestabilizar y crear guerras civiles entre los pueblos…… Quieren generar una implosión social interna que cree las condiciones para la incursión extranjera en nuestro territorio. Como vemos, el cuento ya es repetitivo en los anales de la historia política mundial.
Es por lo anterior, que ninguna persona en el mundo debe seguir aceptando que las amenazas bélicas de países con desarrollo militar y guerreristas pongan de rodillas a Gobiernos no aliados a sus intereses imperiales. Mucho menos debemos aceptar que en pleno siglo XXI nos lleven a los tiempos cuando éramos "Estados Unidos de Venezuela".
Aquí en nuestra Nación es el pueblo por medio de la votación directa y secreta quien decide la persona que se sentará a gobernar desde el Palacio de Miraflores, como lo manda la Constitución. Y así fue que ocurrió el 20 de mayo de 2018, cuando 6.245.862 personas del pueblo decidió que Nicolás Maduro ganó en forma democrática con un 67,84% de la votación, derrotando por "paliza electoral" al mejor candidato que tenía la oposición en ese momento que era Henry Falcón, que sólo obtuvo 1.927.387, que representó el 20,93% de los votos escrutados.
Como vemos, el pueblo eligió a Maduro como presidente de la República Bolivariana de Venezuela como lo reza la Constitución y no al presidente de los Estados Unidos de Venezuela, Juan Guaidó, como lo quiere hacer ver el gobierno de Donald Trump, sus aliados imperiales de Europa y los gobiernos de ultra derecha en América Latina.
Es por eso que aquí no puede haber nuevas elecciones presidenciales hasta el año 2025, porque así lo decidió el pueblo en nuestro territorio, y no en la Casa Blanca, por el Club Bilderberg, la Exxon Móbil u otro grupo financiero que sienta amo del mundo.
Sólo grupos económicos y políticos desesperados y hambrientos por nuestro petróleo y demás riquezas naturales exquisitas que tenemos, son capaces de bloquear nuestras finanzas internacionales, nuestras importaciones de alimentos y medicinas a fin de infringir daño a la población con fines de desestabilización y miseria a costa de generar una implosión social o guerra civil en nuestro país.
Lo más triste es ver como personas nacidas en nuestro territorio, rico por naturaleza, avalan eso. Son capaces de promover injerencias e intervención militar extranjeras a cambio de que otras naciones se apropien de nuestro patrimonio común. A esas personas el Código Penal venezolano los tipifica como "Traidores a la Patria", porque son "delincuentes de cuello blanco", capaces de vender su país a las transnacionales "por dos lochas" a cambio de la destrucción por la venganza hacia un pueblo revolucionario que los ha derrotado en diversas contiendas electorales.
Finalmente una reflexión: Si se permite que EEUU y la oposición de derecha venezolana logre un adelanto de presidenciales se estaría generando un mal precedente para las democracias de los países con grandes riquezas naturales. Se estaría dando un paso firme hacia un Nuevo Orden Mundial Oligárquico. Incluso, en pleno siglo XXI, estaríamos volviendo a tiempos de las monarquías absolutistas y de emperadores promovidos por las élites más poderosas del planeta, los globalistas-corporativos, como un primer paso para la vuelta a la esclavitud y los genocidios justificados en tiempos postmodernos.
Es por eso, que contra esa forma de "absolutismo global" en lo financiero y en lo militar que nos quieren imponer desde el Imperio del Norte, que por cierto fue una práctica muy usual desde el siglo XIV hasta la primera mitad del XIX en nuestro planeta, se justifica cualquier tipo de revolución que los detenga.
Sobre todo, una revolución que pregone la independencia, la heterogeneidad ideológica y social, así como, la soberanía y autodeterminación sobre el manejo de nuestras riquezas como la venezolana, en función de disminuir la desigualdad, la búsqueda el desarrollo sostenible y la paz, para el provecho de toda la población venezolana.
#victimastoday
#vamosAtriunfar