Debemos insistir en el tema, ya que los diputados del PSUV se aferran a la idea de que si no fuera por la "guerra económica" se estuvieran viendo los frutos del plan capitalista de Maduro, llamado de "prosperidad y progreso económico".
Lo primero que hay que aclarar es que Chávez irrumpe en el escenario de la política nacional, entre otras cosas, porque hay una guerra económica, política y social en contra de los que menos tienen y más trabajo pasan, una guerra de clases que está pendiente librar en Venezuela, y que él lo hace, la libra, consciente o no. Cuando se reclama justicia no se piensa exactamente en la "libertad de pensamiento" o de "expresión", como lo hace la pequeñaburguesía, de la clase que sea (eso es después, cuando tenemos qué "pensar" y cómo y con qué "expresarnos"), la mayoría de la veces se empieza por el estómago y la salud. Cuando se reclama justicia es porque estamos decididos a dar la guerra a los que más tienen y pueden, a los que nos quitan el pan y la libertad, en favor de los que no comen y son esclavizados; estamos decididos a enfrentar la guerra que hace a diario el capitalismo en contra del resto de los seres vivos de la tierra (toda la naturaleza incluida); esa guerra, técnicamente hablando, es económica.
Un grupo muy pequeño de familias se apropia de los medios de producción, incluida la fuerza de trabajo humano, y de la riqueza que se produce –estamos hablando de economía –; o sea, te explotan y luego te esclavizan, obligando al trabajador asalariado reventarse por dentro y por fuera para subsistir; no para vivir, en el sentido más existencial, filosófico, más "jipi" del término, sino para "medio comer", "medio dormir", "medio sostenerse sano", y seguir trabajando –seguimos hablando de economía –, con la esperanza de que algún día haya un "golpe de suerte" y libere al pobre de su calvario; que llegue la muerte, una jubilación, un premio de la lotería… ¡la economía, pues!. Toda nuestra vida de esclavo trabajador gira en torno a cuanto tenemos en el bolsillo y en el estómago, alrededor de nuestra economía, todo lo demás es lujo.
Cuando decidimos cambiar el orden de las cosas y nos lanzamos a la protesta, y luego a la revolución, comenzamos a hacer resistencia a la eterna "Guerra Económica" que ha sostenido el capitalista y el capitalismo en contra de quienes hacemos de pilares del sistema de producción capitalista, a saber: los trabajadores, los obreros, los campesinos asalariados…, es decir: los históricamente expropiados.
Sin embargo, solamente hacemos la guerra verdadera a de los capitalistas cuando amenazamos su forma de propiedad, su sistema de expropiación y explotación y sus privilegios; de los contrario, ¡estamos en su juego, no hay de qué quejarse!.
Este es el caso de Maduro y sus diputados "latosos", que entran en el juego capitalista y se quejan de que "el alacrán pique a la rana". Y como los capitalistas no pueden actuar en contra de su propia naturaleza, de pronto dice Maduro y Cia –o sea, la rana –: "nos están haciendo trampa, nos están haciendo un guerra económica". La pregunta es ¡A quién se la hacen! ¿Al pueblo?: esa guerra ya es vieja, ¡siempre ha sido así desde que existe amos y esclavos!, por eso están las revoluciones sociales, y en particular, las revoluciones socialistas, para frenar esa guerra, o por lo menos emparejar la pelea en la lucha de clases.
La "guerra económica" de Maduro no es otra cosa que una "infidelidad" de sus socios capitalistas para con ellos –políticos tan petulantes como ingenuos –, que creen que con las reglas del juego capitalista y con las reglas del juego de la democracia burguesa pueden "convencer" a los grandes propietarios, inclusive a los imperios, de que sean justos, democráticos, igualitarios, incluyentes, amables, fieles, generosos como los héroes de las telenovelas mexicanas.
Si Maduro no hubiese comenzado ese "diálogo" que hundió a Venezuela, con los "empresarios patriotas", lo que es un contrasentido (lean: "El diálogo que hundió a Venezuela Por: Andrés Palazón", en Aporrea, del año pasado) es decir, con esos pícaros Mephistófeles, las cosas estarían por lo menos más claras. Si Maduro (Maduro tiene seis años en el gobierno, no uno, ni dos, ni tres, ¡tiene seis años mandando, o haciendo como…!, meando fuera del perol) se hubiera acercado más bien al chavismo, escuchado las demandas de los trabajadores, de todos aquellos que fuimos el sustento político de su mandato y ahora de su poder, ¡las cosas ahora serían distintas!; si Maduro hubiera tenido claro el rostro del enemigo y se lo hubiese mostrado a la base –esa base donde se asienta su poder –; cuál era y en qué lado ideológico de la guerra se encontraba el enemigo, las cosas no hubieran llegado hasta este final de tragicomedia, a este estado de incertidumbre y confusión…
…Si no hubiera entregado nuestros fondos de reservas de forma reiterada a los "empresarios patriotas"; si no hubiese endeudado el país a los chinos y rusos, si no hubiera quebrado a PDVSA y prepararla para su privatización, si no hubiese deshecho los planes, o por los menos el sentido de los planes independentistas de Chávez, no estuviéramos, nosotros los chavistas de a pie, atados de manos, y el gobierno postrado, agarrado por los testículos, y haciendo el ridículo preparando una especie de "contra ofensiva hitleriana" para resistir a un ejército Rojo invencible, una resistencia con miles de venezolanos cansados, desmoralizados, engañados cientos de veces, sin ánimos para otra cosa que no sea dejarse llevar (no se vieran por la red los "ejercicios militares" y detrás un público divirtiéndose con ellos y tomándoles fotos, a manera de burla)…
A estas alturas del partido todavía los diputados del PSUV (Diosdado incluido) insisten con lo de la "guerra económica"; pareciera que el pobre gobierno de Maduro es calumniado todos los días, que TODO lo ha querido hacer bien y con muy buena voluntad, "pero, es que la guerra económica no lo ha dejado"…. ¡No sabemos qué decir, si es cinismo o es idiotez!, lo más probable es que sean las dos cosas.