Desde 1999 la revolución liderada por Hugo Chávez derrotó a los sectores intervencionistas en todos los terrenos, tanto electorales como los violentos. Todos los ataques recibidos se enmarcaban en lo que se conoce como golpe suave, un golpe de lenta evolución que gradualmente va creando las condiciones para asestar la arremetida final. El patrón de acción se compone de tres etapas; a) precalentamiento, que busca legitimidad mediática, b) calentamiento, donde todo el oposicionismo presiona la salida del gobierno con pronunciamientos o la toma física de la calle, c) punto crítico, esta relacionado a un evento desencadenante que materialice el golpe. El patrón descrito del golpe suave es a su vez un plan operativo dentro de un plan estratégico mayor de ataque, la guerra. Venezuela es objeto de un nuevo tipo de guerra donde es atacada por todos los ámbitos de la sociedad, vulnerando al Estado/nación y sus componentes (gobierno, territorio y sociedad), el golpe suave (o estrangulamiento por asfixia) es su mecanismo para la embestida final.
El gobierno revolucionario con Hugo Chávez (1999-2012) supo derrotar todos los ataques, inclusive cuando la revolución era derrotada en alguna batalla política él lo convertía en una victoria moral. Entre 1999 y el año 2006 la ofensiva intervencionista fue golpe, intento de magnicidio y elecciones. En vista de fallar todas las formas se decidió implementar una estrategia más compleja y de largo plazo, un nuevo tipo de guerra. La dinámica venezolana se caracterizó por: a) avance en la transición a un modelo político socialista, independiente y soberano. b) neutralización exitosa de los sectores intervencionistas desplazados que insisten en retomar los privilegios perdidos. c) gobierno eficiente que logra satisfacer las necesidades del pueblo, específicamente con las misiones sociales.
Los frentes de batalla con Chávez iban alternándose y variando su intensidad dependiendo de la coyuntura, en lo económico, lo mediático, lo político, orden interno, entre otros campos. Por ejemplo la técnica del desabastecimiento programado inició en 2006, las protestas violentas masivas en 2007 y 2008, caída del precio del petróleo en 2009, instalación de 7 bases militares estadounidense en 2010, son algunos ejemplos, cada vulnerabilidad revelada en los ataques eran corregidas y superadas. El gobierno de Chávez pudo; a) implementar un modelo político eficiente, b) elevar el nivel de conciencia del pueblo, c) vencer pacífica y electoralmente los ataques, d) revalorizar los recursos estratégicos de Venezuela, e) representar un liderazgo mundial antiimperialista. Estas son las razones para que fuera atacado con técnicas no convencionales para sacarlo del camino.
El golpe suave con Hugo Chávez se desarrollaba con la etapa de precalentamiento, los medios validaban en discurso intervencionista para legitimar el golpe, luego el calentamiento con pronunciamientos y protestas pacíficas y violentas en las calles, todo desembocaba en un desenlace típicamente electoral que Chávez ganaba holgadamente, en promedio lograba 10 puntos por encima de sus oponentes, llegando a sacar hasta 25 puntos de ventaja, era imbatible. La muerte de Chávez apostó a que luego de legitimar un discurso intervencionista y llenar de protestas violentas las calles su sucesor, sin importar quien fuera el nuevo presidente, no tendría al apoyo político ni los votos para vencer. El cálculo fue correcto y al morir Chávez fue elegido Nicolás Maduro con menos de 2% de diferencia, una de razones es que una gran parte del sector revolucionario no fue a votar pensando que ganarían con ventaja, igual que siempre. A partir de allí la guerra arreció, atacando desde todos los frentes y en su máxima intensidad, aventurándose a un golpe efectivo o, en el peor de los casos, deteriorando la calida de vida del venezolano para que, por desespero y cansancio vote por una alternativa oposicionista.
En el período de Nicolás Maduro (2013-2018) vemos como han convergido, al mismo tiempo, todos los ataques que tuvo Chávez de manera permanente. Los frentes que han tenido más impacto son los más vulnerables, reconocido por Chávez, el comunicacional y el económico. Junto con esto se suman los efectos de la quinta columna estatal que, de manera impune, logró crear otros puntos de entrada al enemigo como PDVSA (caída de la extracción e ingresos), el sistema de energía eléctrica (seguridad vulnerable) y, algo muy peligroso, la seguridad presidencial. El magnicidio sigue vigente, como vimos públicamente en agosto de 2018, con el ataque promovido por Colombia con drones a Nicolás Maduro.
No obstante la guerra actual no ha pasado a su fase de violencia material, Maduro en un escenario muy complejo ha logrado vencer, igual que Chávez, los ataques pacíficos y violentos. Pero no debemos descuidarnos, las investigaciones sobre la muerte de Chávez apuntar a la traición de unos pocos en puestos estratégicos. No hay conclusiones definitivas pero hay hechos suspicaces, como el asesinato en Estados Unidos de una persona que podría estar implicada, otros dos sospechosos que viven protegidos en ese país. Las dudas sobre su muerte fueron despejadas, las evidencias demuestran que sí fue asesinado. Lo que se está determinado ahora son los detalles, complejidad y sus actores materiales. Sin importar el cómo y sus autores materiales tampoco hay duda de quienes son los autores intelectuales, el gobierno imperial de Estados Unidos.
El nuevo tipo de guerra tiene dos estrategias de ataque; la violencia psicológica es la vanguardia y, ahora se quiere pasar a la violencia material. Venezuela vive momentos difíciles donde fuerzas antagónicas chocan, las revolucionarias en busca de transformar la realidad social versus las contrarrevolucionarias que se empeñan en recobrar sus privilegios por cualquier vía. Lamentablemente la oposición democrática venezolana desapareció, los pocos reductos que quedan evitan pronunciarse en contra del golpe y la guerra por temor de las represarías de sus compañeros de militancia.
La oposición de base se quedó huérfana de dirigentes políticos serios, una parte de sus votantes han perdido toda motivación por el voto gracias al discurso abstencionista, otro sector reconoce que la alternativa al gobierno de Maduro es mucho peor que lo que se critica y, otra parte la oposición más extrema se ha ido del país. Estas son las razones por las que aunque se enorgullezcan de tener el apoyo del 90% del pueblo no han ganado (ni ganaran) las elecciones presidenciales. Esto es una señal negativa para la paz de Venezuela porque la única alternativa que les queda, en vista de no tener líderes que consoliden una fuerza política democrática, es la fuerza, la violencia.
La revolución es irreversible, millones de militantes hemos defendido la Patria con los votos, con marchas, con participación protagónica y con paciencia estratégica. Un principio clave en el nuevo tipo de guerra es la provocación (el jiu-jitsu político lo llaman ellos), provocar al gobierno o al militante para que actúe y se logré una excusa mediática que avale el golpe. ¿Cuándo ganaremos? Mientras que le demos poder al pueblo habrá nuevas batallas y enemigos, no hay un horizonte final, es una lucha de generaciones. Cada vez que alguien aprende a leer, se cura al enfermo o se concreta el Buen Vivir para todos los venezolanos, sin distinción, se logra una victoria.
Esta demostrada la disciplina y fuerza revolucionaria en tiempos de paz, pero de imponerse otro escenario, el intervencionismo comprobará de que son capaces los hijos de Chávez. Nicolás Maduro ha sido ratificado con una victoria electoral incuestionable, legitimada por la participación de la oposición. En medio de situaciones muy complejas nuestro Comandante en jefe Nicolás Maduro ha tomado decisiones que el pueblo siempre ha acatado, en las buenas y en las malas. El pueblo tiene conciencia de su potencial y su deber, Chávez despertó a un pueblo que no cederá a chantajes ni amenazas.
Hay dos millones de soldados y milicianos dispuestos a defender palmo a palmo, casa por casa, en cualquier intento de invasión o intervención de cualquier tipo. Todos quienes apoyen una intervención serán neutralizados, los inspectores de precios saldrán fusil en mano a detener a los especuladores, todos los enemigos en todas partes serán barridos. "Cualquiera que, dentro o fuera del territorio nacional, y a tiempo que Venezuela se halle amenazada de guerra extranjera, favorezca, facilite o ayude directa o indirectamente, con revueltas intestinas, o por medio de actos de perturbación del orden público, las miras, planes o propósitos de los enemigos extraños y no se aparte de aquellas revueltas, ni se retraiga de dichos actos a la primera intimación de la autoridad pública o por propia o espontánea deliberación, será castigado con presidio de doce a veinticuatro años", artículo 131 del Código Penal venezolano.
"No faltarán los que traten de aprovechar coyunturas difíciles para, bueno, mantener ese empeño de la restauración del capitalismo, del neoliberalismo, para acabar con la patria. No, no podrán, ante esta circunstancia de nuevas dificultades -del tamaño que fueren- la respuesta de todos y de todas los patriotas, los revolucionarios: es unidad, lucha, batalla y victoria". Hugo Chávez. 8 de diciembre de 2012.
Subdirector de CIEPES, asesor de SECODENA.