El Imperio burgués no anda de prisa, conoce el proverbio, pero sí lo hacen los desesperados y oprimidos del mundo quienes en la posta de la explotación del hombre por el hombre llevan todos los años del mundo, cada uno de cuyos integrantes trata de ganar más méritos por su celeridad en dicha interminable carrera. Tiempo suficiente, no obstante, para que el burguesismo de ahora, como el esclavismo de otrora, termine absorbiéndolos.
En concreto: mientras más tarda una tribuna política en llevar a cabo la expropiación masiva de los principales medios de aquella explotación, más expedito tiene el capitalismo y su aristocracia para devorarla, para hacerla suya, y como quiera que no lo hace dándoles pedradas al liderazgo, a los abanderados de esos conatos y ridículos socialismos, sino que les permite acceder a jugosas fuentes de enriquecimiento público (casos: Luis Herrera C., Hugo Chávez, Evo Morales, Lula da Silva, etc.), para usarlos a su arbitrio bajo cualquier pretexto de populista presentación, entonces el camino de la perdición y del fracaso de la lucha antiimperialista capitalista está medianamente andado.
El capitalismo es de fresca manufactura, apenas unos 500 años ha de sus primeros pasos con aquellos megamercados que les abrió el *nuevo continente*, con el acortamiento de las rutas comerciales, etc., y de su consolidación como modo universal, apenas siglo y medio, escenificada en la maquinizada, pestilente y contaminada Inglaterra.
Recordemos que hubo serios y bienintencionados intentos para derrocar oportunamente este capitalismo. Ya habían surgido los llamados movimientos doctrinarios utópico socialistas del siglo XlX, con Fourier, entre otros, y movimientos *burgueses* *antiburgueses* que curiosamente hoy el Imperio retoma con fines confusionistas, a manera de sofoco y control dentro de cápsulas burguesas para asfixiar las aspiraciones revolucionarias que científica e inaplicadamente expuso Karl Marx.
Las raíces más profundas del ineficaz Socialismo Utópico se hallan en el Cristianismo primitivo a cuyas metamorfosis posteriores muy eficazmente se opuso el Islamismo. Se trata de un obsoleto Socialismo utópico, encarnado por personajes históricos como Víctor Hugo, literariamente, y Simón de la Trinidad Bolívar y Palacios con oro amonedado heredado y amasado con sudor esclavista. Y se trata de un islamismo, cuya presencia contemporánea y cuyas actividades políticas antiburguesas hoy parecen tomar el lugar de los defenestrados movimientos socialistas y comunistas ya devorados o absorbidos por los encantos del burguesismo actual.
Y es que no puede haber amistad ni concomitancia entre intentos socialistas y empresariado capitalista, entre negocios burgueses y negocios cooperativistas, por ejemplo.
Y es que no puede haber amistad ni concomitancia entre intentos socialistas y empresariado capitalista, entre negocios burgueses y negocios cooperativistas, por ejemplo.
Da mucho qué pensar el énfasis que estos nuevos políticos abanderados del clamor popular, cómo un neogrupo de *sociorrevolucionarios* amantes del Socialismo utópico están poniendo en sus ataques verbales al Imperialismo yanqui, pero quienes al mismo tiempo y conjunta e integracionistamente están llevando a cabo el más pesado entreguismo de las principales riquezas naturales americanas.
Estos nuevos socialistas utópicos representan un paquete de representantes de un Comunismo que ya no hace mella, que ya fue *desclasificado* por el Imperio. ¿Cómo explicar, por ejemplo, las públicas mentadas de madre que el presidente Chávez le formula de viva voz a su eminencia e intocable, el Presidente Bush, hijo? ¿cómo es que un imberbe David se enfrenta sin honda al gigante del Norte?, ¿verdad que huele a comiquitas?
En nuestro país, la validación de las Empresas Mixtas suponen una expropiación imperial, y otro tanto, mutatis mutandis, hacen los otros autollamados revolucionarios y *socialistas del presente siglo* en América del Sur. El presidente Chávez, Lula, Evo Morales, otros emergentes y el reciente Ortega en Ecuador representan el nuevo paquete de representantes de un comunismo y de un Socialismo convencional ya aniquilado por el Imperio.
Esto explica la efusión de literatura marxista en países donde hasta ayer era pecaminoso y motivo de cadalso la sola mención de estas palabras.
Ahora, a juicio del connotado escritor Domingo Alberto Rangel (El Carabobeño, dom. 26/11/2006, Lectura), este Socialismo en sus variopintas manifestaciones y estas religiones derivadas del Cristianismo están pasando a la Historia como una FARSA HISTÓRICA, y su reedición por parte de la nueva tribuna *anticapitalista y antiimperialista*, más de palabra que de acción, son una buena comedia porque el verdadero revolucionarismo, verdaderamente antigbuergués, lo representaría ahora el movimiento islámico del Mesoriente asiático.
Compartimos, porque ya lo hemos vislumbrado y escrito, su aserto cuando cita que en América todo intento serio por acabar con el verdadero enemigo de estos pueblos ya no corre a cargo de viejos y obsoletos socialismos ni comunismos, de vieja concepción, ya que hoy el mismo Imperio está reeditándolos a sabiendas de su comprobada ineficacia en la Europa para resolver los incontrolables y perversos efectos antipopulares que el propio sistema burgués engendra amorochadamente con su inagotable acumulación de ganancias salariales. Tal es la farsa histórica que se está escribiendo en la Venezuela actual, en Bolivia, en el Brasil, en Ecuador, Paraguay, Argentina, etc.