Por fin Dios, Santo, por fin, sesionó la Asamblea Nacional Constituyente. ¿Qué pasaría para que se dignaran los 540 flamantes constituyentes, a sentarse, celular en mano, en el Hemiciclo del Palacio Federal? En la primera parte hubo largos y encendidos discursos sobre el terrorismo eléctrico, todos ellos en la línea del chavismo luchador y dispuesto a morir por Venezuela, si fuera necesario. Pero cuando todo parecía indicar que la sesión se acababa, sin pena ni gloria, con esos discursos, pidió la palabra la primera Vicepresidenta de la ANC, Tania Díaz, y le dio vida a la sesión. En otras palabras, le puso salsa al asado.
En efecto, Tania Díaz, pidió la palabra para una moción urgente. Dijo, palabras menos, palabras más, que había, con la urgencia del caso, que hacerle un exhorto al poder judicial para que actuará amparado, en buena parte, en la Ley contra el odio, aprobada por la propia ANC, ya que había demasiadas evidencias contra algunas personas de la derecha venezolana que, desde todos los medios habidos y por haber, estaban sembrando el miedo en la población, haciéndole coro, dicho sea de paso, al quintero de la muerte que habita la Casa Blanca, y, por otro lado, estaban incubando un odio jamás visto en nuestro país, a los venezolanos y venezolanas.
En efecto, ese derecho de palabra, fue más que oportuno (tal vez estaba planificado, de antemano), y permitió que hablara la alcaldesa de un Municipio tachirense Táchira, quien vivió horas de angustia y desespero, ante el ataque criminal de los terroristas que, frustrados por la acción de nuestra gente, militares y civiles, en el Puente Simón Bolívar, al frenar y dar al traste con la intención de meter, como fuera, a nuestra patria, la llamada ayuda humanitaria, sitiaron su casa, con sus hijos y otros familiares dentro , a la valiente alcaldesa del Municipio San Judas Tadeo, del estado Táchira, Betzabeth Gandica, quien narró las dramáticas horas que pasó junto a sus seres queridos, al ser sitiada su vivienda y luego incendiada, como venganza por parte de un grupo de sujetos frustrados por la victoria de los militares y la gente del pueblo, al repeler contundentemente, y sin un disparado, a los guarimberos tarifados que intentaron, aupados por el tres presidentes y el Secretario general de la OEA, y el propio payaso Juan Guaidó, crear un escenario de batalla, en la frontera, para el abono del terreno para la intervención armada del imperio, y sus lacayos.
Luego, intervino un joven constituyente, quien también denuncio el acoso al que ha sido sometido. Mientras que la doctora y constituyentita, María Alejandra Díaz, intervino y también denuncio las amenazas a la cual ha venido siendo sometida por la derecha apátrida y criminal. Ese ese orden, habló también la segunda Vicepresidenta de la ANC, Gladys Requena. Ella, como siempre, hablo contundentemente, y dijo que había que aplicar la Ley contra el odio, sin más demora. En este orden de cosas, el presidente de la ANC, Diosdao Cabello, designó tanto a Tania Díaz, como a Gladys Requena para que más temprano que tarde, llevaran, cada una por su lado, el exhorto, aprobado por la ANC, al Tribunal Supremo de Justicia, y a la Fiscalía General de la República, para que actúen, a apegados a la ley, contra quienes estaban haciéndole un daño terrible al país.
Pregunto: ¿Por qué la necesidad de un exhorto para que actúen, diligentemente, estos organismos, si ellos son los garantes de que las leyes se cumplan al pie de la letra? Quienes están al frente de estas instituciones saben de sobra de la existencia de esa Ley contra el odio. ¿Por qué no han actuado? Nadie lo sabe. Voy a referirme a un solo ejemplo: el diputado Juan Guaidó ha violado la Constitución Bolivariana de Venezuela, en varias ocasiones. Se la ha pasado por el forro, como se dice popularmente. Se vanagloria de hacer lo que le da la gana. Y, hasta ha llegado al como de decir "Aprénseme, pues, aprésenme… Los reto a que me pongan preso". Y la justicia ni siquiera ha iniciado un juicio para allanarme la inmunidad parlamentaria, y, luego dictarle orden de apresamiento… Eso da pena, en un Estado de derecho y de justicia. Pues, el "niño bonito" sigue, como si nada.
Otra pregunta: ¿Por qué en otros acasos, la eficacia ha sido sorprendente? Se me olvidó la cantidad de presos por corrupción en PDVSA y en otras tramas delincuenciales, como las llama el Fiscal General, en un abrir y cerrar de ojos. Ni que decir del atentado de magnicidio frustrado contra nuestro presidente Nicolás Maduro. Horas, sólo horas, bastaron para descubrir la trama criminal, sino que hubo presos de inmediato. ¡Carajo!, hay veces pienso que Juan Guaidó tiene un pacto con el diablo, pues, viene haciendo lo que le da la gana, y sigue tan campante, amenazando de esto y lo otro. Lo último: está convocando, para muy pronto, a una marcha hacia Miraflores…, donde esperan ansiosos los gringos se produzcan sí, o sí, muertos que les de la "sagrada potestad" para invadirnos. Y la justicia nuestra, bien gracias. Investigando e investigando hasta que llegue la aurora…".
"Nuestra justicia está paralizada", le oí decir a un ciudadano de a pie. ¿Será que hay miedo? ¿Y si este pelele cumple y se lleva a un poco de gente tarifada y de dudosa procedencia, hacia Miraflores, cumpliendo una orden del imperio con el objetivo de causar los muertos que no se produjeron en la frontera? Ojalá, Dios meta su mano, y no permita que eso suceda, pues, de suceder, ¿quién sería el culpable? Guaidó, o el imperio gringo. Para mí, sin que me quede nada por dentro: el sistema de justicia venezolana sería el único culpable por omisión, por negligencia, por apatía…
"No hay nadie que no tenga miedo", dice un autor. Yo diría que nadie, o casi nadie, han dejado de tener miedo en un momento dado. Los más valientes, en ciertas circunstancias, se llenan de miedo, pero lo vencen antes de caer abatido por él. Y hacen lo que tienen que hacer, por sobre todas las cosas. El miedo es libre, dicen, pero "El miedo es un código biológico para la supervivencia…". Sin embargo, en momentos como el que vive nuestro país, debemos espantarnos el miedo, como dé lugar, y hacer nuestra tarea. Sea quien sea. TSJ, Fiscalía, Defensoría del pueblo, Contralor, fiscales, jueces, etcétera. No podemos dejar que la impunidad se una a los apátridas y a los criminales gringos que lanzan sus ponzoñas desde la Casa Blanca.
Es más, no podemos dejar que el odio avance y nos proporcione una mala jugada. "El odio es mezquino, ruin y desertizante. Tan ladino como destructivo…Es como una neblina capaz de penetrar por todos los rincones…". Lo que vimos en la frontera es odio puro. Lo que le hicieron a la alcaldesa del Municipio San Judas Tadeo, es odio del más alto tenor. Es maldad, perversidad y ganas de sembrar la muerte. Y ese odio lo lleva incrustado en sus tuétanos el diputado Juan Guaidó, quien, sin pensarlo dos veces, ha pedido que fuerzas armadas de otro país, como los Estados Unidos, entren y horaden al suelo patrio, sólo para ver satisfechas sus ansias de poder, pero sobre todo, sus deseos de derramar sobre los chavistas todo el odio que anida en su perversa alma, hasta verlos desaparecer el mapa, cosa que no lograran, pero que, en su intento, harán el más grave daño a la patria de Bolívar y Chávez.
AGREGADO:
Se ganó una batalla en la Frontera. Se ganó, según las autoridades, otra batalla épica, signada por el terrorismo eléctrico. Y no tengo dudas de que seguiremos ganando batallas tras batallas, pero la guerra está muy lejos de ser ganada. El imperio está herido. Venezuela, representa hoy día, el bocado más apetecible (por lo que representa para los pueblos del mundo, y para la humanidad entera), para Donald Trump y su pandilla de asesinos. Y un tigre herido se hace más peligroso. Así que alerta pueblo… Estamos ganando batallas significativas, bajo la conducción magistral de Nicolás Maduro, pero lo más importante es ganar la guerra. Confío en nuestro coraje, nuestra dignidad y arrojo por preservar el legado más grande que nos dejaron nuestros libertadores: la patria, libre y soberana… JUSTICIA, JUSTICIA, JUSTICIA…