Carta de un abuelo que todavía aún declara ser chavista

Dirigida a toda esa generación de hombres y mujeres que despertamos a la vida política a partir del derrocamiento por USA del general Marcos Pérez Jimenes en 1958 y durante 40 años fuimos inducidos a participar apoyando a los partidos políticos que competían en los carnavales electorales que se celebraban cada 5 años en lo que se llamó democracia representativa.

Dirigida a todos y todas las mujeres y hombres que cansados de esa falsa democracia puntofijista, que prometía pero no cumplía, para la cual éramos solamente masa electoral que servia para legalizar el ejercicio del poder, y tomamos la decisión de optar por el proyecto político de Democracia Participativa y Protagónica que nos presentó el Comandante Hugo Rafael Chávez Frías. A todos ellos va dirigida esta carta

Ustedes como yo, estamos sufriendo la mas terrible crisis que le ha tocado vivir a generación alguna en estos últimos 200 años, después de haber logrado la independencia nacional en la guerra contra el imperio español y lo grave de esto es que nietos e hijos, que se han declarado opositores , nos culpan de ser los responsables por estar nosotros apoyando al actual gobierno. Muchos se nos han ido y prefieren aventurarse como emigrantes que luchar con nosotros para sacar al país de, donde de según ellos, lo condujimos nosotros.

Es paradójico, pero los mas que se han ido son los que mas le deben a este país donde nacieron y se educaron. Hoy son profesionales capaces de triunfar en cualquier país que les reciba. Llevan orgullosos bajo SUS brazo los títulos y certificaciones apostilladas que les acredita y otros la experiencia laboral aquí obtenida. Nosotros, como país receptor de inmigrantes, no tuvimos esa suerte, pues la emigración que nos llegó de Europa y de Sudamérica no era precisamente profesional y menos universitaria.

Así como nuestros hijos y nietos no asumen responsabilidad alguna de lo que está pasando en el país, pues lo responsables somos nosotros y prefieren marcharse antes que tener un conflicto con los viejos, el sector opositor, que le echa la culpa al gobierno actual, opta por tratar de derrocarlo por la fuerza, antes que enfrentarse al pueblo que lo apoya. En esta disyuntiva los viejos aparecemos como los malos de la película y culpables del desenlace de la misma.

No voy a negar nuestra cuota de responsabilidad, pero en todas las decisiones erradas que hayamos podido tomar, siempre ha estado presente el amor por nuestro país y el deseo y la esperanza de una vida mejor para todos. Con la democracia que nos vendieron después de 1958 optamos por elecciones libres, igualdad de oportunidades, reforma agraria y justicia social. Con Chávez optamos por Democracia Participativa y Protagónica, Igualdad de Condiciones, Tierras y Hombres Libres, Socialismo y Plena independencia y Soberanía Nacional. En ambos casos nos ha guiado la buena fe para construir un mundo mejor para nuestra descendencia. Lo que hoy son y han logrado se debe a nuestro esfuerzo, sacrificio y trabajo y por eso no pueden inculparnos pues tienen en sus manos mejores herramientas de trabajo que las que heredamos nosotros de nuestros padres.

Les corresponde a nuestros hijos y nietos tomar el testigo y continuar la carrera hacia el bienestar de la patria y la consolidación de su soberanía; nosotros dimos hasta donde pudimos, si ellos se van del país y no le dejan futuro seguro a sus hijos y nietos, que no nos echen las culpas a nosotros. Ya hicimos lo que teníamos y pudimos hacer con las fuerzas y los recursos con que contábamos heredados de nuestros padres y abuelos.

En las dos guerras anteriores que hemos vivido casi nos exterminamos como nación, seria absurdo no haber aprendido nada de ellas y repetir el holocausto de la guerra de independencia y de la guerra federal.

No olvidamos que los actuales dirigentes que tienen en sus manos la responsabilidad de producir el bienestar colectivo y lograr la máxima suma de felicidad posible para todo el pueblo venezolano también son hijos y nietos nuestros, si lo están haciendo mal y no logran los objetivos propuestos por El Comandante en el Plan de la Patria, deben ser suplantados y corregirse los entuertos. No es huyendo o destruyendo al país con una guerra como vamos a salir de esta situación. Aquí no se trata de hijos y nietos buenos o malos, se trata de quien quiere a su país y que hacer para salvarlo de una guerra fratricida.



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Juan Veroes


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