El caso del general Müller Rojas, es como atípico en el chavismo. Pues si bien fue militar, general del ejército, comandante del ejército de la selva, no llega a ese movimiento por su origen militar como tampoco haber estado con Chávez dentro de los cuarteles. Es de una generación anterior a la de aquél. Hablando de sí mismo dijo en una oportunidad, estando ya en el Psuv, "no soy socialista desde ahora, sino que tengo 50 años pensando en el marco del materialismo histórico. De ese pensamiento no me salgo, no me voy a colocar de otro lado, soy enemigo del capitalismo, pero tampoco me dejo manejar en la dicotomía de blanco y negro, los problemas hay que descubrirlos".
Cuando el alzamiento del 4F de 1992, ya Müller ha pasado a retiro y milita dentro del movimiento creado por Alfredo Maneiro, liderado entonces por el joven dirigente obrero, de los trabajadores de la Siderúrgica de Guayana, Andrés Velásquez, por el cual ejercía una representación parlamentaria. Cuando Chávez presenta su candidatura a la presidencia de la república, forma parte de quienes rompen el movimiento en el cual militaban y pasan a formar la organización Patria Para Todos (PPT), además de él estuvieron Pablo Medina y Aristóbulo Istúriz, organización política que opta por darle su apoyo a Hugo Chávez para aquellas elecciones de diciembre de 1998. Más tarde, por el llamado del entonces presidente electo, de formar una organización única de la Revolución Bolivariana, es de quienes deciden, también con Aristóbulo, formar parte del Psuv. En esta organización no solo fue recibido con afecto sino que se le concedió la audiencia merecida, tanto que llegó a ser vice su presidente.
Pero Müller Rojas, quizás por sus orígenes, siempre mantuvo una postura distinta a quienes formaban parte del círculo íntimo de Chávez y a éste habían acompañado en el alzamiento del 4F o desde los tiempos de su prisión en Yare. No fue pues un militante o dirigente del partido a discreción, o dado a la voluntad de una autoridad suprema. Era más bien díscolo, independiente y con su particular forma de apreciar el momento o los momentos. No fue de esos dispuestos a aceptar línea u órdenes de arriba. Exigía su derecho a opinar sobre cada cosa. Por estas cualidades, llegó a contradecirse con Chávez en varias oportunidades. Quizás su conducta se explique en varias circunstancias como su edad, su rango de viejo general del ejército, a quien como acostumbra la disciplina militar, Chávez debía respeto y provenir de una organización política existente antes de las creadas por éste y su formación.
En un artículo que apareció en aporrea, bajo su firma, el 02-05-2010, Müller Rojas, hace el siguiente comentario:
"La conciencia que he generado por lo menos durante los últimos 10 años de relaciones con el Psuv y su líder, me permite un conocimiento relativamente alto de sus conductas. Aunque lo que afirmo aquí tiene carácter especulativo, esa conciencia le proporciona un alto grado de credibilidad. Creo que para el público que envió la placa en la cual figuraban los nombres del equipo que alimentó el debate del congreso extraordinario, el mensaje era claro, hacerle un reconocimiento a las personalidades que figuraban en esa nómina donde, por cierto, el más aclamado fue Aristóbulo Istúriz. Pero ello no ocurrió. Podría parecer que todo nació de la imaginación creativa del líder. Por lo tanto tal reconocimiento no se realizó".
https://www.aporrea.org/ideologia/a99895.html
El texto critica la conducta de quien o quienes, el líder mismo, adoptaron una conducta distinta a la que animó a quienes elaboraron aquella placa y al público que particularmente aclamó a Aristóbulo. Para quienes manejaron el acto, todo aquel trabajo esfuerzo y creatividad del "equipo que alimentó el debate", poco significó, "todo nació de la imaginación del líder". Si pensamos un rato en aquellas viejas discusiones, de nuestra época juvenil, relativas al "culto a la personalidad" o exageración del liderazgo, o lo que el venezolano plasma con una palabra compuesta muy singular, hallaremos mucha coincidencia con lo que sugiere ese texto de Múller.
Es la misma crítica, aquella del híper liderazgo, que pareciera ser alimentado por quienes se mueven en el primer anillo del presidente. Esa manera de ver las cosas y sobre todo emitir opiniones, revelan la distancia entre Müller Rojas y el "líder", pese los tantos años, "por lo menos los últimos diez" de estar en la dirección nacional del Psuv y cerca de Chávez. Pero más que con el líder, sus diferencias y dudas podrían estar centradas en el entorno íntimo de éste.
En el mismo artículo, Müller señala las siguientes cuestiones que revelan sus discrepancias con el grupo que dirige y tiene más peso en la dirección del Psuv:
"……al excluir parte importante de las masas en una elección por las bases, donde solamente se limitó al electorado a los miembros inscritos en el partido. Se excluyó al resto de la población. Punto que se viene discutiendo desde hace más de dos años". Luego más adelante dice, como si se dirigiese al presidente Chávez, "Y usted tiene el poder, y logró la facultad de nombrar tribunales disciplinarios, la capacidad de definir el bien y el mal. Allí se recogerán los hombres virtuosos, dignos de pertenecer a esa colección de elegidos por la gracia divina que será la "vanguardia" del pueblo venezolano."
En una oportunidad, Múller dio unas declaraciones a la prensa, según las cuales, la Fuerza Armada Nacional, "si están politizadas cuando asumen el lema de "Patria, Socialismo o Muerte".
Por declaraciones como esas, el presidente Chávez, en cadena de radio y televisión, estando a su lado el general Raúl Baduel, entonces Ministro de la Defensa, manifestó refiriéndose a aquél:
"Qué pasó, yo lo respeto siempre, pero él es así; a veces da unas opiniones que uno no las entiende, extrañas, que si que las FAN están partidizadas; eso es mentira". Y más adelante agrega;
"Es lo que dice el enemigo general Müller, está repitiendo lo que dice el adversario; no está partidizada; y yo soy el primero en negarme a que la Fuerza Armada se partidice".
Por estas declaraciones, Müller Rojas, dando muestras de su independencia, capacidad para discrepar y entender la esencia de un problema nada complicado de explicar, como que no existe ninguna Fuerza Armada al margen, impoluta, frente al conflicto social y político ante el cual se debate toda sociedad, a quien suele llamar el "líder", respondió de manera pública lo siguiente:
"Yo en particular creo que el Presidente no leyó mis declaraciones, porque si hubiera leído mis declaraciones no hubiera reaccionado de la manera cómo reaccionó y si las leyó y reaccionó así, pues está dando una muestra de soberbia que no es conveniente darla en una sociedad como la venezolana".
Pero insistió en lo que dijo, cuando se refirió a que las FAN "están politizadas". "Los militares no están castrados, somos ciudadanos, y tenemos el derecho de pensar y de elegir, y eso incluye simpatías y militancias en las organizaciones políticas".
Aparte de la pertinencia del juicio del viejo militar, pues hace una referencia objetiva de lo que sucede y ha sucedido en el mundo militar, lo que cabe aquí destacar es su disposición a discrepar, si fuese necesario y contrarrestar, hasta de manera pública, opiniones del máximo líder de la Revolución Bolivariana. Lo que es más, hasta decir cosas como que éste había dado "muestras de soberbia". En muy extrañas oportunidades, como cuando Aristóbulo dijo "Chávez parece haberse fumado una lumpia", alguien se refirió de manera como indelicada al presidente sin que se hubiese ido de las filas del movimiento Bolivariano. Por lo general, los militantes del MVR y luego del Psuv, incluyendo la dirigencia que le acompañaba, empezando por Maduro, lo trataban como con excesiva admiración, respeto y hasta cierta veneración. En público, hasta su hermano mayor, Adán Chávez, asumía la misma actitud. Lo que significa que Müller Rojas rompió con aquel esquema y se plantó en un tratamiento entre iguales de tú a tú, entre revolucionarios y no propiamente chavista. Es posible que, si bien el presidente pudiera no darle importancia y valorar adecuadamente al viejo general, como a todos los revolucionarios que a él se acercaran, no es extraño que su entorno más cercano no percibiera aquello con buen ánimo. Cuando en el CELARG, destacados intelectuales del mundo de la izquierda nacional e internacional, hablaron de híper liderazgo y llamaron a un cambio en bien de la revolución venezolana, nadie imaginó que aquél, ya figura clave en el gobierno y en el Psuv, que llamó a aquellos con ligero desenfado, "habladores de paja", a lo que limitó su aporte muy usual entre ciertas individualidades de la izquierda, muy poco tiempo después, muerto el líder, tomaría las riendas de "la Revolución Bolivariana". Fue esa la respuesta a un planteamiento de gran envergadura y trascendente importancia y sobre todo formulada por un grupo de intelectuales llenos de méritos, incluso por su vieja y larga militancia en el movimiento revolucionario.
En aquella comparecencia ante la prensa, donde debatía entonces con el llamado Frente Institucional Militar, vinculado a la oposición, hizo el General Múller, además la siguiente anotación:
"Quien me ataca a mí, en mis posiciones, es el señor Francisco Ameliach, no sé dentro de qué contexto y yo le respondo al señor Ameliach porque él hizo un ataque público, negar que las FAN son un instrumento político y que actúan políticamente es negar toda la teoría militar".
Para aclarar lo anterior y dejar clara su posición en ese debate que incluyó al presidente, aunque se inició con el frente opositor, agregó:
"Las Fuerzas Armadas son un instrumento fundamental de la vida política de un Estado y mantienen unas posiciones que mayoritariamente él ha escogido como política pública".
Para terminar de constatar el grado de independencia o la distancia, valederas para personas como él, poco dadas a permitir se piense por ellas o dar por bueno lo que otro diga, pese la magnitud o peso de ese otro, recordaremos el momento o circunstancia aquella plasmada en la expresión "Chávez está sentado en un nido de alacranes". En esa oportunidad, Múller hizo alusión al Ministro de la Defensa Raúl Isaías Baduel, como uno de esos alacranes. Ya antes, en el debate que citamos anteriormente acerca del rol de las FAN, estuvo envuelto, en medio de la bruma el mismo personaje. Por aquello, volvió el presidente a confrontar al viejo general.
Poco tiempo después, Baduel, sometido a investigación por asuntos administrativos en el despacho a su cargo, optó por darle la espalda al presidente y cobijarse en el bando opositor, por lo que el presidente se vio obligado a disculparse ante Müller nombrándole vicepresidente del Psuv.
Posiblemente aquella actitud rebelde, discrepante natural, llena de mucha personalidad y consecuencia revolucionaria, le ganó al general retirado, ya sin tropa, mucho respeto hasta de las altas cúpulas, pero le privó de muchas adhesiones por considerarlo peligroso para las ambiciones de cada quien, sobre todo en un mundo como el de la política donde prevalece el interés individual. Personas como Múller sólo ofrecen a quienes se le acercan un puesto de lucha y si acaso las glorias posteriores, esas de los panteones y las plazas.
Dicho de otra manera, para los efectos de las cuadraturas o agrupaciones que se venían dando dentro del Psuv, desde los tiempos anteriores a su nacimiento, el aparecer enfrentando al máximo líder, condujo a que el general se quedase solo y, cuando insatisfecho, opta por declararse independiente o más específicamente renuncia a la militancia en el partido de gobierno, se va solo. Posiblemente, quienes en la intimidad le acompañaban optaron por otras querencias, con tal de no irse con él a la soledad, la misma de Aureliano Buendía. ¿Acaso uno no sabe bastante de eso?
Si contrastamos esas opiniones y actitudes de Müller Rojas, con las de Maduro, evidenciadas en la forma de responder a quienes hablaron de "Híper Liderazgo" y su concepto del líder, expresado en distintos medios, oportunidades y la manera de asumir su liderazgo, evidenciada en la cotidianidad, encontraremos enormes diferencias.
Por ejemplo, en el libro "Hugo Chávez y la resurrección de un pueblo", de Germán Sánchez Otero, ex embajador de Cuba en Venezuela, Editorial Vadell y Ciencias Sociales, de La Habana, 2014, se recoge una entrevista a Nicolás Maduro, en la cual el entrevistado dice lo siguiente, "En Venezuela la izquierda nunca había tenido, ni sabíamos lo que era tener un líder, y el papel de él para la construcción de un movimiento revolucionario. No sabíamos qué era eso." Y continúa diciendo, "después de la derrota de los años sesenta del pasado siglo, fueron las del antilíder y del antijefe; nadie es líder, nadie es jefe; todo es colectivo. La izquierda en general no comprendió a Chávez en los primeros días después del 4 de febrero."
Pese Maduro establece un límite "los primeros días del 4 de febrero", se atreve a asegurar, como con pertinencia que, "la izquierda nunca había tenido líder y ni sabíamos que era eso" ( tome en cuenta el lector se refiere a la izquierda de toda la historia venezolana) , sin duda está pasando por alto, como mínimo, las discrepancias manifestadas con posterioridad a esa fecha, lo que no incluye, porque no es nuestro deseo e interés, representadas en quienes se sumaron al golpe del 02 de abril del 2002 y los llamados saltos de talanquera posteriores, sino a los representadas por la comentadas y personalizadas en Müller Rojas y el grupo del CELARG. Además, es evidente que la referencia de Maduro, sobre todo lo del "antijefe", lo que alude directamente a lo contrario, al jefe, su concepción del liderazgo está muy distante de lo que plantearon los discrepantes del CELARG o "los habladores de paja" y el viejo General. Es como demasiado obvio, que el concepto de partido en el cual el jefe del gobierno es el "jefe" de aquél y los miembros del gobierno son al mismo tiempo "jefes" del partido, de lo cual discrepó Meller, y discrepa buena parte de la izquierda de hoy, como la del pasado, que impera ahora en las relaciones partido gobierno, es el del gusto del presidente Maduro. Quizás eso haya sucedido, partiendo de la buena fe, porque la generación o el grupo de Maduro no supieron lo que era tener un líder, aunque sobre el particular había, con facilidad de acceso, bastante literatura. Y es curioso que Müller Rojas, viniendo de las filas castrenses y no de la militancia política de izquierda, tenga más claridad y sentido democrático acerca de las relaciones entre el líder y los liderados, entre la dirigencia, en todos sus estratos y la militancia.
Por sus posiciones discrepantes y su posterior retiro, Müller Rojas despejó el camino y futuro inmediato de quienes pugnaban por ganarse las preferencias del líder; los "dignos de pertenecer a esa colección de elegidos por la gracia divina", como dijese en artículo que citamos, el propio general.
De nuestro libro: VENEZUELA ENTRANDO EN EL SIGLO XXI. DE LO MESIÁNICO (XVIII)