El pintor y escultor barquisimetano, Pastor García (1940-2019), que desde 1964 hizo vida académica y artística en la Atenas de los Llanos, ciudad espiritual de Venezuela, Guanare, cumplió con una primera etapa de su inmenso talento y energía. Partió del mundo terrenal el pasado 2 de abril, y nos dejó un inmenso vacío que solamente el tiempo podrá ir mitigando en la medida que su recuerdo se posesione de nuestra nostalgia y nos haga sentirlo tan cerca que ya su partida sea solamente un antecedente que sucedió para dar paso a la inmortalidad del maestro en nuestros corazones.
La obra pictórica de Pastor García es amplia, rica y llena de una fuerza simbólica inimaginable; faltarán muchos estudios y revisiones de sus aportes a las artes para poder descifrar lo que quiso expresar el artista con una obra que sobrepasa cualquier expectativa humana de dominio técnico y espiritual. Se puede entender la obra de Pastor en tres momentos fundamentales: un primer momento donde el dibujo y el manejo de la forma fue fundamental, allí trabajó en conjunto con su pasión por la escultura, fue un proceso de aprendizaje que lo llevaba del lienzo como formato tridimensional hasta el objeto que moldeaba a través de la arcilla, el mármol o el hierro.
Un segundo momento viene con su exploración del color y con la experiencia en figuras sacras que invitaban a ver la realidad, a plena luz, desde la óptica de la llama de las velas. De ese tiempo se van dando en sus obras símbolos importantes como las imágenes de Santos, las transparencias con cortinas blancas que invitan a difuminar aún más la luz, y los murciélagos como animales nocturnos que al estar en contradicción con el brillo que le daba los contornos a las imágenes creadas, daban la sensación de una noche próxima, en la cual se proyecta la incertidumbre de la cotidianidad de personajes sacados de las historias de épocas de mantuanos y esclavos. Y el tercer momento, su última época, se caracteriza por la presencia de personajes invadidos de dolor y angustia, golpeados por las injusticias y la presencia de amenazas que invadidos de esa luz colorida de Pastor, combatían el rojo de sangre de un cielo que llora las ausencias y las vicisitudes. Este tercer momento de Pastor quedó a medias, con un boceto de un gran prócer de la independencia en construcción, porque Pastor sentía la necesidad de volver a las raíces ideológicas y humanas de nuestros antepasados, seres luminosos que dieron su vida por la Patria libre y soberana que hoy ostentamos.
La partida física de Pastor García conmueve al mundo artístico portugueseño, larense, venezolano en todo su esplendor; y nos podemos atrever a decir que su ausencia será sentida internacionalmente, porque produjo una obra inmensa, llena del poder de la imagen revivida de un pueblo que por sobre todas las causas, siempre se ha comportado noble para sus congéneres y siempre ha buscado salidas victoriosas para crecerse como sociedad y como país. A Pastor no se le tenía que preguntar acerca de su gentilicio, siempre fue venezolano, larense de pecho abierto y guanareño de alma y cuerpo. Un artista que cuando le tocó diseñar la bandera del estado Portuguesa, no tuvo que ir a un programa de software especializado, ni a una simbología coromotana determinada, sino a un simple acto de observar el amanecer llanero un poco antes de que el Sol saliera en el estero de la sabana que cubre el horizonte de las tierras de Portuguesa, donde se ve con claridad el Sol naciente, nivelado por una línea de luz blanca que separa el verde frondoso de la naturaleza con el azul intenso de un cielo que despierta sofocado por la noche y con destellos aún difusos de estrellas que revolotean en la Galaxia de los tiempos. Así nación la bandera del estado Portuguesa y es hoy día la muestra más importante de ese legado de Pastor a su pueblo, a su gente.
Cuando un ser humano pasa a otro plano de existencia tendemos a expresarnos de él con bondad y hasta con exagerada pretensión de dignificar su vida y su obra; esta realidad con Pastor no es para nada difícil: fue un hombre humilde, desprendido de cualquier interés materialista, convencido de que su talento no era suyo sino de todos y todas los que le conocimos y a nuestros pies lo colocó para enriquecer con mayor fuerza nuestros valores locales y regionales; fue un padre y esposo ejemplar, lleno siempre de vitalidad y entregado a los afectos de una familia que hasta sus últimas horas estuvo con él batallando por una vida que quería prolongar para seguir creando y aportando realidades a esos sueños transformados en obras de arte.
Hoy que partió Pastor nace la necesidad de crear su Fundación, de hacer realidad el Museo de Arte Portugueseño Pastor García, donde se recopilen las obras que han quedo de albacea en las instituciones del Estado y aquellas que han quedado inéditas en su Taller de trabajo. El más indicado para llevar ese compromiso es su hijo menor, el docente universitario y arquitecto Carlos García, el cual ya ha manifestado su deseo de comenzar a realizar el catálogo oficial de la obra pictórica y de escultura del maestro, teniendo ya los auspicios para la publicación internacional de ese catálogo, por parte del Fondo Editorial de la Universidad Ezequiel Zamora (FEDUEZ) y de la Gobernación del estado Portuguesa, porque su legado nace con su partida física y es fundamental preservarlo y acrecentarlo.
Otro proyecto, y ese es ya de mi iniciativa, es crear el Instituto de Altos Estudios de las Artes Pastor García, Instituto que forme escultores y artistas plásticos para multiplicar la semilla fructífera de Pastor en cada lugar o espacio donde el ser humano le toque interactuar con la noche bajo una luz perpetua.
A comienzos del año pasado tuve la oportunidad de conversar con el maestro Pastor García y me decía entonces que estaba pintando poco, los "años poeta desgastan", pero "estaba viviendo mucho"; eso habla del Pastor que se ha ido de este plano terrenal, un hombre que vivió a profundidad una vida y conquistó, también a profundidad, su paso a la inmortalidad de los hombres que vienen a este mundo a crearnos, a través de su arte, las imágenes vivas de los sueños y la esperanza. ¡Ha muerto Pastor García! ¡Viva Pastor García!