¡Soldado, la patria te llama!

En la historia de las guerras, justas o injustas, hay de todo, y se ha dicho de todo. Por ejemplo, se dice que el general George S. Patton, ante la eminencia de entrar en batalla, arengó, en 1944, a los soldados del Tercer Ejército, a su mando, de manera drástica y dura; pero para él era la manera de mantener la moral en alto y las ganas de luchar a flor de la piel. Se estima, pues, que históricamente, el discurso del general, ha sido uno de los más célebres, no tanto por la forma, sino por los conceptos que manejo ante su tropa. Yo, en este artículo, he abusado al apropiarme de fragmentos de aquel discurso, modificando algunas frases de manera de adaptarla a lo que vivimos los venezolanos y venezolanas hoy día. Lo he hecho de exprofeso, porque uno tiene que echar mano a lo que pueda para apoyar a mi país, en momentos tan difíciles como los que están en el escenario.

Cuando digo ¡Soldado, la patria te llama!, es porque estamos ante una incuestionable realidad. Y son los soldados, en cuyos hombros la patria ha puesto las armas, los llamados a usarlas para defenderla de los traidores y de los imperialistas. La amenaza es real. No es ficticia, como algunos piensan. Esa amenaza puede estar lejos, pero igualmente, cerca. No podemos dormirnos. Tenemos que despertar al primer sonido de la diana. No es una diana cualquiera, es el eco de la llamada de la patria que está amenazada por los malos hijos que parió, y, hoy, se unen al enemigo, confundiéndose con el ropaje de la traición, por lo que serán tratados tales. Las ideas independentistas están vivas. La orden superior es no defraudar a hombres como Bolívar, Urdaneta, Ribas, Sucre, Zamora y Chávez, entre otros. No hay vuelta atrás. Las cartas están sobre la mesa, y es la hora de la lectura correcta de las intenciones del enemigo. Si queremos ganarle a los apátridas y a sus amos, tenemos que leer bien sus intenciones, y adelantarnos en lo que nos sea posible, manteniendo la ofensiva.

El famoso general Patton, en aquellas horas apremiantes, podría haber dicho a sus soldados formados en perfecta alineación en un amplio espacio: "Soldados, la patria los llama!... Estas historias que algunos medios están difundiendo por allí sobre la eminente salida de nuestro presidente Nicolás Maduro Moros, por ilegitimidad, son absolutamente falsas y tendenciosas. Eso es lo que desean los apátridas, pero no hay cabida para tal cosa. La orden es resistir, resistir y resistir. Aquí, señores, no se rinde nadie. En manos de ustedes está la salvación de la patria. Defenderla, como gato boca arriba, es la consigna. Hagan que la mierda se devuelva y caiga sobre ellos, rompiéndoles la madre".

Y continuaría diciendo: "Hijos de no sé qué, mientras yo esté al mando, nadie, absolutamente nadie se raja. Este suelo patrio es de ustedes. Aquí nacieron, y aquí morirán algunos defendiéndola, como se defiende una madre. Otros vivirán orgullosos, pechos henchidos, y sonrisa a flor de labio, alegres y plenos de dicha al haber defendido el legado de Simón Bolívar y de Hugo Chávez. Plenos de haber cumplido con el sagrado deber que les impone la patria. Se sentirán satisfechos hasta la coronilla del deber cumplido. Ustedes, hijos de eso, escribirán, con sus acciones heroicas, la historia de un país que se niega a morir a manos de un enemigo carcomido por el odio y la venganza. La historia, de la nueva Venezuela, será escrita por ustedes, para ustedes y sus descendientes".

Y por último acuñaría: "¡Soldados de la patria! ¡Soldados de ayer, de hoy y de mañana: ¡Carajo!, mientras yo esté al mando no habrá traidores, sino lealtad. Lealtad al sagrado juramento. Lealtad al superior inmediato. Lealtad a los sueños de Bolívar y de Chávez. Lealtad al pueblo venezolano. Lealtad a los principios revolucionarios. Lealtad a nuestra familia, a nuestros hijos, a nuestros vecinos, pero sobre todo, lealtad a la patria, y al amor. Mañana es hoy, aquí y ahora. Somos un equipo, jugaremos juntos a la guerra. Moriremos unos, viviremos otros, pero nos divertiremos. Todos somos uno. No hay atajos, ni opciones. La única opción es vencer. La luz de la victoria siempre le ha pertenecido a los valientes, y la oscuridad de la derrota a los traidores. ¡Soldados, traidores nunca, leales siempre!".

Puerto Ordaz, 15 de abril del 2019.

 



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Teófilo Santaella

Periodista, egresado de la UCV. Militar en situación de retiro. Ex prisionero de la Isla del Burro, en la década de los 60.

 teofilo_santaella@yahoo.com

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