Mucho se habla de la cruzada del gobierno que lidera Nicolás Maduro en contra de la corrupción. Igualmente, en la era Chávez también se habló de razzia contra el flagelo. Sin embargo, hay que decir, con mucha pena, que el robo de las arcas del Estado se inició, precisamente, en aquella época dorada, donde campeó la impunidad, y donde hombres "probos" como Luis Miquilena y Rafael Ramírez, disfrutaron del poder a sus anchas. Para nombrar solo a estas dos figuras, pues, de adentrarme en la lista completa, no podría terminar mi artículo ni en dos meses de trabajo continuo, a base de 12 horas diarias.
Se robó impunemente. Civiles y militares se hicieron ricos de un para el otro. Y nada pasaba. E inclusive, hombres de confianza como el ex presidente de PDVSA, siguió robando en la era del madurismo. Como siguieron haciéndolo otros encopetadas figuras del chavismo. Ahora mismo, cuando estor escribiendo para mis lectores de Aporrea, algún ministro, algún gobernador, Alcalde o presidente de alguna empresa pública, está tramitando, a través de sus cómplices, el robo de grandes cantidades de dinero.
Pero la corrupción ha penetrado tanto en la sociedad chavista que hasta los encargados de repartir los CLAP (miembros del PSUV) se apropian de lo que le corresponde al pueblo. Ese pueblo que ellos dicen representar. ¡Carajo!, ¿esto se puede llamar una revolución? Para mí, sin que me quede nada por dentro, esto será cualquier cosa, menos una revolución. Siempre lo he dicho. A pesar (y lo reconozco, sin arrepentimiento alguno) que soy, y seré un defensor de mi patria, de su soberanía y de su libertad, lo que equivale a defender al gobierno de Nicolás maduro. Es lo que tengo, y con lo que cuento, junto a millones de venezolanos y venezolanas que aún tenemos la esperanza viva.
En efecto, en todo esto ¿Qué rol juega el PSUV? Nadie duda de que el Comandante Supremo, cuando creó a este partido, estuviera pensando en una herramienta dura, como el acero y honesta, como el rostro angelical de un niño, para usarlo en contra del enemigo común del progreso de los pueblos, y coadyuvar, al mismo tiempo, al engrandecimiento del país, por los cuatro costados. El PSUV, nadie podría negarlo, sin espolearse a sí mismo, que es una maquinaria perfecta para ganar elecciones. Pero también lo es, y me perdonan los que aún creen en la honestidad, un partido que estimula la corrupción. Basta con ver como los gobernadores y los alcances son miembros de las directivas del partido en los Estados. Casi todos ellos, y todas ellas, se pagan y se dan el vuelto… ¿O no? Pregunto, para terminar: ¿Así es que se combate la corrupción? Vean lo que le pasó a Lula y a su Partido de los Trabajadores…¡Se cansa uno!
Puerto Ordaz, 6 de mayo del 2019.
