No me cabe la menor duda acerca de que me siento orgullosamente venezolano. Hasta los tuétanos. Igualmente, me siento visceralmente revolucionario, y chavista. Que nadie lo dude porque me encuentre en México. En este país, tengo una hija, viuda de un ingeniero de Pemex, que reside en Villahermosa desde hace 12 años. Vive, en parte de la pensión que le asigno la empresa. Y, por otra parte, como instructora profesional de Zumba, actividad conocida ampliamente a nivel internacional. Igualmente, tengo otra hija en Querétaro, quien vive allí con su esposo, una hija y un hijo. Este último es mexicano (no lo conozco. Lo conoceré pronto).
Son suficientes motivos para viajar a ese país. Pero existe un segundo motivo: mi enfermedad. Para nadie, o casi nadie, es un secreto que sufro de cáncer en remisión. En Venezuela, no pude concluir un tratamiento de 6 quimios. Ahora, mismo, cuando escribo lo hago bajo los efectos de muchos dolores. Sin embargo, espero verme con un oncólogo muy pronto, y él me dirá el plan a seguir. Si mejoro sensiblemente, regresará para seguir de cerca los acontecimientos, y continuar con labor periodista, en primer lugar, y de "opinador", en segundo lugar. Mientras tanto, estaré escribiendo y enviando mis escritos a Aporrea. Portal al cual le debo mucho. Paralelamente, mientras mis fuerzas me lo permitan, continuaré en mis proyectos acerca de cuatro libros (uno concluido, en vías de impresión), y tres ya adelantados, sobre todo "Reflexiones, para Arantza y Benjamín".
No obstante, sea lo que sea, pase lo que pase, seguiré firme, como un roble sembrado en la trinchera de la revolución. Como mi patria no hay dos. Es única. Sus hombres y sus mujeres están impregnados de sangre guerrera. Sangre luchadora, como la de nuestros libertadores. Nicolás Maduro, está al frente no sólo del gobierno y del Estado, sino del proceso que inició Hugo Chávez Frías, y que aún le falta consolidarse. Mi país esta asediado por el imperio, gracias a la anuencia y al pedido de sus malos hijos. Traidores, desde donde lo quieran ver. Pero, tarde o temprano tendrán el castigo que se merecen… Y yo: orgullosamente venezolano… Hasta pronto: ¡Venceremos!
Villahermosa, México, 22 de mayo del 2019