Los Generales saltan hacia el norte

La historia militar de la época del madurismo registrará que los militares saltaban hacia el norte. Allá, bien protegidos, entregan información, con ella compran impunidad. Al contrario, en la época del chavismo, los militares daban batallas heroicas como en Abril, como en el sabotaje petrolero. El hecho merece estudio.

Los militares que ayer fueron chavistas vuelan al norte con su cartapacio de datos acusatorios bajo el brazo. ¿Cuáles son sus motivos, por qué lo hacen? La respuesta amerita ubicarla en el teatro de la confrontación. Veamos.

Hoy, en pocas palabras, combaten en Venezuela dos bandos: los gringos, en alianza con la derecha del continente representados por guaidó, que dicho sea de paso es una buena marioneta, un muñequito de torta; y, por el otro lado, el gobierno del madurismo, agotado, vendiendo trozos de la Patria en la más reaccionaria conducta rentista. Para asombro de todos, estos militares no se ubican en una opción propia, no intentan reconstruir al chavismo que es la respuesta a las dos anteriores opciones de derecha, al contrario, se ubican en el bando gringo en contra de todo pensamiento nacionalista, revolucionario, por lo menos decente.

Muchos de ellos conocieron de cerca al Comandante, estuvieron allí en las buenas y las malas, conocen el pensamiento, los errores, los aciertos, saben el rumbo. Sin embargo, aquel pasado luminoso se olvida, se desecha, regresamos a la dictadura de pérez jimenez cuando no había otra opción que la democracia burguesa, el pacto de punto fijo, el medio siglo de oscuridad que eso significó.

Es verdad, y en descargo de los militares, que los civiles luego del asesinato del Comandante decretaron desbandada, aquello fue una estampida, no se concretó una vanguardia verdaderamente chavista, la confusión del duelo perdura, la consecuencia la padecemos: un país sin rumbo, en manos del pranato madurismo y sin más alternativa que la entrega a los gringos.

La situación es difícil, no obstante es propicia para el aparecimiento de los verdaderos líderes, las dificultades purifican las filas revolucionarias, identifican a oportunistas y aduladores, en ellas emergen las carencias ideológicas y también se fortifican las convicciones. Las adversidades preparan los espíritus para dirigir las batallas y para comprender bonanzas y carencias.

Ahora es necesario el vigor, el ímpetu de los mejores, los capaces de correr el riesgo de construir una verdadera opción de poder, una vanguardia que garantice la recuperación del autoestima de la masa, el sentido de Patria, el amor a la sociedad, es decir, que reconstruya las bases esenciales de la nacionalidad, del humanismo. Ese es el reto de los chavistas-chavistas, señalar el camino de la redención, dejar claro que hay otra opción frente al pranato madurista y la entrega a los gringos de guaidó.

Sabemos que los líderes chavistas comienzan a retomar su papel de guías, lo hacen en condiciones muy difíciles, la propaganda en contra es brutal, se les acusa, se les cierra la posibilidad de defenderse, de difundir sus ideas, se les obliga al calabozo o al exilio, el ostracismo, el aislamiento no permite un intercambio fluido de ideas. Sin embargo, ya hay indicios de reagrupamientos de los chavistas-chavistas. La reconstrucción de una fuerte corriente chavista-chavista, de una dirección chavista, es condición previa a cualquier movimiento revolucionario. Se debe ir a la amplitud con un núcleo organizado duro, una ideología clara.



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Toby Valderrama Antonio Aponte

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