Caracas es un lugar asombroso y quienes vivimos en lo que sus habitantes han convenido en llamar "el interior", cada vez que volvemos no podemos evitar sorprendernos una y otra vez hasta por las cosas mínimas. El sistema Metro de Caracas ha sido uno de aspectos de especial atención y desde sus inicios en la década de los ochenta es una experiencia obligada. En ese momento se erguía como con un paisaje moderno, en el que te imbuías y no querías pasar detalle alguno, para que luego formara parte del relato de tu transito en la ciudad. Todo visitante era advertido de la llamada "cultura Metro" y al incorporarse el sistema no importaba de donde vinieras, hasta los comportamientos más elementales se alineaban.
Recientemente estuve en la capital y utilice el sistema, justo cuando se comenzó nuevamente a cobrar una tarifa por el servicio. Compre mi boleto por Bs. 40, con un billete de Bs. 50 y no recibí el cambio, me pregunte: ¿Por qué colocar un costo que a todas luces implica quitarme de hecho dinero? .¿Qué sentido tiene cobrar si el costo de reposición del boleto seguro es muy superior a la tarifa?. Al tratar de ingresar, el torniquete no funcionaba y en su lugar encontré a un miliciano que recibía los boletos y cada tanto los rompía manualmente. Aquí ya suspendí las preguntas y decidí escribir esta nota.
El Metro cambió el paisaje, hoy se caracteriza por las irregulares y retrasadas en las frecuencias, suciedad, escaleras eléctricas inoperantes, múltiples vendedores ambulantes, poca presencia de elementos de seguridad, la violencia entre los usuarios e usuarias y saturación del servicio, entre otros.
La gestión del Metro de Caracas está afectada por factores externos, pero también está claro que existe un problema serio de dirección, organización del sistema y responsabilidad de sus usuarios y usuarias.
El sistema Metro de Caracas tiene en este contexto el desafío de movilizar a los ciudadanos y ciudadanas dignamente, a tiempo, en condiciones seguras y de higiene adecuadas.
Superar este desafío implica que los usuarios y usuarias se sumen, ya no a la vieja cultura Metro, sino a una nueva cultura adaptada al momento político y social actual. En la primera línea de esta tarea deben estar las organizaciones sociales de la ciudad, en particular los Consejos Comunales y las Comunas, así como las instituciones de todos los niveles de gobierno. Hoy podemos decir tristemente que estamos en un Metro hacia atrás, y necesario es un Metro renovado hacia adelante.