Los 7.161.637 votos reconocidos por el CNE al presidente Chávez le asignan 62,89% del electorado. Reflejan un crecimiento tanto absoluto como porcentual con respecto al 59,09% del referendo revocatorio. La ganancia de casi cuatro puntos podría haber sido mayor, teniendo en cuenta el enorme porcentaje de venezolanos beneficiados con las misiones, el crecimiento económico y el mejoramiento del poder adquisitivo, incluso de los sectores más pudientes, a los cuales se favoreció con la prohibición de los créditos indexados, el lanzamiento de automóviles de fácil adquisición, el control de la inflación y la ampliación de las oportunidades en educación superior.
36,85%
La oposición vuelve a asentarse en su magnitud cercana al 40,63% del referendo de 2004, con merma de casi tres puntos. Parecería ser su piso cuando su propia dirigencia no se empeña en suicidarse llamando a la abstención. No se puede adscribir la permanencia de tal indicador al voto de la clase media, que no constituye el 36,85% de la población. Por otra parte, ninguno de los intereses vitales de ésta ha sido tocado, y ni siquiera amenazado. El 36,85% no es respaldo a una figura política: el candidato opositor presentó una figura anodina; fue duramente atacado por opositores extremistas que lo incitaban a la violencia, y durante su ambiguo discurso de aceptación del triunfo de Chávez fue abucheado por su propia militancia. La cifra tampoco apoya a una organización: Untc es un parapeto provisional, sin otro proyecto que obtener fondos de la NED. Candidato y organización no tienen más razón de ser que el rechazo a Chávez. Tras la derrota, discursos de Leopoldo López en Chacao y de Julio Borges anuncian una vuelta al proyecto separado de Primero Justicia.
48,46%
El candidato Rosales se impuso al resto de la oposición con el argumento de que había sido elegido en el Zulia. En realidad, el movimiento bolivariano logró allí una mayoría de 53,14% en el referendo de 2004, y sólo fue derrotado en la elección de gobernadores porque desasistió a un candidato impuesto que no gozaba del favor de las bases. Así se entregó a una oposición minoritaria el estado quizá más importante demográfica, estratégica y económicamente. En la elección presidencial Rosales obtiene en Zulia 48,46% del voto zuliano contra 51,36% favorable a Chávez. Con una política de consulta a las bases bolivarianas, ni el Zulia hubiera quedado en manos de Rosales, ni éste hubiera sido candidato.
25,12 %
Es la cifra de abstención, inferior al 30,08% del referendo en 2004. La oposición suma la abstención a su rechazo a Chávez. Los bolivarianos la adscriben al rechazo a los escuálidos. Lo cierto es que la abstención desciende cuando el voto decide la suerte del proceso o afecta directamente a la persona de Chávez. Muchos factores pueden haberla perpetuado. Primero, las largas colas debidas a la comparativa escasez de mesas en sectores populares y zonas rurales. Segundo, los problemas de traslado hasta los centros de votación en estos sectores. Tercero, la campaña mediática que amenazaba con disturbios y perturbaciones del orden público y con un cierre violento del proceso.
Por otra parte, la falla en los mecanismos de cedulación, que a pesar de la Misión Identidad todavía no cubren a sectores importantes, pudo haber negado a muchos venezolanos de escasos recursos la posibilidad de inscribirse en el Registro Electoral.
51,36%, 53,77%
En el mapa rojo rojito, las mayorías menos marcadas se registran en Zulia, con 51,36% frente a 48,46% de los opositores, y en Mérida, con 53,77% frente a 45,9%. En Zulia, el resultado podría adscribirse al regionalismo nucleado en torno a un candidato local, y a la división de los bolivarianos. En Mérida, a cierto conservadurismo de la región y al peso que en esta tienen las autoridades y personal de la Universidad de Los Andes.
40,93%
Es el porcentaje del MVR en la votación total. En el bando bolivariano le siguen de lejos con cocientes más modestos: Podemos, 6,3 %; PPT, 4,76 %; PCV, 2,93%; MEP, 0,78%; UPV, 0,66% ; Tupamaro, 0,59%; Liga Socialista, 0,50 %. Quizá el MVR, creación personal de Chávez, es el partido que la gente identifica de manera más directa con él. Pero la organización por sí sola no ha tenido un poder de convocatoria capaz de vencer la abstención en los comicios donde estaba ausente Chávez, como sucedió con los relativos a la Asamblea Nacional. El moderado nivel de respaldo popular a otras organizaciones contrasta con su amplia participación en el poder.
13,48%
Es el porcentaje de la votación total de Untc.
La siguen Primero Justicia con 12,24%; Copei con 2,21%; URD con 0,73%; MAS con 0,63%; Convergencia con 0,52%; La Causa R con 0,23 ; Bandera Roja con 0,16%; Piedra con 0,04%. La abstencionista AD desaparece del campo político. Casi lo mismo le pasa al MAS, La Causa R y Bandera Roja, organizaciones que fueron de izquierda y murieron con la ultraderecha. Untc, el parapeto ad hoc creado para Rosales, apenas supera en poco más de un punto a Primero Justicia. Sin dirigente de fuste ni programa, posiblemente se disuelva sin pena ni gloria.
0%
Es el porcentaje de error de las máquinas electorales. Rosales admitió a regañadientes sus cifras, al tiempo que las desacreditaba mencionando "otros resultados". Pablo Medina fantaseó guarismos que no se creyó ni él mismo. La oposición, no necesariamente de buena gana, inicia el camino de la legalidad electoral y de opciones distintas del golpe de fuerza o la intervención extranjera.
100%
Es el porcentaje de bolivarianos en la Asamblea Nacional: la mayoría más alta posible. No hay ley, no hay reforma que el movimiento bolivariano no pueda imponer. Esta fuerza no puede ser malgastada en minucias ni dejada sin uso. No usar un poder es cederlo al enemigo.
luisbritto@cantv.net