En política nada es mentira. Nada es verdad. Y todo lo contrario. Las aguas cambian de colores de un instante en otro instante. La victoria se convierte en derrota, o la derrota se convierte en victoria. Así es la política. En especial, la venezolana. Pero, más aún especialísima, la oposición. ¿Hay semejanzas entre el juego de ajedrez y el escenario político venezolano? Eso es positivo. Las piezas se mueven, según los mandatos de la mente. Y una jugada…, una sola jugada, puede torcer el final del juego. Y eso está sucediendo en Venezuela.
Cabe preguntarse: ¿Qué harán los Jinetes del Apocalipsis? ¿Quién tiene las riendas del corcel blanco? ¿Quién monta al caballo rojo? ¿Y el negro? ¿Y el bayo? Ya nada importa, que “caballero” monte a quien monte. La pieza fue movida, magistralmente, por el presidente Nicolás Maduro. Y, con su jugada ha puesto en jaque mate, al llamado presidente interino de Venezuela, Juan Rastrojo. Ahora, ¿para dónde van a correr? El señor Trump, a estas horas, lo sabe todo. Pero, igualmente, sabe que contra Maduro, y lo que él representa, no se puede.
Las fotos divulgadas, en primera instancia, por Diosdado Cabello, en su programa televisivo, abrieron un enorme boquete dentro de los radicales de la oposición, comandados por Guaidó, quien ni corto ni perezoso, apareció retratado con la flor y nata del narcotráfico y de la violencia: Los Rastrojos. Y como si fuera poco, Maduro, les asestó una puñalada mortal, con el acuerdo alcanzado con una seria y responsable oposición.
Señores: esta gente quedó aislada. Totalmente aislada, tanto a nivel interno como externo. ¿Qué hará Juan Rastrojo? ¿Tomará las armas y se internará en una montaña para combatir a los militares venezolanos y las poderosas fuerzas del PSUV? Dudo que este señor y quienes lo apoyan puedan dedicarse a combatir en las montañas de Venezuela, y dejar su “Dulce Vita” de los hoteles lujosos, los confortables aviones, y las camionetas blindadas. Pero, hay algo más: no lo harán porque no tienen bolas… ¡Se cansa, uno!
