Odio justificable a las y los venezolanos que emigran

Jamás se pudiese generalizar a toda una sociedad, muchos menos imponerle una nominación, por las vulgaridades o violaciones de algunos. Los emigrantes venezolanos que se expatriaron fueron y sigue siendo contra su propia voluntad y deseo. El motivo primordial del éxodo, son los latigazos de la guerra impuesta económicamente a la nación, mientras el pueblo se obligó aventurarse hacia los desconocidos, para trabajar y enviar los sobrantes de sus gastos necesarios a sus dependientes. Antes de las ondas expansivas del Embargo Económico, la mensualidad del venezolano llego a sobrepasar el 90 % en consumo de gastos innecesario, 40 horas es la hornada semanal, los derechos del trabajador, y muchos otros beneficiosos son adquiridos y conocidos en la RBV.

Cuando desembarcan a su escogido o recomendado destino, empieza el asedio en contra su presencia, especialmente en los países sudamericano. Numerables semblantes físicos de los y las venezolanas son agraciadas por sus variadas mestizajes y bellezas, impactando y dejando huella en su nueva sociedad, el odio, celos o envidia es visible, señaladas y punto de vista justificable, ya que los ojos, corazones y deseos de los y las nativas más deseadas y ansiados, caen antes las hermosuras de las y los venezolanos.

Otro gran motivo para odiar a los venezolanos en el exterior es la profesionalidad. La mayoría de los destinos que escogieron los embajadores fueron los países latinoamericanos, en donde algunas naciones tiene menos del 10% de la población originaria, son profesionales. Es injusto para los nativos, ya que más del 80 % de los y las jóvenes y adultos venezolanos son profesionales y la mayoría de alturas. Escalando con facilidad los altos cargos por sus caras, capacidades, conocimientos y competitividades. Porque deberían quererlos.

Las urgencias y necesidades para reunir y consignar las remesas a sus familiares necesitados, los impulsan a esclavizarse y trabajaría más del doble de horas semanales, en ocasiones sobrepasan las 80 horas, y cobrarían aún por debajo del sueldo mínimo con tan solo acomodar a sus adjuntos en Venezuela. Otro gran motivo para tenerle rabia a los y las venezolanas, por las ya sufridas violadas sociedades que están desempleadas. En los países bolivarianos, los llaman venecos, mientras en España son catalogados sudacos, en cambio el obtuso venezolano, Julio Borges, dictaminó a sus semejantes venezolanos como una enfermedad contagiosa y amenaza.

Para todos los gobiernos sudamericanos, las humillantes imposiciones del traidor Borges, hacia los emigrantes venezolanos de ser una amenaza y una peste infecciosa es una realidad que soportan los sumisos títeres imperiales. En todo les sacan beneficios y provechos, pero no les conviene que los emigrantes venezolanos, platican de los derechos adquiridos en su país, mucho menos les conviene que se enteren, los costos de los servicios básicos, o la educación primaria, secundaria, universitaria y técnicos son gratuita e incentivada con becas, ni hablar de la ya 2.8 millones familias que adquirieron una casa propia por el estado.

Pero la mayor virtud de las mayorías de los embajadores venezolanos, son vírgenes, limpios, claros y libres de todas clases de odios o pestes raciales. Cinco son los países bolivarianos incluyendo Panamá, en donde los venezolanos representan en sus libros de historias, como los libertadores quienes les dieron las autonomías de sus orgullosas naciones.

El destino de la nueva RBV, evolucionó por la providencia a ser otra vez la antigua plaga contagiosa del ejército de Bolívar, en contra el viejo orden mundial, actualmente el vocero y agente de la nueva orden mundial, J Borges lo certifico.

Ojala que los embajadores venezolanos no se contagian del odio racial, recordando que son los maestros no estudiantes, son libertadores no plagas, son bolivarianos no green-go. Finalmente recuérdenlo bien, son ricos no mendigos, son envidiados y no repudiados, por todas estas virtudes señalados es el motivo y primordial causante que cobijan las desgracias que sobrevive cada venezolano dentro y fuera de su país. Viva el conocimiento.



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Jaled Ali Ayoub Bazzi


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