Guaidó ha declarado al diario español ABC tener "los votos necesarios para ser reelegido en la AN", según reporte del periódico zuliano "Panorama".
https://www.panorama.com.ve/politicayeconomia/Guaido-Tenemos-los-votos-necesarios-para-la-reeleccion-en-la-presidencia-de-la-AN-20191225-0027.html
Pero una buena parte de ellos serían votos a distancia dado que muchos de esos diputados, por distintas razones, se hallan fuera del país. Sería esta la primera vez, en la historia del parlamentarismo mundial, que se intenta darle legalidad a una situación como esa. Pues la práctica habitual y ancestral, hasta establecida legalmente en este planeta, es que representaciones como esas se ejercen de manera presencial, tanto que la constitución vigente de Venezuela habla de lo "participativo y protagónico". La ausencia, en una primera instancia, habla del desinterés y la falta de disposición del elegido, a lo que los venezolanos llamamos "echar el resto por la causa".
Por lo anterior, parece como oportuno recordar, que los combatientes clandestinos contra los gobiernos de Betancourt y Leoni estaban sujetos a una norma moral estricta, como la de nunca exiliarse, pese las dificultades y, de ser expulsados por el gobierno, volver por cualquier vía, algo que se expresaba en aquella coloquial de frase de "si te sacan por la puerta, regresa de inmediato por la ventana".
En esas mismas declaraciones, el actual presidente del parlamento venezolano, admite que muchos de los suyos votarían de manera virtual, a distancia, con lo que estaría admitiendo no tener los votos presenciales necesarios. De donde uno concluye que, si los tienen quienes están en posición opuesta o distante, como quiera decirse, con respecto a él y a favor de un desenredo de la política venezolana.
Por supuesto, Guaidó y los suyos se sustentan en el apoyo nada virtual, si real, con real, poderoso y confiscatorio del gobierno de Trump y de los del llamado Grupo de Lima, al que se le ha agregado a última hora el de facto de Bolivia, como para restarle valor moral.
Por ese respaldo, la oposición que ahora controla la AN intentará mantenerse como está, hasta apelando a recursos extraños e inusuales como ese del voto virtual, sin la indispensable presencia física, nunca vista antes en parlamento alguno, lo que la propia legislación norteamericana no permite. Sólo por eso, sin legalidad ni respaldo popular, la oposición que expresa Guaidó, intentará mantenerse hasta rompiendo sus compromisos internos como el de reconocer el derecho a las minorías que debiera darle la presidencia de la AN a un diputado distinto a quien ahora la ejerce. Lo que nos lleva a otra situación. La decisión de Guaidó y los suyos, de repetir el candidato, significa un rompimiento formal y definitivo del universo opositor.
Pero lo novedoso de todo eso es que a partir del 5 de enero Venezuela podría tener dos AN, una con Guaidó al frente, sin legalidad, pero con la fuerza que le daría Trump, lo que estaría por verse y otra constituida por un nuevo frente, el que formarían, ante esa sola contingencia, factores del gobierno, quienes con este hacen política común hasta cierto límite, entre los cuales se hallan grupos nacionalistas, de izquierda y aquellos que antes estuvieron en la MUD y otras formas de expresión opositora, como el grupo que lidera Bertucci. Formalmente, el cuadro político a partir del 5 de enero, aparecería cambiado y pese lo que diga, y por lo que hemos dicho hasta aquí, Guaidó y los suyos se mostrarían debilitados o en desventaja.
Tendríamos entonces dos AN y una ANC, lo que de paso, nos exhibiría ante el mundo como un fenómeno y hasta algo ridículo. Ese sería el regalo de los tres reyes magos.
La nueva realidad, pese Guaidó y los suyos se caigan a embustes, significaría que uno de los parlamentos, el contrario a ellos, tendría los votos necesarios, esos que demanda la legalidad con presenciales. Pues no estando los diputados principales, por las razones que fuesen, los suplentes ejercerían el derecho constitucional, pues para eso fueron elegidos, de ejercer la representación. Y siendo así, esta AN sin Guaidó, en cualquier parte del mundo, donde prevalezcan sensatez y cordura, sería la pertinente para ejercer la representación popular.
Entonces Guaidó, aparte de la ANC que parece como un cadáver y vendedor de baratijas y ofertas incumplidas, tendría frente así una AN con diputados legales. EEUU tendría también un nuevo cuadro y razones para reflexionar.
Venezuela no puede seguir sujeta a las ambiciones de ninguna potencia del mundo, sea la que sea y tampoco a la de políticos que ponen por delante sus ambiciones e intereses. Al pueblo venezolano, al que por primera vez en su historia, después de aquella estampida caraqueña que se llamó la "Emigración a Oriente", para huir de las arremetidas feroces de Boves, no se le puede seguir castigando tanto como que no hay un hogar donde no se haya ausentado, por razones de "fuerza mayor", alguno de los suyos. Miles de hogares, pertenezcan sus miembros a la oposición u otra opción, la pasada noche de navidad vieron que alrededor de la mesa navideña, por muy humilde que ella fuese, faltaba por lo menos un miembro de la familia, alguna silla quedó vacía y eso volverán a sufrirlo la noche del 31.
La ferocidad de la crisis económica en un país que cuenta con incontables riquezas de todo tipo, como para construir una gran nación, ha sido de una cruel sin límites y en eso, aparte de los planes nada ocultos del gran capital internacional también juegan los políticos que, poniendo por delante sus ambiciones personales, les sirven de agentes. Y esto no puede continuar.
En lo inmediato, lo que uno avizora, es lo que ya dijimos. Aparte de seguir cargando con la crisis, y otros síntomas que ya se evidencian y de los cuales pudiéramos hablar en próxima oportunidad, tendríamos dos AN, que pasarían a ser el centro de la discordia y fragmentación venezolanas, justo lo que quiere el fundamental y tradicional perro sabueso que sigue nuestras huellas y genera querellas entre nosotros.
Entonces, además de las dificultades y enredos de los cuales somos víctimas, ahora tendremos tres parlamentos y una causa más para intentar destrozarnos. Algo así como que "éramos pocos y parió la abuela". Pero esto último, podría derivar hacia otras formas de manejar el asunto.
No obstante, si analizamos el asunto con equilibrio, de tal desaguisado pudiera salir favorecido el gobierno y esto no es tampoco absolutamente bueno, porque estamos urgidos de una circunstancia que obligue a éste a tomar las cosas con la seriedad y sobre todo pertinencia que la crisis demanda. Las cosas, casi por inercia y por ese conflicto político en el cual estamos inmersos, se han venido configurando de tal manera que pareciéramos destinados a que "si nos pela el chingo nos agarra el sin nariz". Los planes y sueños de Chávez, al margen de otros asuntos que habrá que debatir en el momento justo, como los de construir una economía poderosa y bajo el control venezolano, parecieran evaporarse y se nos ha colocado en un disparadero de optar por dejar lo nuestro en manos de una potencia, un capital u otro, el asociado al gobierno o a la oposición. Por ejemplo, es ya casi hecho público que marchan planes para cambiar de manera casi radical el manejo del negocio petrolera por formas distintas a como lo quiso, soñó el barinés y soñamos y queremos la mayoría de los venezolanos. Y a esos planes habría que detenerlos para que se imponga lo verdaderamente conveniente al interés nacional, pues pereciéramos destinados en lo inmediato a lo contrario.
La oposición de Guaidó, pese siga por ahora contando con el respaldo de Trump, el Pentágono y el capital estadounidense, saldrá debilitada de los acontecimientos fijados para el 5 de enero. Y estando en esas circunstancias, su "ganancia" no es como para ser arrendada, dado el pragmatismo del capital, el gobierno de EEU y los vientos que soplan en el mundo de la economía.
Todo lo anterior constituye un cuadro muy locuaz como para que los venezolanos todos, quienes hacen oposición y también están con o en el gobierno, leyendo de manera pertinente, más con el cerebro que las vísceras, optemos por una práctica en la que prevalezcan nuestros intereses, los del ser venezolano, ciudadano e individuo.
Pese lo fúnebre: ¡¡¡Feliz año nuevo a todos!!!