En su último escrito Toby Valderrama habla de tres batallas: la librada por Chávez en contra del capitalismo con las armas y las banderas del socialismo, la cual se perdió frente a la traición de Maduro; las batallas subalternas dentro de las dos fracciones del capitalismo por el control de los recursos y el poder político, librada entre el madurismo y sus carteles y Guaidó y los disidentes a la violencia, todos obedeciendo las órdenes de EEUU; y la tercera batalla, que es para nosotros otra Batalla de Santa Inés, pero no para ir a unas elecciones, sino esta vez por la conquista del socialismo pleno, para retomar el camino de Chávez por la independencia y la patria socialista, para "cambiar todo lo que deba ser cambiado".
Reconstruir la sociedad como nación, como Patria socialista, que el socialismo nos identifique y nos cohesione.
Con el desmantelamiento de la industria petrolera y su eventual privatización comenzó la traición al Plan de la Patria. La independencia dejó de ser un objetivo claro para convertirse en un antiimperialismo bobo, sin sentido histórico ni político, solamente declarativo. Dentro del país se adelantaron los pasos para desmontar los avances socialistas (y nuestra independencia como nunca antes en la historia), desde la conciencia del deber social, alentando un individualismo gregario y egoísta propio de las sociedades capitalistas, hasta las empresas socialistas; las empresas socialistas retornaron a la propiedad privada con gestos de vergüenza. Les confiaron nuestros ahorros a los privados y estos se los robaron, con la complicidad de los administradores. Se paralizaron todos los proyectos de desarrollo físico del país, pensados para apuntalar nuestra independencia económica y nuestra soberanía energética y alimentaria. Se abandonaron hospitales, planes ferroviarios, fábricas, silos, almacenes de acopio, la cadena de los procesos productivos y económicos en favor de intereses particulares. Se revirtió el plan de explotación racional y conservacionista en el arco minero para reinstalar a las empresas botadas del país por el presidente Chávez por maulas y destructoras de la naturaleza…, y así sigue el cuento hasta este cataclismo incontrolable.
La tarea socialista del presente es reconquistar la montaña, librar una batalla de rescate de los objetivos estratégico establecidos en el Plan de la Patria original, hoy en falsificados por la felonía: es la batalla por la supresión de la "lógica del capital…, paso a paso, pero sin aminorar el ritmo de avance hacia el socialismo". Tenemos el Plan, faltan las voluntades de políticos recios. Afinar el análisis para no dejarse confundir con un anticomunismo pueril e ingenuo, y con el anticomunismo astuto, fascista, altamente manipulador capaz de infectar las capas más avanzadas de la sociedad.
Gracias al madurismo y su traición el enemigo está usando los símbolos más sagrados del chavismo para destruir al chavismo. Ahora mismo salen a la calle organizaciones fantasmas queriendo confundir al chavismo más llano culpando al Plan de la Patria por la debacle madurista, en su intento de domesticar al capitalismo para sus propios fines mezquinos de ascenso social. Una tal "Mesa de Caracas", un grupo variopinto de pobres y ricos, jóvenes y viejos, sale declarando como una "organización de pensamiento político" que denuncia el Plan de la Patria como el "fracaso del socialismo", cuando todos sabemos que el Plan de la Patria de Chávez nunca se puso en práctica, nunca se han ejecutado ninguno de sus objetivos estratégicos ni principios, cuando cada vez más gente sabe que fue falsificado.
Hay que tener cuidado con esto, es el principio de la reacción fascista, la cacería de socialistas por sectores sociales, confundidos y alentados por la ultra derecha. A esto le seguirán organizaciones de carácter religioso, como lo fueron Tradición Familia y Propiedad y el Opus Dei; hoy son de corte evangélicos, se escudan con una biblia. Para contrarrestar esto debemos denunciar al madurismo de falsificar al socialismo y a Chávez, volver al Plan de la Patria original y estudiar sus objetivos históricos a la luz del socialismo científico que todavía está pendiente por construirse.
La verdadera Batalla de Santa Inés está por comenzar. Volvamos concienzudamente al Plan de la Patria original y a partir de él desmontemos la farsa madurista, las falsificaciones, las mentiras. El engaño de la publicidad sustituyendo la política, el discurso habilidoso sustituyendo a los hechos, el clientelismo por el trabajo político y social; convencer con la palabra y con el ejemplo no con bonos, lentejas (y promesas de "autorregulación económica", como la "mano invisible del mercado", que hoy es una bandera del madurismo marchito). Hay que imponer, por encima de toda táctica de lucha, el seguir el camino de la supresión de la lógica del capital, tal y como lo dejó por escrito Hugo Chávez en su proyecto original.
Nuestra tarea es mostrar el fracaso de los dos bandos capitalistas, de su calidad política. Las apetencias personales los han hecho perder el respaldo popular, la calle. La corrupción moral los iguala, la vulgaridad en los métodos y en los objetivos. Hay que levantar una bandera de lucha social real, para unir a la sociedad por razones superiores, elevadas, espirituales, humanistas. No puede ser que el ejemplo que tenemos moral que nos dan estos fracasados sea el chisme, la calumnia, la trampa, la mentira, el robo, la zancadilla, la lisonja, la traición. Hay que dejar de mirar hacia ellos y pensemos en como volver a la Patria, como unirla con verdadera justicia e igualdad social, dando a cada quien según sean sus necesidades y exigiendo de cada quién, según sean sus capacidades.
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