El alma mugre de Luis Almagro en la OEA

Camino, en una semana, a la designación del nuevo Secretario General de la OEA, se han unido en apoyo a la reelección de Luis Almagro, lo más vil, entre personajes e instituciones, opositoras a los sectores progresistas de América Latina.

Inicia el circo el Secretario de Estado estadounidense Mike Pompeo, quien señala “Luis Almagro es el líder que necesita EE.UU. para que el organismo continúe abordando proactivamente los desafíos centrales que enfrenta la región”.

Los secundan el Grupo de Lima, y los ex presidentes de América Latina y España, aglutinados en algo llamado “Iniciativa Democrática”, entre quienes destacan: José María Aznar, el creador de la “posición común”, que adoptó la Unión Europea contra Cuba; Mireya Moscoso, quien liberó al terrorista Luis Posada Carriles; Álvaro Uribe, vinculado al paramilitarismo en Colombia y torpeador de los acuerdos de Paz con la FARC y el gobierno; Mauricio Macri, el que llevó a los argentinos a un endeudamiento con el FMI y una economía destruida; el mexicano Vicente Fox; el costarricense Oscar Arias, el boliviano Jorge Quiroga.

Todos estos y estas, han contribuido “al hundimiento de las economías y de los programas sociales de sus países y haber prestado uno que otro “favor” a los gobiernos de Estados Unidos.

Pero reiteremos la suciedad, la porquería, la basura de la gestión de Almagro en la OEA:

“Bajo Almagro, la OEA ha pasado de ser un foro multilateral fuertemente influenciado por Estados Unidos, a un representante de los intereses estadounidenses”.

“El Secretario General ha apoyado sistemáticamente la agenda corporativa y del gobierno de los EE. UU., especialmente en la promoción de sanciones e intentos de cambio de régimen en Venezuela. Ha utilizado su puesto para cerrar puertas al diálogo o una solución no violenta a la crisis política en Venezuela e incluso ha llegado a tolerar la intervención militar, un paso explícitamente prohibido en la carta de la OEA”.

“Casi cinco años después del mandato de Almagro, un examen minucioso expone una serie de acciones que reflejan un sesgo ideológico flagrante, en lugar de un compromiso para construir el multilateralismo en un foro regional. Muchas de estas acciones han violado la letra y el espíritu de los principios fundacionales de la OEA, incluida la autodeterminación, la democracia, el compromiso con la resolución pacífica de conflictos y el objetivo de una acción unificada para beneficiar a las poblaciones de los 35 estados miembros”.

“La observación electoral es una actividad firmante de la OEA. Bajo el liderazgo de Almagro, las Misiones Electorales han recibido acusaciones de prejuicios de los países anfitriones en el ejercicio de su mandato, que resultaron en la imposibilidad de facilitar elecciones pacíficas y transparentes. Estas misiones provocaron acusaciones de que las acciones de la OEA “provocaron”, un conflicto postelectoral: en las elecciones presidenciales hondureñas de noviembre de 2017, las elecciones presidenciales bolivianas de octubre de 2019 y las recientes elecciones municipales de República Dominicana de febrero de 2020”. “En estos países se produjeron protestas populares masivas que, en los dos primeros casos, provocaron el asesinato de decenas de manifestantes por parte de las fuerzas de seguridad y causaron violaciones masivas de los derechos humanos, y en los tres casos profundizaron las divisiones y los conflictos dentro de los países anfitriones”.

Así mismo, “Los dobles raseros politizados también se han aplicado a los derechos humanos. Las declaraciones del Secretario General sobre los derechos humanos siguen el patrón de parcialidad al decidir qué gobiernos son objetivo y presionados para reformar, qué medidas se toman y qué líderes reciben apoyo a pesar de las violaciones de los derechos humanos”.

Este escenario, nos demuestra que la OEA no ha presentado soluciones integrales para la avaricia criminal de los gobiernos corruptos, la desigualdad o la violencia y la discriminación contra las mujeres en América Latina.

El historial de Almagro como líder de la OEA es motivo de grave preocupación. La búsqueda agresiva de sus objetivos ideológicos personales ha llevado a la división, el conflicto e incluso al derramamiento de sangre, se necesita urgentemente un cambio de liderazgo.

Deseamos concluir con lo señalado por el Programa de las Américas, en un Informe Especial, reiterando que: “Un análisis en profundidad de las acciones de la Organización de los Estados Americanos revela un sesgo político inquietante, la voluntad de manipular eventos y datos con fines políticos, y un patrón de doble rasero bajo el liderazgo del Secretario General Luis Almagro. Al favorecer a los gobiernos y fuerzas de derecha, mientras ataca o intenta eliminar a la izquierda en el poder, Almagro ha marcado un curso que ha erosionado la legitimidad de la organización regional en dos áreas críticas de las operaciones de la OEA: observación de elecciones y monitoreo de derechos humanos”.





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José Amesty


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