El país se rebela por los cuatro costados, la situación anuncia tempestad, el fracaso de la costra madurista es inocultable. Los saqueos no aceptan disimulos, la gente desesperada busca vías de subsistencia, es una revuelta por la reivindicación, por el derecho básico: la vida. La costra madurista llevó al país a las orillas del abismo, lo arrinconó sin futuro, sin esperanzas y sin lo elemental para vivir.
Ya no son tiempos de análisis, la realidad habla por encima de cualquier argumento. Ahora se trata de encontrar vías para la reconstrucción de la sociedad desbastada. Lo primero que debemos establecer con claridad es que este fracaso no es un fracaso del Chavismo: ¡maduro no es Chávez!, es su contrario, temprano traicionó el legado y de esa traición nació este desastre.
Fracasado el madurismo, las fuerzas se aprestan para su sustitución: los guaidó ofrecen entregar la Patria a los gringos, lo hacen de manera descarada, todos tienen pasaporte gringo, carta de residencia; alrededor de los guaidó sobrevuelan bajito los oportunistas adornando, justificando, una salida de falso consenso, los hay de todos los pelajes, hasta del gobierno lanzan puentes buscando seguir vigentes, se disfrazan de lo que sea oportuno, a veces de chavistas, a veces de maduristas, no tienen escrúpulos para cambiar de casaca y de pasaporte, puede ser gringo tanto como puede ser ruso, lo importante es permanecer.
Todos estos grupos tienen en común ser enemigos del legado de Chávez, todos se confabularon contra la idea Socialista, la deformaron, la denigraron, persiguieron a sus defensores. Su objetivo es por sobre cualquier diferencia: cómo enterrar definitivamente al Chavismo auténtico, cómo impedir que renazca en medio de la protesta social, cómo conducir la revuelta de país hacia la cuarta república, no les importa que ese regreso sea por intermedio de una dictadura fascista.
Es el momento de la dirección chavista auténtica, la que labró su prestigio en el exilio, en las cárceles, en la persecución madurista. Es el momento de darle contenido político a la revuelta, dotarla de una dirección hacia el futuro, impedir el regreso al pasado.
La tarea es difícil, pero es posible. Chávez fue sometido a una campaña deformadora por el madurismo, no obstante aún vive en el corazón de los humildes. Es allí la gran batalla de hoy. Los humildes se rebelan, hay que aclararles que es contra el madurismo hambreador y contra la traición al pensamiento y a la acción chavista. Decirles que es necesario volver a Chávez, a los días cuando los humildes eran protegidos por su gobierno, se preocupaba Chávez por lo material y se preocupaba por lo espiritual, por la organización popular, no había mentiras, la verdad era sagrada, no había engaño. Las dificultades se enfrentaban con la masa consciente, informada, organizada, con un espíritu altruista, con consciencia del deber social. El pueblo chavista fue invencible porque la gente se sentía parte de un movimiento social con objetivos humanistas, con metas claras.
Es necesario volver al espíritu de las victorias contra el sabotaje petrolero, el golpe de abril, es necesario volver a Chávez. Hacer que la masa entienda eso es la tarea de la dirigencia chavista auténtica, ser vanguardia de las luchas que vendrán.
¡VIVA CHÁVEZ!