La desidia de todos nos hunde en un mundo absurdo, pareciera que padecemos las siete plagas del realismo mágico tropical, quizá es una venganza, una condena por desperdiciar los liderazgos auténticos. La falla viene desde los días del propio Bolívar, que murió solitario, sin camisa, en su amada Colombia; sigue con Zamora, mártir en San Carlos; Fabricio, Argimiro, Américo y diez mil mártires más, líderes verdaderos olvidados en el desierto de la ingratitud popular.
Hoy padecemos la condena de haber abandonado a Chávez, lo enterramos junto con su pensamiento, deformaron su imagen hasta volverlo agente del capitalismo que en vida combatió hasta la muerte. Ahora, como en una maldición, vivimos en medio de una guerra de muñecas de trapo donde se perdió todo decoro, no hay límites para la infamia. Veamos.
El gobierno es la primera muñeca de trapo, se desgañita en rabietas, pero al momento de las decisiones se derrite. Esquivan la confrontación real con trump, le temen; sin embargo, crean todo un teatro de confrontación, inventan batallas como esa de la invasión de Macuto y pretenden asimilarla a Playa Girón. Pero las mentiras siempre se vuelven contra el mentiroso. El gobierno, para evitar la confrontación real, inventa una invasión y él mismito se entrampa, ahora tiene que tomar medidas contra el jefe de la invasión, pero guaidó está protegido por los gringos, y allí comienzan a caer las máscaras de la valentía, lo heroico queda diluido por la cobardía.
El presidente se escurre y deja la responsabilidad a la justicia, los magistrados callan, no se atreven, no son expeditos como en otras oportunidades, y la pelota cae en el campo del fiscal que se atoró con el puesto, actuando como Torquemada, todas las semanas sale poniendo presos, acusando, exhibiendo su arrogancia. Ahora se le mojó la pólvora con guaidó, el protegido de trump, se hace el loco, pierde su dignidad. En realidad, todos temen al gringo, no soportan que los destierren del capitalismo, que le quiten los viajes al imperio, que los confinen a vivir en el mundo absurdo que crearon. Nadie quiere tirar la primera piedra.
Los hijos de trump son la segunda muñeca de trapo, se anotaron en comprar una invasión, y quedó al descubierto su cobardía y su estulticia. No terminan de cuajar nada, son como aquellos boxeadores vistosos pero sin pegada, pura finta, no noquean a nadie, son de trapo. Pasarán a la historia por el asombro de sus acciones incomprensibles, como aquel golpe de Altamira y ahora esta invasión chinchurria.
Las muñecas se jalan por los pelos mientras el país se hunde. En manos de los líderes de trapo al país lo envuelve la noche oscura, se disuelve. Al impacto económico se le suma el impacto espiritual, la conducta de las costras dirigentes se refleja en el resto de la sociedad, un país no soporta tanta mentira, tanta farsa, y no resiste que por conveniencia lo congelen, como pretende el madurismo con la cuarentena.
Vivimos días de acumulación de energía, como un volcán, no sabemos cómo será la inevitable erupción pero se sospecha terrible. Estamos seguros que los líderes verdaderos, con toda la experiencia adquirida, sabrán prepararse para esos momentos, impedir que la masa elija de nuevo a sus verdugos, conseguirán enrumbarla por los caminos del rescate de la dignidad nacional. A estos líderes los apoyaremos. Las muñecas se deshilachan, son días propicios para la consolidación de liderazgos de relevo.
#Aporrea18años Felicitaciones por dictar cátedra de honestidad revolucionaria