Aquí hay Maduro para rato, pues quien puede quitarlo, está en gestación

He sostenido en muchos de mis artículos en esta página web, que no existe y no ha existido antes, un gobierno cuya finalidad sea hacer una revolución social, política o económica. Todo gobierno, sin importar su origen, se constituye para tomar y permanecer en el ejercicio del poder, así sea monárquico, republicano, conservador, liberal, democrático, militar o civil. Todo gobierno genera una oposición y el papel de los opositores es tratar de tomar ese poder para ser ellos los que gobiernen y sustituir a los que están ejerciéndolo. Es totalmente ilógico e inútil solicitar a los opositores que colaboren o trabajen a favor de las políticas que implementa el gobierno de turno.

Entendido y asimilado el primer párrafo pasamos al segundo (recuerden mis lectores que he sido docente toda mi vida). No existen gobiernos u opositores buenos o malos, patriotas o antipatriotas, esas categorías no se estudian en las Ciencias Políticas; solamente existen dos grupos minoritarios, que compiten y consideran ser ellos los llamados a gobernar para ejercer el poder y regir los destinos de la sociedad donde una gran mayoría los acepta por seguridad y comodidad. Es el llamado juego tríadico: Gobierno, opositores y oscilantes.

Un gobierno es considerado exitoso mientras se mantenga ejerciendo el poder y deja de serlo, cuando la oposición lo sustituye o le obliga a modificar o a cambiar las políticas y programas que le llevaron al ejercicio del poder, así sea su origen democrático o autocrático. En el caso venezolano, pienso que al gobierno revolucionario liderizado por el Presidente Obrero Nicolás Maduro, se le ha obligado modificar las políticas y programas que El Comandante Chávez dejó como herencia plasmado en el Plan de la Patria.

La única opción de sustituir al gobierno personalista de Nicolás Maduro está previsto en el Plan de la Patria y es mediante la constitución del Estado Comunal, regido por un Poder Popular Organizado ejerciendo directamente el gobierno. O sea, el Pueblo salvando al pueblo. ¿Es posible esto? Siguiendo la lógica del contenido de este artículo, no va a ser Nicolás Maduro quien lo haga, pues su razón de ser, es su permanencia en el ejercicio del poder para justificar lo exitoso de su gobierno. Se mantendrá gobernando mientras los opositores continúen débiles y sin programas y sus líderes estén totalmente desacreditados ante la opinión pública por sus actuaciones en el pasado, o en nuestro excepcional caso, el Poder Popular previsto en nuestras leyes, no lo sustituya asumiendo su papel protagónico y decida hacerlo.

Todo lo anterior explica por qué Nicolás Maduro y su gobierno han implementado todas esas políticas sociales proteccionistas, actuando como un padre generoso que protege a sus hijos apoyado en un Poder Popular todavía inexistente. Quienes más han hecho por hacer fracasar al gobierno de Nicolás Maduro han sido los que crearon la Ley de Precios Justos, pues esta ley es la antítesis del programa Socialista con el cual Chávez obtuvo el favor del electorado que lo llevó al poder. Un gobierno sin bases programáticas tiene que recurrir a la manipulación del electorado, a la negociación con la oposición o a la fuerza para mantenerse en el poder. En nuestro caso, el gobierno actual ha optado por la negociación. Nicolás Maduro viene del campo sindical y tiene una gran experiencia como negociador y está acostumbrado negociar con empresarios a quienes lo único que les interesa es obtener la maximiza ganancias de sus empresas y no con políticos que solamente les interesa la toma del poder y sustituirlo a él como gobierno.

Solamente un Poder Popular Organizado y consciente de su papel histórico ejerciendo el poder como gobierno estaría en condiciones de negociar, por ejemplo, una Ley de Salarios Justos (No de Precios Justos), con todos los demás sectores sociales, pero esto solo se podrá dar cuando sea gobierno, mientras tanto Nicolás Maduro continuará en el ejercicio del poder para preservar el orden instituido por el sistema capitalista imperante y no al socialista que aspira sucederlo, pues este sería su final.

Lo que no encaja en todo este entramado explicativo es el papel intervencionista del gobierno liderizado por el presidente de USA, Donald Trump, quien supone que con un comando de 20 hombres armados pueda secuestrar al presidente Nicolás Maduro y llevárselo preso a su país. Este hecho es una afrenta directa que subestima el legado histórico dejado por el Comandante Hugo Chávez y sembrado en el alma de un gran sector de la población venezolana

SIN PODER POPULAR ORGANIZADO GOBERNANDO CON EL PLAN DE LA PATRIA NO HAY SOCIALISMO, MIENTRAS TANTO ESO NO SUCEDA TENEMOS A NICOLAS MADURO.



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Juan Veroes


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