Economía de Bodegones

(Más sobre la necesidad de corregir la política económica y contra los "Cantos de sirena" de asesores muy costosos)

Recientemente se ha anunciado cierta discusión en Venezuela acerca de lo que realmente significa lo que podemos llamar con cierta ironía la "economía de los bodegones", a la cual podemos válidamente también agregar los casinos, hoteles y restaurantes de lujo, y otros sitios destinados sólo o principalmente al consumo de sectores sociales de altos -o muy elevados- ingresos. Este hecho es, particularmente, chocante; pues no está visiblemente destinado a atender las necesidades de grupos de turistas extranjeros interesados en conocer Venezuela, sino principalmente en el consumo de sectores de la sociedad que, en medio de la crisis no han sido perjudicados (o lo han sido mucho menos) y, por el contrario, han resultado beneficiados.

En el debate sobre este tema, nos gustaría participar con algunas ideas y reflexiones. Particularmente, acerca de cómo podemos interpretar válidamente este hecho y cuál es el impacto real que el mismo tiene sobre las posibilidades de crecimiento económico y desarrollo de Venezuela. Y sobre el modelo de crecimiento económico que parece anunciar esta tendencia.

Debe quedar claro que, este rasgo emergente de la economía venezolana revela la concentración del ingreso y la riqueza social en sectores de elevados recursos económicos, poniendo a su vez en evidencia la ocurrencia de una creciente exclusión social y el aumento de la desigualdad social. Sobre todo, como es el caso, si este fenómeno coexiste con la prevalencia de amplios sectores de la sociedad que no alcanzan a cubrir lo mínimo; es decir, sus necesidades de alimentos, vestido, calzado, salud, educación, etc.; lo básico a lo que estaban acostumbrados pues, se encuentra cada vez más fuera de su alcance y les es más difícil cubrirlo con su presupuesto. En presencia de esta situación, nos encontramos, contradictoriamente y, por lo tanto, en un proceso de empobrecimiento significativo de amplios sectores de la población y exclusión social, que ocurre al mismo tiempo que el ingreso y la riqueza se concentran en una pequeña porción de la misma que, no sólo cubre holgadamente estas necesidades, sino que tiene acceso a bienes exclusivos. Se crea o ahonda así una división social significativa que amenaza la existencia misma de la sociedad y el Estado democráticos que los venezolanos han venido construyendo por décadas hasta hoy día.

Somos conscientes del inmenso daño que han causado las estrategias violentas y desestabilizadoras de la oposición fascista y antidemocrática, principalmente, aquellas alentadas por Guaidó y sus cómplices dentro y fuera del país; pero eso no nos excusa de la necesidad de adoptar buenas políticas económicas, por el contrario, las hace URGENTES.

La "economía de los bodegones" -como hemos preferido llamarla- fomenta el consumo de bienes importados, muy costosos y la atención de necesidades suntuarias de un sector social reducido con altos ingresos, lo que contribuye en poca medida al crecimiento de la economía nacional. Sin embargo, esto lo hace, y es particularmente importante en este momento de escasas divisas subrayar este elemento, a condición de distraer a su favor divisas que pudieran ser utilizadas prioritariamente en sectores nacionales productivos, para la inversión y expansión de actividades destinadas a la exportación y mejor satisfacción -en más cantidades y probablemente a mejores precios- de las necesidades de las mayorías. Sin mayor inversión y crecimiento económico en los sectores productivos, difícilmente, la economía venezolana va a salir de la actual crisis o podrá hacerlo rápidamente. La economía venezolana está obligada a dar un salto productivo y, para ello, es necesario elevar la inversión, y no habrá inversión productiva, sino se atiende a las necesidades de las mayorías. Espero que esto haya quedado claro.

Sin embargo, es posible corregir este modelo. No se trata, necesariamente, de pretender acabar con esas actividades. Sino de hacer uso de uno de los puntales del intento de corregir las consecuencias de este modelo, se trata de la política fiscal y tributaria. En este sentido, es necesario establecer impuestos sobre la actividad de estos servicios de lujo y sobre el consumo de los mismos, con el fin de que una porción de los recursos que se gastan en éstos, se devuelva a la sociedad y que ésta los vea traducidos, entre otras cosas valiosas, en la remuneración adecuada a los servidores públicos, mayor calidad y abastecimiento de los servicios provistos por el Estado (electricidad, agua, aseo, seguridad pública, hospitales, escuelas, etc.). Bienes estos que además no va a proveer ningún agente privado, pues no es para ellos un negocio y es imprescindible que el Estado lo haga adecuadamente, pues son necesidades vitales para toda o buena parte de la sociedad, incluyendo los sectores productivos.

Quienes -en mi opinión- equivocadamente advierten acerca de la inconveniencia de medidas tributarias en la actual situación, olvidan los relativamente bajos niveles de imposición nacionales, sobre todo, si los comparamos con los también bajos del resto de los países de la región y de buena parte del mundo, y los recíprocamente elevados niveles de desigualdad social existentes hoy día; así como omiten también la necesidad de contribuir con políticas públicas eficaces a reactivar la economía nacional, incluyendo la privada, y esto lo haremos, sobre todo, si la economía atiende las necesidades de la mayoría. Por otra parte, el temor de estos "asesores" no es coherente con el escenario global de recesión económica que ha forzado a otros países a adoptar políticas activas por parte del Estado, para tratar de salir del momento difícil que actualmente atraviesa la economía mundial.

El espacio para un artículo de opinión que busca alcance social mayoritario es muy corto. Sólo espero que las autoridades tengan ojos y oídos atentos a recomendaciones y observaciones como las de este humilde venezolano. Y desechen pronto los cantos sirenas, que sólo les inducen al error y al desastre, procedentes de "asesores" económicos que resultan al final "muy costosos".



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Rodolfo Magallanes

Profesor del Instituto de Estudios Políticos de la UCV

 magallanucv@gmail.com

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