Maduro confunde una lucha de clases siempre latente – o actante, pero imperceptible para los reformistas, que creen en el capitalismo irremediablemente – con la llamada "guerra económica". Lo que él llama "guerra económica" no es otra cosa que la expresión concreta, palpable, de la eterna guerra que ha librado desde siempre, desde que existe el capitalista y el capitalismo en contra del resto de la sociedad: una expresión más de la lucha de clases. Lo que él llama "guerra económica" es la acción natural del capitalismo para sostenerse en el control de las almas y los recursos vitales para su existencia, para sostenerse en el poder con todos sus privilegios, sobre sus esclavos modernos. Para alguien como Maduro, que no le es útil tanto el marxismo como sí el "pretexto" de citar a Simón Rodríguez, no existe una lucha de clases, solo gente mala y gente buena, sin historia y sin valores (lean su prólogo al "Libro Azul", encartado hace 6 años en Ciudad Ccs).
Cuando Maduro habla de "guerra económica" lo hace desde la óptica reformista-adeca, haciendo ver que el problema de la injusticia social no está en el capitalismo sino solamente en una parte de él, la parte mala, los "neoliberales" – como si ese resto, los gobierneros que se disfrazan de colaboradores, no fueran iguales de hijos de putas que los que no disimulan su condición de capitalistas; como si hubiera un lado bueno en el capitalismo –: "el capitalismo democrático" o "socialista", una paradoja irresoluta por el madurismo; un "cochipollo", una quimera moderna, que no existe en ninguna dimensión de la realidad; o como lo llama Castro Soteldo, la "burguesía revolucionaria"…
…Con el reformismo madurista se pierde el sentido de la confrontación de clases porque declaran que necesariamente no tiene que haber una guerra contra el capitalismo, que todos cabemos dentro de la sociedad (que todos "somos Venezuela", como se llama su partido), lo que resulta imposible sin que haya explotación, ricos y pobres, privilegios, sin que se mantengan las contradicciones sociales. Un fenómeno que se repite de la misma manera entre naciones que comparten y compiten dentro del mismo modelo que nos lleva directo a la extinción.
Evitar la guerra decretando la paz (convirtiendo al chavismo en gente respetuosamente tranquila), en estas condiciones paupérrimas de existencia, de profunda injusticia, de pobres-pobres comiendo basura y ricos gastando y gastando en los bodegones, es una enorme hipocresía de políticos que voltean la mirada ante los males del grueso de la sociedad. Se trata del engaño reformista, a favor de la paz pero en un régimen de esclavitud capitalista, la paz que conserva los privilegios y la injusticia, endulzándole la realidad a los tontos con un cuento de hadas, renunciando a los cambios sociales, a la justicia social…, y a la única paz duradera, la del hombre que lucha y piensa en un mundo mejor.
Esto es lo que está al fondo de la incapacidad del gobierno para la rectificación, frente a Chávez y su revolución; esto está detrás de la falsificación del plan de la patria (de la ley del plan…), de las Zonas Económicas Especiales, de la ley de inversiones extranjeras, y de la fatídica ley antibloqueo.
¡Este compromiso descarado con el capitalismo es lo que hay que demoler en un gran concilio político chavista!, debemos retomar el camino de la revolución socialista donde la dejó Chávez, reconstruir a partir de ahí, rectificar la estrategia del abandono de la lucha y el pragmatismo, retomando los principios de la revolución bolivariana y socialista, de "independencia y patria socialista", de "paz con justicia social"; militares valientes y chavistas, intelectuales honestos, políticos honestos, el movimiento estudiantil y juvenil vinculado con la revolución socialista, y un pueblo informado, esclarecido, estimulado para el combate. Lo demás viene siendo carpintería revolucionaria, hablar con la verdad y trabajar duro, con justicia social mientras haya un ser humano en el mundo pasando hambre y necesidades. 23/12/2020
¡LA PAZ SIN JUSTICIA SOCIAL NO ES PAZ! ¡BASTA DE MENTIRAS! ¡PATRIA SOCIALISTA O MUERTE! ¡VIVA CHÁVEZ!