La guerra política del gobierno madurista no alcanza a tocar al capitalismo, está muy lejos de rasguñar alguna de sus bases. Es una guerra de mentiras, de ver quién miente más, quién engaña más a los que todavía creen en las elecciones. Calumnias van y vienen, entre López y Maduro, Guaidó, Diosdado, Ledezma. Cualquier persona sabe, que si cada uno de ellos lleva algo de verdad en lo que dice del opuesto, son un atajo de pícaros escondidos detrás de sus albañales. No obstante, en privado se entienden. Esta calaña política es así, se ponen de acuerdo en un almuerzo, echándose palos, y hasta podría llegar a ser amigos y familia; se han visto casos. En este momento se acercan tanto que se confunden, la pandemia los ha unido, diríamos que, demasiado, ¡aunque usted no lo crea!
La cuarentena es un Estado de sitio que se aplica de forma discrecional en cada región y municipio. Algunos hasta marcan las casas donde se cree que hay enfermos. En otros multan a quienes no llevan tapabocas o les pegan para que se los pongan. Pero en la mayoría la PNB se ocupa de administrar la cuarentena a su provecho y antojo, cobrando vacunas a comerciantes y particulares sin salvoconductos. El asunto es que en la calle gobierna la PNB y la GN… ¡Cuando sepan que lo pueden hacer sin el consentimiento de ningún diputado o funcionario municipal o regional, un golpe de Estado policial se habrá completado en favor del gobierno central; son quienes dan las órdenes directas.
¿Para qué se hace un Estado de sitio? Para controlar las manifestaciones de descontento de la población, en nuestro caso, frente a las políticas y conducta del gobierno y de los grupos de poder, como los comerciantes y su sistema de explotación de la condición humana que los pone en ventaja. En nuestro caso nos encontramos sitiados por un descontrol institucional, un desequilibrio, una contradicción social expuesta, que no se puede resolver sino por la fuerza, por un Estado de sitio efectivo: la rara cuarentena que nos imponen los especialistas de Maduro.
En el caso de Venezuela, la cuarentena, que no es otra cosa que un Estado de sitio encubierto (un control de la circulación de gentes y de recursos), administrado de tal manera que permite y reprime bajo criterios personales (a conveniencia) la violación de las normas (inclusive aquellas propias de la cuarentena), lo cual corrompe a toda la población desde poder. En la Venezuela de hoy el control que ejerce el "Estado de sitio" simulado de cuarentena es casi total, considerando la anarquía que desgobierna en la economía y la distensión moral, o la falta de escrúpulos que tuerce la conciencia de los venezolanos y de los habitantes del país.
Las elecciones.
¿Habrá elecciones este año? Hasta cuándo se podrá extender el gobierno de Maduro. A nuestra forma de ver el madurismo es un fenómeno social e irracional, no lo controla Maduro, "se le fue de las manos", un poder concentrado en el ejecutivo que incluye a los militares, que arrastra a todos, incluyendo a la derecha al servicio de los gringos, a explotar territorios, gentes y recursos, siempre y cuando paguen su diezmo al gobierno central o la recompensa al policía. No importa mucho quién gane las elecciones, todos se irán acoplando al "estilo Maduro" de ser. Para cuando salga Nicolás de la presidencia, la derecha gringa estará tan fundida con el madurismo que no nos daremos cuenta de si hubo un verdadero cambio de mando en Miraflores.
Es un golpe de Estado continuado. Desde el momento en que se traiciona la revolución comienza una aventura para sostenerse en el poder, consolidando el estilo Maduro. El estilo Maduro es "un golpe continuado" porque el madurismo sabe que EEUU no los quiere en el gobierno. Por eso no abandonan del todo a Chávez y al chavismo; necesitaron apoyo de base, ganar elecciones, la constituyente, pero hasta hoy.
Ahora, sin apoyo de base pueden perder las elecciones pero no el poder, pueden continuar con sus proyectos personales, acelerar alianzas, terminar de venderle el alma al diablo... y el golpe nadie lo notará. Maduro se retirará pero, el golpe capitalista, de baja intensidad y bajo costo, el proyecto del grupo de Boston llegará a buen puerto.
No hay nada fundamental que diferencie los planes de Maduro, o del madurismo, de los planes del capitalismo internacional, de la derecha pro gringa, para Venezuela. El resto es una pelea de perros por el poder, por el control de la administración pública, la cara democrática de la dictadura: Leopoldo López, Guaidó, Jorge Rodríguez, Diosdado, Maduro, Ledezma, Delcy, Capriles, no importa quién gane ni quién gobierne, los resultados no harán la diferencia; ¡ya ganaron los malos!
Todo esto pasará. Veamos con qué intensidad llega la otra vuelta de la historia. Nuestro aprendizaje ha sido ver el costo tan alto de nuestros descuidos y errores. Pero valió la pena que se decantara la revolución, y en especial la revolución socialista de Chávez, de tantos flojos y flojitos. Aún nos queda el Plan de la Patria, otro documento político legado, sumado a nuestra historia libertadora y socialista.
Nos toca retomar el camino andado. Les toca a los más jóvenes en años y jóvenes de espíritu, a los revolucionarios, tomar el testigo, estudiar el documento, ver dónde y por qué fue adulterado, saber por qué fue convertido en ley. Leer a Bolívar y a Martí, a Marx, leer a Lenin y escuchar las orientaciones de Chávez (hoy gracias a Internet eso es posible) Podemos decir con propiedad que Chávez sigue siendo nuestra esperanza.