En tiempos de paz democrática la polarización hace que simplifiquemos nuestros temores: lo que nos tranquiliza es bueno y lo que nos angustia es malo, "quién no está conmigo está contra mí", dice Diosdado; se escurre en la superficie de los problemas, es voluble y efímera, según como nos complazca, convenga o no, hoy uno puede ser amigo pero mañana, enemigo mortal. La polarización pública o social que preocupa a todos desaparece en las elecciones. Aparece generalmente entre dos candidatos con fuerte apoyo electoral, sólo hay que sumar promesas y ventajas, apostar, ganar o perder, y esperar la otra vuelta.
El señor Ricardo Iturriza piensa que existen "dos modelos históricos" antagónicos que también él llama polarización. Imagino que se refiere al capitalismo y al socialismo, pero no estoy seguro, porque este señor (como casi todos los cercanos al gobierno) no habla de socialismo o capitalismo, habla de chavistas y antichavistas y de dos modelos históricos que no identifica. Es como si sintiera temor por decir algo impropio. El asunto es que sí existen dos modelos de sociedad que son antagónicos. El capitalismo – por ser una realidad hegemónica – los teóricos del liberalismo lo convierten en "modelo ideal" en sus libros. Ellos dicen que es el "modelo más avanzado de sociedad" fundado en la libertad individual, la libre iniciativa y todo tipo de libertades negativas, es decir, libertades que no nacen de la voluntad individual, sino del dejar hacer al individuo con plata por parte del Estado, o controlar a los inconvenientes sin plata por su mínima expresión, como Estado policial. Este modelo idealiza la sociedad existente, la sociedad real. El socialismo es el otro modelo. El socialismo en cambio, es una sociedad ideal que contradice al capitalismo en su espíritu y en sus prácticas, una idea que, al contrario del anterior, se debe realizar, se debe construir sobre el cadáver del otro. El antagonismo entre los dos supone una historia de luchas de clases que nos ha traído hasta acá. He ahí los dos modelos que Iturriza llama históricos pero sin atreverse siquiera a nombrarlos.
La polarización que alientan los líderes del gobierno, la que todos conocemos, es un fenómeno de las democracias burguesas, su expresión es electoral, y es inocua para la sociedad capitalista porque se da dentro de ella. Por ejemplo, el PCV, el PSUV, el "Polo Patriótico", dentro de la contienda electoral, nunca harán daño al sistema, nunca harán una revolución social. Una revolución auténtica no se alterna cada 6 años con la democracia burguesa; cambia el sistema. Por el otro lado, la revolución socialista, como vanguardia política, está obligada a distanciarse del capitalismo y su falsa democracia, y colocarse al otro extremo, colocarse fuera del terreno falsamente democrático que controlan los más ricos (elecciones cada 4, 5, o 6 años). Definir y reconocer lo que está en pugna es la tarea principal para poder fundar otra sociedad y generar formas democráticas verdaderamente populares. La revolución socialista y el capitalismo son polos opuestos "históricos" (como dice el ex ministro, pero sin muchos detalles), pero sólo si uno niega al otro en la lucha, en las prácticas políticas y de vida; no es suficiente que se opongan en el discurso; en el discurso todos los gatos son pardos. Los modelos ideológicos deben ser modelos de vida no nada más teóricos. La revolución socialista está obligada a identificar a su contrario ideológico y sustituirlo, a eliminarlo como espíritu social hegemónico en cada acción de vida y en cada acción política.
Y el capitalismo está obligado a acabar con el socialismo, con su alma; esa es su naturaleza. Es por eso que no hay que creerle "ni tantico así", como decía Che; es por eso que aquello que llama Maduro "guerra económica" es parte de esa naturaleza propia del capitalismo y no un accidente humano, no es la maluqueza de un presidente o de unos cuantos empresarios, es el mismo capitalismo que hace hoy de aliado del gobierno, y la misma democracia burguesa donde se diluye la polarización en una farsa electoral y declarativa.
La lucha es de clases sociales y hoy tiene una expresión teórica en las contradicciones entre el liberalismo económico y el marxismo, enfrentados en el espíritu, en las prácticas políticas y de vida. Lo otro, la polarización electoral, solo sirve para recrear a los reformistas, divertir al populacho.
A los chavistas socialistas nos corresponde hacer la revolución socialista, rescatar el Plan de la Patria de Chávez, su plan político hecho para ir en contra de la lógica del capital y alcanzar el anhelado punto de no retorno al capitalismo, el legado político-teórico de Chávez.
¡LOS POLOS NO SON OPUESTOS, SON CONTRARIOS: SOCIALISMO Y CAPITALISMO! ¡VOLVAMOS AL PLAN DE LA PATRIA Y A CHÁVEZ PARA DERROTAR AL CAPITALISMO!