El papá de "Rafaelito", pareciera que viviera en Miraflores y su hijo no es un "trasnochao"

- Pero ¿qué quieres que haga? No puedo decirle todo lo "bate quebrao" que es, lo mal que maneja la casa y sus relaciones con nosotros, sus familiares, nuestros amigos y hasta las del Consejo Comunal, porque es mi padre".

Todo lo anterior lo dijo "Rafaelito" dentro de un grupo de amigos del barrio que le comentábamos, como su papá, en todas esas circunstancias actuaba dando tumbos, como se le ocurriese al levantarse, sin un plan, meta, sin ni siquiera revisar todo lo malo que dijo e hizo el día de ayer y sin siquiera cuidarse que los hechos pudieran dejarlo mal porque no tiene nada de nada y ya ni siquiera al Consejo Comunal le fían. Habla contingentemente y de repente, porque se le vino, larga lo de, "mañana, en el barrio, se vacunará a todo el mundo". Al día siguiente olvida esa promesa y larga otra.

Por ejemplo, anoche dijo, hablando desde la puerta de su casa y como acostumbra, a todo pulmón, pese tenía un megáfono en la mano, que para esta noche todo el barrio estaría alumbrado, que no habría esquina ni rincón en la oscuridad, cuando no hay postes enterrados en ninguna parte, ni cables extendidos y menos conexión con ninguna planta eléctrica. Y dijo también que en una semana todo volvería a la normalidad porque lo que nos tiene arrinconados dejará de hacerlo porque cada uno de nosotros ya tendría el antídoto dentro del cuerpo y el propio Rafaelito, su hijo sabe y dice, "No es que él, propiamente hablando, esté mintiendo, no es esa su naturaleza, sino eso es lo que desea y lo comunica de esa manera. Es lo propio de lo que él llama su ideología. Lo malo, lo sé y ustedes también, es que después que dijo eso, ya lo olvida". Y, el padre de Rafaelito, agregó de manera contundente, "en breve todos los muchachos del barrio volverán a la escuela, pues ya tengo todo bajo control".

Pero ya uno sabe que eso dijo, porque él es así, no sabemos si por sus limitaciones, pues como dice Britto, "sin intelectual no hay revolución", y por aquello hablador o mentiroso contumaz pero "inocente", que no se cuida de no quedar mal y mañana eso olvida y dice otra cosa que haga olvidar la anterior. Y, entre sus cercanos, lo logra y estos hacen que muchos, de los más alejados, también olviden.

Pero "Rafaelito", que bien le conoce, por algo es su padre; le perdona y si no le respalda, en la intimidad lo recrimina y sabe que debería dejarse de eso porque ya lo avergüenza, entre nosotros lo justifica y hasta nos pide le entendamos y públicamente asume su defensa y le elogia como visionario, competente, pero víctima de unos vecinos que le joden y destruyen todo lo que comienza a hacer. Como que los postes y los cables que, en la madrugada llegaron en unos cuantos camiones, mientras en el barrio todos dormían, aquellos se los robaron, los escondieron para dejarlo mal.

Para Rafaelito, lo importante es que, según él, su padre está lleno de buena fe y está seguro que, así como desea todo lo bueno para su casa, sus hijos, también piensa igual para el barrio. Por eso sueña que este, por obra y gracia del Espíritu Santo, se llene de pajaritos preñados y el agua, así como la luz, llegue sin postes ni cables, también a las casas sin que haya tuberías en las calles. Y él por supuesto, no tiene plan alguno para abordar eso, sólo se conforma cuando armado de su megáfono, arranca a hablar desde la puerta de su casa a hacer esas ofertas y hace mención de unos motores que según él, roncan, pero nadie les escucha, porque nunca han prendido. Y mientras eso hace, sus amigos íntimos, que son al mismo tiempo los demás directivos del Consejo Comunal, le aplauden y entre ellos hablan de lo brillante y buen jefe que es, porque a él no le consideran líder ni dirigente, sino eso, jefe y se lo dicen a todo el mundo, pese saben lo mismo que sabe Rafaelito y nosotros y nada le dicen, ni le asesoran, sino sólo aplauden.

Pues de lo poco que llega, ellos se benefician y además tienen una chamba fija que mientras el papa de Rafaelito esté de jefe ellos seguirán allí, aunque nada aporten. Por lo menos Rafaelito es su hijo y piensa que, "a la familia se le apoya con razón o sin ella". No tiene Rafaelito, uno lo sabe, otro interés que no sea ese; más, como sabemos, no vive el barrio sino en otro, de menores calamidades, donde el jefe del consejo comunal, según él, "es un inepto y digno de sacarlo de allí, pero está rodeado de una corte de adulantes que nada hacen, pero se encargan de convencer a todo el mundo, que la culpa es de aquellos que joden, bloquean las calles y sancionan a la gente del barrio, como subiéndoles a cada momento y por quítame estas pajas, los precios de cuanta vaina haya que comprar para subsistir, pese que el jefe les suplica que no lo hagan".

Y Rafaelito se queja, que el jefe del Consejo Comunal de su barrio, quien también tiene su megáfono, micrófono y cornetas instaladas en los postes, porque allí hay de estos, cables y luz, a gente como él les llama de todo, los insulta y les tiene como enemigos de él, del barrio y de todo lo que este significa, porque le critican todo lo mal que hace o deja de hacer.

Rafaelito es un joven estudiado. Salió de su casa casi un carajito a enfrentarse a la vida, pudo cumplir todas las metas escolares, mientras trabajaba por allí a destajo, se alojaba en residencias estudiantiles, contó con el respaldo de buenos amigos, entre otras cosas porque era un "echao palante" y excelente estudiante que cada vez se esforzaba más por aprender y cuando regresó, halló a su padre de presidente del Consejo Comunal, como cacique de la tribu y a una población, la del barrio, esperando que él les sacase las patas del barro, porque en realidad, la única agua al alcance de la mano que allí había era la que corría por las calles y volvía a las casas, pues gran parte de ella, era la misma que lanzaban a la calle después de utilizarla. Pues usualmente, los tanques que eso tenían bastante, estaban vacíos hasta que lloviese o desde el Concejo Municipal, por la protesta de la gente, en la que el padre de Rafaelito no participaba, porque eso era contrario al orden, de vez en cuando mandaban en cisternas.

- ¿Pero bueno, Rafaelito, esos asesores, directivos del Consejo Comunal, para qué sirven? ¿Ves bien que todo lo que hacen es esperar que él les ordene y hasta mejor nada ordene, porque en verdad nada sabe que ordenar y ellos eso nada le importa y de paso le aplauden?

- "Cónfiro hermanos. No sé qué esperan ustedes que yo haga. Esos son sus amigos y como él, dueños de una pequeña parte de la herencia. Sé todo eso, nada nuevo me dicen, nada me alumbran, pero ese es mi papá".

Y uno le dice cosas y le argumenta de lo que mal hace y sobre todo de lo que no hace, sino que pareciera esperar que las cosas se compongan solas o esos vecinos enemigos que le roban los postes y los cables, de repente dejen de hacerlo y le devuelvan toda vaina que le han quitado y hasta ellos mismos pongan todo en su sitio, porque él y los suyos no saben cómo hacerlo y el siempre respondiendo lo mismo, como "todo llega, gracias al amor", esperemos con calma, callemos "que ese día llegará".

Y le decimos, "pero Rafaelito, es que uno no encuentra cómo ayudar, porque si les dice en su cara o va por allí, ya que no escuchan, de calle en calle, diciendo lo malo que esto marcha, desde la puerta de tu casa, tu papá con el megáfono, que de paso no le hace falta de lo tanto que grita, nos apostrofa y nos declara enemigos".

- "Eso bien lo sé", responde Rafaelito, "pero se trata que, nosotros sabemos que él lo hace mal o nada hace, pero piensa justamente todo lo contrario, más si quienes le rodean, le elogian, callan cuando deben hablar y hablan cuando no deben y la embarran y, siendo así, ¿qué quieren que haga, qué me alce contra él? No voy hacerlo, es mi padre y eso es suficiente para que le apoye, aunque hasta esté acabando la amistad que he tenido con ustedes toda la vida, llena de sustento y mucho contenido".

Rafaelito hizo un descanso y continuó, "le he dicho cosas a mi padre, pero por lo que piensa y los refuerzos de quienes de él se aprovechan, ya ni me escucha y, dado que es mi padre y por tanto mayor que yo, estoy dispuesto a descender en su mismo ritmo y dirección. Hay otras vías, lo sé, pero él no las mira; no están en su viejo y mohoso mapa".



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Eligio Damas

Militante de la izquierda de toda la vida. Nunca ha sido candidato a nada y menos ser llevado a tribunal alguno. Libre para opinar, sin tapaojos ni ataduras. Maestro de escuela de los de abajo.

 damas.eligio@gmail.com      @elidamas

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