Decir que se es chavista revolucionario y a la vez madurista, es una contradicción

Si en algo podemos contribuir, los octogenarios ubicados en la retaguardia de esta guerra de IV generación, es en el uso adecuado de una terminología que tiene mucho que ver con los mensajes que se están transmitiendo para influenciar las mentes de las grandes masas que deciden el futuro de los pueblos. No se trata de balas, cañones o bombas, se trata de palabras, términos y símbolos que se alojan en las mentes y motivan a las personas para que estas actúen o se abstengan de participar en la vida política de cada país. De allí que valga la pena revisar cual es el lenguaje que estamos usando para comunicarnos.

Primero vamos a definir que es un CHAVISTA: Es toda persona, nacida o nó en Venezuela, que acepta y está de acuerdo con las ideas, visiones, acciones y posiciones políticas, que tuvo Hugo Rafael Chávez Frías, durante el periodo histórico que le tocó vivir a partir del año 1992 hasta su muerte física en el 2013 y que considera son pertinentes para servir de inspiración y aplicación en el futuro, tanto en Venezuela como en cualquier país del mundo.

REVOLUCIONARIO: Es toda persona que perteneciendo a una determinada Clase Social insurge contra el orden establecido y se prepara, lucha y actúa organizadamente con otros de su clase, para cambiar o modificar el orden establecido e implantar uno nuevo que considera más justo y equitativo para el beneficio de las mayorías. Es en este orden de idea que podemos entender el concepto de lucha de clases del marxismo y la existencia de miembros de la clase media burguesa definiéndose como revolucionarios.

MADURISTA: Primero hay que decir que este constructo idiomático, es una creación de la oposición política antichavista, para tratar de definir y ridiculizar el estilo de gobierno que lideriza Nicolás Maduro, el cual se define a sí mismo como Presidente Obrero. Nicolás Maduro ejerce el gobierno y actúa como tal, su papel es preservar los contenidos establecidos en la Constitución Nacional de 1999, la cual juró defender hasta con su vida, como tiene que hacerlo cualquier venezolano que sea elegido para ese cargo. Su principal y única tarea es ejercer el poder y gobernar durante un determinado tiempo, no está indicado, ni destinado para hacer ninguna revolución socialista.

De las aclaraciones anteriores podemos deducir las conclusiones siguientes:

1.-Se puede ser Revolucionario y no necesariamente Chavista, igual que se puede Ser Cristiano y no Católico.

2.- Para ser funcionario de un gobierno no es necesario actuar ni tener que identificarse como Chavista, ni como Revolucionario. Lo que importa es que esté lo suficientemente formado e informado de las tareas que les corresponden realizar durante el tiempo para el que fue designado o elegido en el cargo que ejerce. Las ordenes que recibe es de su jefe inmediato superior y a él debe lealtad y obediencia. Está inmerso en una estructura piramidal, la cual impide que los que están abajo puedan mandar a los que están arriba. Es por eso que no puede haber un gobierno revolucionario conservando esas formas de ejercer el poder.

3.- El Gobierno que dirige Nicolás Maduro y su gabinete, ni ningún otro que insurja, por los medios que sean, no podrá nunca ser catalogado de Revolucionario, Socialista o Cooperativista, si esas denominaciones no están contempladas en la constitución Nacional que rija al gobierno que le toque ejercer el poder para ese momento.

4.-La primera y más importante tarea de todo gobierno es ejercer el poder y mantenerse en él, para eso fue electo o designado. El caso de Juan Guaidó es emblemático, el gobierno norteamericano lo designó Presidente Interino de Venezuela y el pobre no ha hecho otra cosa que tratar de ejercerlo lo mejor que ha podido. Nicolás Maduro fue electo por el Pueblo y también ha hecho lo mismo, ambos han tratado de obedecer a su inmediato superior, pero ninguno de los dos está obligado a hacer el papel de revolucionario. Guaidó hace su papel de Escuálido Apátrida y Maduro el de Chavista.

Si en algo les sirvió a mis pocos lectores estas aclaraciones, habré cumplido con mi deber como politólogo graduado en la ULA en 1995 y como Chavista que sigo siendo.



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Juan Veroes


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