Este artículo, hasta ahorita, tenía otro título y dispuesto para ser enviado donde debe ser publicado, pero la hazaña de Yulimar Rojas, hija de gente nacida en Barcelona y ella misma criada y formada como atleta en esta ciudad, me motivó a cambiarlo, para proponer a las autoridades “reales y virtuales”, Gobernador y Protector, que uno no sabe que es uno o el otro, por lo menos se pongan de acuerdo para socorrer al río Neverí, con lo que, a nuestra excepcional atleta, brindarían un bello homenaje.
Como podrá observar el lector, por la nota puesta al final, el artículo puesto más abajo, fue escrito y publicado hace 36 años en un Diario ya desaparecido, de gran prestigio y circulación entonces. Lo que allí se dice es poco si consideramos el estado deplorable del río en este momento. El gobernador pertenece al partido AD y fue postulado por la MUD y en veces, como casi siempre, uno no sabe si existe. El exalcalde de Barcelona, Luis José Mata Salazar, ahora es el “Protector del Estado” y como antes, todas las cosas todavía están por hacer. Si alguien tiene directa y mayor responsabilidad en lo que respecta al estado deplorable del río, casi moribundo durante el periodo seco, totalmente cubierto por la bora, por lo que ahora, con las primeras lluvias, se desborda, es el último de los nombrados, porque fue la máxima autoridad del municipio hasta no hace mucho y sigue bajo la figura de “Protector” y hasta aspira ser gobernador, con todo lo que eso significa.
No obstante, lo ùltimo, no es esto motivo para justificar la indiferencia de las otras autoridades y que lo son de verdad, de acuerdo al orden constitucional. No se trata de un mal que se oculta tras las cifras, unos enfermos o hambrientos que deambulan por la calle y posiblemente las autoridades no ven o detectan y “ojos que no ven corazón que no siente”, pero la tristeza, languidez que muestra el río, son demasiado evidentes y de esa manera a ellas denuncia y pone al descubierto ante la gente. Repongo el artículo por el dolor que eso me causa y para llamar la atención a los tantos que eso debieran reclamar y manifestarse contra esa conducta tan criminal.
Seguro estoy que el río, en su interior ahora ríe y llora como nosotros por la grandiosa hazaña de Yulimar y por eso clamo le quiten la mugre, la basura acumulada, para que su alegría pueda sacarla a flote como nosotros lo hemos hecho, traspasando la gruesa capa de tristeza y de rencores que nos arropa.
Repongo el artículo, como ya dije, por la permanente intención de reclamar por el río, recordar como he venido luchando por él y ahora por algo que, a Yulimar la gustaría, pues seguro que, cuando volaba hacia el punto por batir el record, se sintió impulsada por la corriente del río de su niñez.
A continuación el texto del Diario de Oriente, Barcelona, 31-03-85:
"Hoy no viene el Neverí
Como dijo recientemente Miguel Acosta Saignes, aquí hace falta un partido ecologista que, como en Francia, arrastre tras de sí un cuantioso caudal electoral. Sólo así podríamos tener una política oficial para la defensa del ambiente.
Las medidas anunciadas recientemente, destinadas a preservar el Ávila, por ahora no pueden ser juzgadas sino como esporádicas y circunstanciales, ajenas a la habitual conducta estatal. Y es que ninguno de los gobiernos democráticos ha mostrado interés por trascender el discurso sobre esa materia.
El Neverí es un ejemplo patético de indefensión. Languidece ante la indiferencia de quienes podrían y están en la obligación de salvarle.
Apenas los pocos ecologistas que en esta área urbana habitan, de vez en cuando se conduelen de él. Por temporadas, cubren páginas enteras en los diarios en defensa del rio, como queriendo henchirlo de palabras o de tinta.
Otras veces se desborda la sensibilidad castrense y los soldados del Pedro María Freites, salen a limpiarle la superficie, que es como consolar a un moribundo. No obstante, parece ser el único acto concreto, significativo y generoso que se hace por prolongar su agonía.
El canal de alivio, muy publicitado en la campaña electoral, más que en bien del rio y su supervivencia, se hizo para proteger a la ciudad y las personas de las inundaciones. Casi en la misma intención se inscribe el parque que se proyecta construir en sus orillas, definido como de embellecimiento y recreación. Pero para el rio en sí, nada.
El cuadro lamentable que hoy presenta, y no por la tradicionalmente larga sequía, nos motiva a comparar su ayer y hoy.
Es triste comprobar que, durante el período democrático, pese a los gigantescos recursos consumidos, no se ha podido, por no decir otra cosa, superar lo realizado por el Real Consulado en 1803, siete años antes que los patricios caraqueños depusiesen a Emparan.
El Consulado creado por Real Cédula de Carlos IV de fecha tres de junio de 1793, con la finalidad de incrementar la agricultura, el comercio y mejorar las vías de comunicación, por Real Orden expedida en Aranjuez, el 23 de abril de 1803, procedió a descontaminar el Neverí a un costo de 23 mil pesos, cifra ostensiblemente alta; a modo de referencia consideremos que ese mismo año, construyó el camino Cumaná Barcelona con una inversión de 36 mil pesos.
Es mayor a nuestros ojos la importancia de aquella iniciativa, si tomamos en cuenta que para ello el Consulado requería la previa autorización de la corona española.
Hoy no hay corona sobre Venezuela; gobierna un criollo, sin título nobiliario, de intimidades con el rio; muchas veces se bañó en él y correteó por sus riberas. Hay recursos y afecto. ¿Entonces qué esperamos?
No esperemos que nuestro viejo y cansado amigo, en protesta por el mal agradecimiento, decida quedarse en la montaña; que es lo menos que puede ocurrírsele a fuerza de generoso".
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