La independencia del capitalismo, las sanciones y el bloqueo

Ningún socialista, en su sano juicio puede pretender que en la situación en la cual ahora se encuentra Venezuela y el resto de la región, pueda actuar sin conexión con los mercados capitalistas mundiales. Por eso la idea de Chávez de crear asociaciones regionales de cooperación económica e intercambio estuvo dirigida hacia esa independencia económica de la lógica del capital, de que nuestras economías y nuestros pueblos no se vieran presionados y afectados por mercados de caimanes, pero, aparte del ALBA y algunos otros acuerdos de cooperación establecidos por los Estado, todos los demás acuerdos internacionales fueron comerciales; directa o indirectamente los dirigieron capitalistas, la lógica del capital. Bolsonaro es un agente capitalista, Duque casi que del narcotráfico, y por lógica capitalista, Piñera, La Calle, son agentes del capitalismo, representa la lógica del capitalismo, del mercado capitalista internacional, la ganancia puesta por encima de las necesidades que demandan los pueblos.

Sin embargo un país como Venezuela puede desarrollarse en socialismo, producir en socialismo a base de una economía de propiedad social, inclusive desarrollar tecnología, hacer crecer y fortalecer a su sociedad mediante la formación de su gente, la educación, la salud y el trabajo social, mediante el concierto de todos, desarrollando el sentido de pertenencia a una sociedad; apartando el egoísmo y la ganancia personal de lado como estímulo al trabajo: cuenta con los recursos, falta el estímulo moral, la conciencia del deber social, formarnos sobre una base espiritual distinta a la del egoísmo, la indiferencia, el lucro y la vanidad.

Sobre esta nueva base espiritual en nuestro país podríamos hacer casi todo en favor de la independencia, social, económica, política, y por supuesto espiritual. El cambio que se exige es de conciencia, es espiritual, es político ideológico. Una de las cosas que la sociedad venezolano podría hacer sin complejos y sin muchos problemas es quitarle sentido a las sanciones del capitalismo internacional, al bloqueo, sentido a aquello que nos hace daño donde ahora somos extremadamente débiles: la economía basada en la producción capitalista, dirigida por capitalistas. Nuestro capitalismo no puede competir con ningún país en el mundo, ni siquiera dentro de la región, no puede ni debería competir. Solo los capitalistas compiten, pero siempre a costa de alguien más débil, y en nuestro caso, el débil es el Estado; acosta del Estado, de la renta petrolera, viven y se hacen ricos los capitalistas nacionales, lo otros también, aprovechando las ventajas que reciben de un Estado débil en todo sentido, frente a las corporaciones y empresas que no reciben tales ventajas, y de un pueblo paralizado.

Sin embargo, una sociedad con una economía basada, no en el capital sino en el trabajo, una economía socialista, tiene todas las posibilidades de conquistar la independencia política, económica, social, moral; tiene la posibilidad real de ser una sociedad fuerte, que es lo que nos hace falta ahora como pueblo: ¡fuerza!. Mientras seamos una sociedad con diferencias profundas de clases, una masa de trabajadores egoístas y dispersa en los intereses privados, una masa desempleada, mal educada, desposeída de casi todo, una masa de víctimas cada cual peleando con su hermano por sobrevivir al hambre, jamás alcanzaremos la fuerza suficiente para ser libres e independientes. La clave de esa fuerza está en el socialismo; eso lo comprendió claramente Chávez, ¡Independencia y Patria Socialista!, dijo, la independencia, el bien más preciado, pero la independencia del cáncer del capitalismo.

No puede haber un pueblo fuerte con capitalistas fuertes, mientras más se hagan fuertes los capitalistas, más débiles serán los pueblos, lo será la masa trabajadora; y más arrastrados sus defensores, esa capa intermedia de aspirantes a ser señores burgueses. El capitalismo no deja espacios al desarrollo de los pueblos, los subyuga, los somete a la nueva esclavitud.

Los reclamos de independencia, las exigencias de los representantes del gobierno de maduro para que se eliminen las sanciones y el insólito bloqueo (que tiene millonarios a muchos nuevo ricos), no tienen sentido desde una posición tan débil, no tienen eficacia mientras sea un petición hecha por representantes renegados y avergonzados del socialismo, agentes del capitalismo más colonial de la región, sin un verdadero apoyo de la gente, endurecida por la indiferencia; no puede ser una súplica, porque de hecho es una súplica.

Sin una sociedad fuerte no hay independencia, y la nuestra está diluida y paralizada por el desengaño y la indiferencia. Así como la libertad, la independencia depende de la acción, y acción es fuerza, compromiso con un ideal, no con un partido majunche, o un gobierno de débiles avergonzados, traidores al compromiso hecho junto a Chávez por el socialismo.

¡Independencia y patria socialista! ¡Viva Chávez!


 



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Marcos Luna

Dibujante, ex militante de izquierda, ahora chavista

 marcosluna1818@gmail.com

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