La dictadura inevitable (que no es la del proletariado)

Todos los proyectos económicos salvadores, desarrollistas, liberales, nacionalistas latinoamericanos, se han apoyado en el capital extranjero, en asesores norteamericanos (asesores económicos y de seguridad nacional), todos han sido opuestos los más mínimos intentos políticos de socializar las riquezas nacionales, a través de la seguridad social, la inversión social pública, de leyes impositivas obligando a los más ricos a pagar por ella. Detrás de todos los gobiernos dictatoriales y fascistas de América Latina ha habido una alianza entre el Estado, desfigurado por las dictaduras, y el capitalismo: los grandes capitales y los gobiernos serviles al capital. En esta alianza el Estado se reduce a un simple cuerpo represor, un vigilante para que los planes de desarrollos capitalistas se lleven a cabo sin huelgas, sin reclamos, sin ningún tipo de obstáculos o resistencias.

Es una consecuencia inevitable. Lo hizo Hitler, esclavizando a obreros, judíos, negros, presos, lo hicieron en Chile, en Argentina y Uruguay. La represión en Argentina, luego de la caída del peronismo fue salvaje, igual en Uruguay, y ni hablar de Chile. Presos, muertos, desaparecidos y migrantes. Entre 1970 y 1990 Venezuela se llenó de migrantes chilenos, argentinos, uruguayos, bolivianos, ecuatorianos y peruanos (entonces, la migración colombiana ya era normal en nuestro país). Los métodos de represión y combate a las resistencias, de la famosa Escuela de Las Américas, se hicieron populares en esos años. La violencia disimulaba bastante esa alianza entre Estado y capital, el Shock neoliberal de Milton Friedman impuso Estados policiales o militares fuertemente represivos, pero, ya desaparecido Friedman, el modelo quedó, se hizo natural, se adoptó en casi todo el mundo.

Ahora nadie se acuerda de Friedman, ni siquiera el bobo de Jesús Farías, que cree que las ZEE son un invento chino, un modelo "comunista", sin embargo el modelo liberal (o neoliberal) se ha ido impuesto en todo el planeta en silencio, por encima de aquel "Estado de bienestar" practicado por los países nórdicos e Inglaterra, de los gobiernos socialdemócratas, el laborismo inglés, socialistas y eurocomunistas; todas estas supuestas "corrientes políticas": centro izquierda, izquierda, centro, derecha, centro derecha, hoy es lo mismo, obedecen a las requerimientos del capitalismo – de los más ricos concentrando el capital, maximizando las ganancias – el mundo se ha vuelto tan desigual que hay quienes hoy pagan cientos de miles de dólares por darse "colitas" en una nave espacial orbitando alrededor de la tierra, mientras mueren 11 personas de desnutrición cada minuto, según lo indica LBG en su último artículo ("según OXFAM, mueren de inanición 11 personas cada minuto").

Venezuela, con lo que ha hecho este gobierno irresponsable de nuestro país, no va a ser una excepción. El madurismo renunció al socialismo, abandonó el Plan de la patria y traicionó a Chávez apostando a un "desarrollo", pero aliados a los grandes capitales, y ahora no le quedará otra cosa que hacer que no sea cuidar de esas inversiones, de dar garantías legales a como dé lugar, al costo que sea; proteger militarmente sus instalaciones, protegerlas de huelgas y protestas, de las denuncias e investigaciones de periodistas curiosos. Venezuela gobernada por maduro o por su alter ego Guaidó (o al que le corresponda en su defecto, el que elijan en la Casa Blanca) no tendrá un futuro distinto al de una dictadura militar, cívico militar, o civil democrática burguesa, de aquello que conocimos del Cono Sur y aquí, en la cuarta república.

Poniendo aparte los informes sobre los derechos humanos que mal ponen al gobierno de Maduro, (los de la ONU y los más tendenciosos), el futuro de este modelo de "desarrollo", sea liderado por madurismo o gobernado por la derecha servil a EEUU, exige una dictadura fascista similar a las sureñas, o la dictadura de la democracia burguesa, igualmente cruenta, ¡mano dura!, frente a las protestas o exigencias sociales y políticas, a lo Betancourt–Leoni, o Caldera, o Colombia, o sea, la fachada democrática de la represión, del fascismo.

Si de algo han servido las denuncias sobre los derechos humanos de la alta comisionada Michelle Bachelet, ha sido para llamar la atención a los funcionarios más cándidos, a nuestros militares, para que todos abramos los ojos sobre el futuro, si las cosas continúan por el camino neoliberal de la economía, sobre el cómo será servir al capitalismo por encima de los más pobres, por encima del resto de la sociedad, en especial de los trabajadores. Lo que ahora son encarcelamientos sin juicios, condenas sin sentencias, persecución mediática, calumnias, ajusticiamientos en supuestos enfrentamientos, más tarde serán desapariciones y silencio total, un estado de terror impuesto a sangre. Despachar las denuncias descalificándolas, llamándolas mentiras y patrañas, informes torcidos o tendenciosos, sin ver más allá, ver una tendencia política, una consecuencia necesaria de un gobierno sin otro plan que no sea abandonar a los más necesitados, el socialismo; sin percatarse de lo que pasará cuando se instale de nuevo un capitalismo colonial en el país (porque no es otra cosa lo que ahora está promoviendo el madurismo y lo que quiere la derecha pro gringa); cuando lleguen las inversiones con sus estímulos y libertades para unos pocos, el único régimen que garantiza la estabilidad en un sistema fundado en la injusticia, es el de la represión y el terror, la paz del miedo.

Eso es lo que deben ver aquellos que ahora creen que todo los casos denunciados han sido "casos aislados" y no una tendencia natural que se impone; cuando lo principal es conservar los intereses de los capitalistas, no aceptar críticas ni críticos, opositores reales (sólo formales), no dejar que se devele la mentira de reprimir en nombre de la democracia: unos, o del socialismo: los otros, como lo hacen los maduristas ahora. No existen casos aislados cuando la policía dispara a la cabeza de un joven en una protesta o cuando mueren tantos delincuentes en enfrentamientos, se trata de una reacción natural ante una sociedad fraccionada y descompuesta moral y físicamente, mente y espíritu, y en su estómago y su salud.

Chávez fue el único que pudo integrar la sociedad sobre intereses comunes, después de tantos años, más de un siglo. La igualdad social, la justicia, la educación y la salud para todos; ¡independencia!, soberanía alimentaria, soberanía petrolera, moral y luces, las misiones sociales; la única forma segura, estable, duradera de conquistar la paz social. La otra paz será impuesta necesariamente mediante la violencia y el terror. Hacia allá vamos, si antes no cambiamos esta historia.

¡Patria Socialista o muerte!



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Marcos Luna

Dibujante, ex militante de izquierda, ahora chavista

 marcosluna1818@gmail.com

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