Premonitoria fue la advertencia del fundador de la OPEP Juan Pablo Pérez Alfonso: "Este pobre—rico país tiene la más larga historia entre los grandes exportadores de petróleo. Venezuela comenzó a ser favorecida con divisas extranjeras traídas por inversionistas petroleros desde la primera década del siglo." El último siglo corresponde a un mundo penetrado por el petróleo tanto en las relaciones políticas como culturales, sociales, antropológicas y económicas. En toda esta historia y hechos Venezuela quedó supeditada a esa evolución e involución de su industria. Obvio, debió ser así. El transcurso de su historia quedó atrapado como país mas no como nación. La dependencia anclada a la exportación de petróleo. Por eso incansablemente se habla del modelo rentista. Una sociedad alcanzada al reflejo occidental del consumo en productos, bienes, servicios, todos caracterizados como motivo para su existencia. Esto le permitió acoplarse y adecuarse al modelo capitalista.
La mayor consecuencia de esa salida rentista la llevó a transformarse durante todo el siglo pasado de país productor en bienes agrícolas y pecuarios al país tras el descubrimiento del petróleo como primer "bien" exportador en el mundo. Hoy, múltiples razones dan cuenta en cuanto a su producción y exportación la cual se ha venido a menos, hasta el punto de no poder alcanzar ni siquiera la mitad de lo que debería estar produciendo de acuerdo al potencial productivo con que cuenta. Ni los cálculos y asignaciones de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) que le han determinado una cuota de exportación pueden cumplirse.
Juan Pérez, Hundiéndonos en el excremento del diablo (Caracas: Ministerio del poder popular para la cultura, 2009), 23.
Nuestro devenir como nación es de un alcance casi impredecible, esto representa para la cotidianidad de la industria haber sustentado su economía nacional en el petróleo. Bien es cierto que el país cuenta con muchos recursos más la experiencia de ciento cuarenta años de indetenible producción y exportación de sus múltiples enseres, también no es menos cierto que ahora es cuando se juegan factores para sus intereses adicionales, cuya tendencia quizás sea jugar aún más al deterioro de las condiciones que de por sí ya están muy difíciles.
Esta situación no es un caso aislado o que el mismo no se pueda revertir. Internamente Petróleos de Venezuela Sociedad Anónima (PDVSA) es optimista ante la realidad que la envuelve. Esto pudiera ser una gran oportunidad si sabe usar los pertrechos y factores con que cuenta en su experiencia y para superar las actuales dificultades.
Aun cuando su totalidad e integralidad no sea de un verdadero país agrícola ni ganadero, sigue siendo una nación importadora de productos con baja rentabilidad, la mayoría de muy mala calidad. Aun cuando es un país el cual proviene de un gran linaje petrolero y ser fundador de la OPEP, esto no ha sabido aprovecharse aguas adentro, menos en la región o en cualquier otra parte del mundo. Pero claramente el petróleo es la fibra energética de los próximos siglos y para ello Venezuela cuenta con importantes reservas. En la industria petrolera global para poder ser respetada debe tener un calibre de los mejores frente a la vista de cualquier ente internacional. Factores que han contribuido a deteriorar su visión restan importancia a la nación productora de la renta necesaria para mantener lo cotidiano.
En lo ideológico —como lo desarrolla cualquier nación— debe explicarse el poco sentido de pertenencia por los recursos. No los hemos conocido ni les hemos dado la importancia que se merecen, hasta su mercado resulta inverosímil. Pero acontece que como primera empresa del país le permite ser manejada por una alta administración de criterios y sanos intereses donde no se da cabida a niveles de desvíos. En esto Bernard Mommer señaló lo siguiente: "Para la opinión pública venezolana sólo se trataba de hacer frente al intento, por parte de las compañías petroleras, de timar al fisco nacional, a través de la manipulación de los precios de transferencia de empresas integradas."
Los temas considerados como bases fundamentales para comprender la posición geoestratégica ocupa al país en un nivel mundial con el referente de una política petrolera implementada aguas adentro, este ultimátum convertiría a cualquier país rumbo a ser una potencia decente. Dar pie a unas relaciones internacionales favorables dependería de un plan para su intercambio económico. Esto complementaría una estructura social y política en la estructura de las treinta y siete naciones del área latinoamericana y caribeña. Las firmes características y el agrado de solidez en la formación de un bloque, el cual, bien pudiera competir en lo económico y político con otros bloques de integración que en el planeta se vienen soldando como base a lo pluripolar. Sin embargo, esto aún no dejará atrás el proceso de globalización. Más bien será una alternativa frente a este.
La fábrica que procesa el petróleo en Venezuela tiene que diseñar un modelo de liderazgo en cuanto a su industria, cosa ya realizada y funcional en otras empresas del mundo. Desde adentro debe aportar ideas sobre su crecimiento y desarrollo. Sus pasos deben estar orientados en muchas dimensiones. Orlando Araujo en su obra Venezuela violenta, afirma lo siguiente: A pesar del diagnóstico a las soluciones, se pierde la objetividad del enfoque y entra a funcionar el interés primordial de clase".
En lo geoestratégico y geopolítico debe desarrollarse como proveedor de energía siendo uno de los referentes mundiales. En su otra parte el aspecto productivo y consecuencias inmediatas no debe perderse en el rescate interno de la misma industria. Ese tercer aspecto debe complementar su estructura la cual debe dirigirse hacia el mercado final con sus productos tanto de materia prima para exportar, como productos derivados, dejando jerarquizado su principal mercado de exportación.
Bernard Mommer, La cuestión petrolera (Caracas: Fondo editorial Darío Ramírez, 2008) 247.
Sin embargo, estos enfoques pudiésemos considerarlos como la posibilidad de reunir al menos fundamentos faltantes que permitirán establecer argumentos todavía ausentes. Hay que refutar lo que históricamente en Venezuela ha sido considerado la industria petrolera nacional.
Esta es como la historia de un enclave el cual solo ha servido para un poco de aporte al resto de la economía más allá de su débil histórico aporte fiscal. La realidad nos indica que
además de sostener la estructura como tal del Estado venezolano, como generadora del financiamiento del gasto público que es el que engrasa la maquinaria económica nacional, todo el motor de la industria petrolera con su nombre Petróleos de Venezuela Sociedad Anónima como primera empresa estatal, la han colocado en el grave error de ser la financiadora de las pésimas soluciones de todos los problemas que afectan la mayor parte de la población.
Esta carga significó una verdadera agresión al presupuesto de PDVSA. Muchas de estas prácticas obstruyeron lo financiero junto a lo económico y operacional en cuanto al funcionamiento de la empresa. En tanto, consideramos que, en vez de disminuir el efecto rentista en la economía del país, esta se ha intensificado en esa degradación perversa de una práctica inadecuada y poco rentable. Se hace necesario que el venezolano común tenga el conocimiento indispensable en cuanto a lo que acontece en PDVSA como la empresa más importante para el desarrollo de Venezuela como Nación, y que la misma deba ser defendida.
Desde 1976 nos encontramos con un llamado al país netamente petrolero en el cual hemos arrastrado medias verdades, versiones, expresiones, eslogan, quizás términos ideológicos de mucha riqueza a partir de la factura petrolera. Fueron pensamientos creados a partir de reiterativas muestras de expresiones de liderazgo político luego de rescatar las banderas de la nacionalización. En lo económico sitiaron un verdadero desarrollo el cual abrió las compuertas a las importaciones, llegando a la descompuesta internacionalización rentista. Muchos se hicieron ricos sin creer de verdad que todo era sin esfuerzo alguno.
Orlando Araujo, Venezuela violenta (Caracas: Colección Venezuela y su petróleo, 2013). 103.
Esa vida fácil se convirtió en un camino aparatoso el cual podía contar con toda la riqueza posible la cual iniciaba oportunidades internacionales las cuales comenzaron a ser aprovechadas por los invitados a las gulas del dinero fácil.
Para ninguna nación nada bueno garantiza vivir en un modelo ostentoso. Internalizar mecanismos de una vida ligera, frágil, aparatosa en defectos, comienza a pensar en la acumulación y hartazgo de bienes producidos como parte de una vida donde las sociedades se quiebran. "En la Sherwin Williams, por ejemplo, el capital del complejo industrial cuya figura principal es Eugenio Mendoza está asociado al del poderoso consorcio de pinturas norteamericano del mismo nombre".
A comienzos del siglo pasado representantes de gobiernos productores de crudo les encargaron a las trasnacionales del petróleo usufructuar esa nueva cosa llamada riqueza. No hubo necesidad de mayor sacrificio, ni de gran esfuerzo para aprovechar su abundancia, todo fue muy fácil. Por tanto, esos personajes no podían hacer otra cosa que no fuera honrar y disfrutar al máximo un bien colectivo brotando del subsuelo y el cual no tenía por qué ser cuidado ni controlado, mucho menos pensar en la posibilidad que esa riqueza llegara a ser el fundamento para crear un desarrollo con los mecanismos necesarios para ello.
Decidieron desde las esferas públicas y privadas. Comenzaron por manejar la tesis de un nacionalismo el cual en la práctica significó la defensa de los intereses de sus grupos privilegiados. Todos rasgos colectivos notables llevados a efectos, programas y características nacionalistas con identificaciones propias frente a un pueblo influenciado por elementos extraños y distorsionados. Se creó un falso nacionalismo.
Con el pasar del siglo XX queda clara la entrada a la era petrolera. Solo llegó a existir la sensación antes que la idea de pertenecer a una nación. Todo nos describe una patria lejana sin vida sensitiva para cualquier individuo. Se tenía la creencia de pueblo, pero se sentía poco, solo la representación de haber nacido en un país productor.
Rodolfo Quintero, Antropología del petróleo (Caracas: Colección Venezuela y su petróleo, 2014), 145.
Venezolano era quien habitaba estos territorios sin carácter concreto de ser un sentimiento nacional. El andino era eso, por vivir en Los Andes, el oriental por estar conviviendo en el oriente del país, a pesar de ser una de las primeras zonas de explotación, pero muy pocos podían tener la idea concreta que habitaban en el país del petróleo. Quizás fueron los grupos centrales quienes recogieron la mayor comprensión en lo que significaba la influencia de las transnacionales por el disfrute de dinero dejado en la capital y las muestras de desarrollo obtenidas tras él y por habitar mucho más cerca de los poderes políticos encargados del disfrute económico.
En la obra de Mario Sanoja Obediente encontramos lo siguiente: "El pueblo de Venezuela, al igual que otros de América latina luego de la independencia del imperio español en las primeras décadas del siglo XIX, fue asolado por dictaduras militares o civiles como las de la cuarta república, que nos fueron impuestas por el imperio europeo y por el de Estados Unidos para proteger su hegemonía sobre nuestros pueblos".
Esta casta tuvo en sus manos todo el poder necesario para llevar adelante un proyecto cultural y educativo capaz de sintetizar hechos convincentes nunca tuvieron la necesidad de unificar la idea de país, y con ello, crear sensación y percepción de pertenecer a una nación y no ser considerado el país de aquel tiempo como algo abstracto, pero si como algo concreto equivalente al decir que el argumento de análisis no era una idea u objeto ideal, sino un objeto materialmente determinado como real.
Entonces un verdadero hacer de quienes tenían el poder era tratar de inventar un logro a comienzos del siglo XX. Pero inducir esa masa de hombres y mujeres que poblaban las diferentes regiones y agruparlas como lo que eran, una sola nación, orientando un proyecto de país sociopolítico y cultural de carácter democrático, a condición de aprovechar la explotación petrolera aun cuando se presentaba con riesgos y muy difícil su operatividad para el tamaño de aquellos gobiernos.
Mario Obediente, Historia sociocultural de la economía venezolana, catorce mil quinientos años de recorrido (Caracas: Banco Central de Venezuela, 2011), 431.
Para esos comienzos la idea fundamental de los pioneros era insertarse en la industria mundial del petróleo rigiéndose por el sistema capitalista. Lo que menos podía ser factible a considerar, era la unificación de criterios para hacer de Venezuela un país consistente. Eso no estaba dentro de sus planes.
Los signos colectivos se movían gracias a la utilización del petróleo. De la agricultura hacia el petróleo. Si se movían estos signos las representaciones sociales no tendrían razón de estar en la unificación de criterios colectivos y con ellos mediaba el lenguaje. Un lenguaje petrolero el cual hubiera podido contar con la adopción de nuevos términos manejados sobre todo por quienes tenían el poder oficial. Ya era hora de presagiar nuevas formas de vida, nuevos entendimientos exclusivos hacia una sociedad petrolera. Pero eso no se logró. No se articularon planes educativos eficientes y contundentes por parte del Estado, pues, si consideramos la realidad, el Estado estaba por hacerse en concreto y que pudiesen acompañar esas nuevas maneras de producir riqueza.
Para el hombre ordinario todo transcurría de manera habitual. Ni siquiera algún tipo de consigna adoptada por la masa para su propia identificación alusiva al petróleo. Sólo que quienes se colocaban al frente del poder sabían lo que este representaba. Para 1913 el Ministro de Fomento expresaba de forma halagadora lo que encontraba, aún en condiciones muy elementales, decía: el petróleo, ese codiciado combustible que las condiciones del progreso industrial hacen ya indispensable, ha dejado de ser tesoro escondido en las entrañas de la tierra venezolana. En suma, podemos inferir que este funcionario no hablaba sobre planes de inversión para la educación o del fomento de una ilustración sobre petróleo. Hilaba en todo caso muy fino, sobre el provecho material grupal y no colectivo, pues tenía en mente su progreso industrial, además dar los primeros vestigios del rentismo cuando añadía, que no vacilaba en adelantar la posible noticia donde en breves días, Venezuela podría contar con una nueva fuente de producción rentística, que no tardaría en ser la de mayor importancia.
Ahora bien, cómo podía la influencia del petróleo en la transformación económica ser además un transformador de la psiquis del venezolano en aquellos momentos de la primera parte del Siglo XX. La población en general se sustentaba en el agro, mientras su condición psíquica se impregnaba en supersticiones, magia, y distintos cultos que colocan al individuo en un posible desajuste ante lo que representaba el petróleo en su vida cotidiana. Al decir del escritor Diaz Sánchez, el país dejó de ser vegetal para convertirse en mineral.
Ya no era el curandero el que impartía sanidad, sino el médico cirujano; ya no era el buey el que aligeraba el trabajo en el campo, sino el tractor mecánico; no eran los cuentos sobre aparecidos los que entretenían la tarde, pero si era la radio y luego la televisión lo que alimentaba la simiente ideológica, hacia un nuevo modo de pensar y de actuar ante las diferentes alternativas, que la sociedad le presentaba al individuo para establecer las relaciones, para vivir del petróleo y no con el petróleo. Se abrieron bares y con ellos las pesadillas de prostitutas en rebatiña por el excesivo dinero dejado por los exclusivos trabajadores de las trasnacionales del petróleo.
Se comenzó por definir el país con nuevas ideologías socializantes. Aquella Venezuela típicamente agraria luego vive y se agita en torno al petróleo. La Venezuela saudita. La idea burguesa de idealizar los fenómenos sociales y no darles un sentido concreto del hecho la convirtió en una sociedad más del occidente bajo el marco del capitalismo mundial. Por eso Michael T. Klare en su última obra: Planeta sediento, recursos menguantes, afirma: Cuando los países poderosos desean indicar su determinación de intentar defender sus intereses frente a los de otras potencias más débiles o impedir que un rival sobrepase ciertos límites, a menudo dan todo un espectáculo en el que colocan fuerzas aéreas, navales o terrestres a tiro del receptor "mensaje" que desean transmitir.
Por eso el espacio geográfico que podía ser repartido por los dueños del capital internacional, que produjera la riqueza necesaria para el sostenimiento y dispersión del sistema, fueron logrando su cometido. Más su dirigencia fue incapaz de acercarse a una meta razonable, desarrollar una cultura como base de su idiosincrasia, establecer mínimas cuotas de entendimiento y comprensión de la realidad. Mutiló aspiraciones que necesitaban ser orientadas de acuerdo a sus circunstancias de vida. No se produjo el arraigo y la querencia hacia la tierra. Hoy, aún padece muchas de aquellas condiciones.
Michael Klare, Planeta sediento, recursos menguantes (Barcelona: Ediciones Urano, S.A., 2008), 303, 304.
Un marco referencial donde prevalece lo material y lo crematístico. Muchos asumen su vivencia como manera de vivir de acuerdo al país aquel del primer mundo. Se recibe educación, salud, entretenimiento, con un costo que no se aprecia, para luego entregar a otro país esa preciada educación.
La poca dedicación de aquella dirigencia en conquistar la velocidad del pensamiento quedó más bien en una acción evangelizante, a favor de la creación de mecanismos que socializarán a favor del estudio y comprensión del ciudadano. La necesidad de orientar una sólida cultura es la tarea actual. La gracia de la explotación petrolera no cesará y por eso necesitamos crear y componer un liderazgo distinto al pasado.
Aquel, una vez fue aprovechado por quienes crearon las condiciones de manejar con eficiencia la industria herencia de las bases de las transnacionales. Aquello estaba gestando un nuevo colonialismo. Pero no a la fuerza ni con violencia, sino de forma sutil. La cultura de la inmediatez fue tomando auge, sustituyendo las categorías culturales que sustentaban la cotidianidad del país del siglo pasado. Se tenía un reto que cumplir, como era enviarle petróleo a todo el mundo, pues se acercaban dos guerras que ameritaba de energía barata. Además, se consagró la era del automóvil, con la que se sitió todo tipo de mentalidad mundial.
Nuestros hábitos, costumbres, folclore, alimentación, lenguaje, el motor comunicacional, fueron cambiando como parte de una civilización de conquista. Esta cultura de conquista, enmarcada dentro de normas con una nueva filosofía de vida se creó para una sociedad no preparada para eso, pero que se adecuó con estables condiciones psicológicas como fuente productora de materias primas. Vista quizás como modelo para el resto de América Latina.
No olvidemos que, añadido a esa propuesta presentada a través de una práctica, tenía una gran significación para la burguesía nacional. El hecho mismo de estimular a una sociedad como la venezolana, a adecuarse a convivir en un país estrictamente exportador de materias primas, para los grupos económicos esto representaba la posibilidad de una salida para consolidar su poder económico. Mientras el Estado colocaba materia prima en el extranjero, la burguesía importaba todo lo necesario para suplir los requerimientos de una futura sociedad de consumo, con sus derroches adicionales.
La burguesía con ello, aprendió a vivir del Estado moderno venezolano con una base rentista. Por ejemplo, con las importaciones se trajeron inmensas cantidades de materiales para la construcción, pues ya el país había entrado a la era de los rascacielos. Esto es una de las muchas maneras como la burguesía criolla se hizo de capital y para esto el Estado les creó el Centro Simón Bolívar para que la cúpula del partido imperante se enriqueciera. Mientras que, a la otra casta del país, a los andinos les creó la Aseguradora Seguros Los Andes. Nada, ni siquiera un poco de aquellas ganancias fueron invertidas en la economía nacional, ya que contaban con el Estado benefactor para proteger cualquier inversión.
En tanto, era justamente la proyección de un plan que convirtió a la sociedad tradicional, un tanto primitiva de costumbres ancestrales y de valores cristianos en un modelo que no rechaza las injerencias extranjeras. Esa conversión, tenía que funcionar como un pivote que permitiese manejar la parte psicológica, que ya era un hecho comprobado de modificación de conductas y actitudes en los mismos Estados Unidos con la misión de la inducción de formas de comportamientos en unción con el mito de la libertad individual. Se aseguró el control mediante técnicas indirectas que se convirtieron en instrumento de la cultura del petróleo. Dejarse conducir y actuar convencido que se es absolutamente libre. Esa condición defendió de manera entusiasta cuanto vino del extranjero.
Técnicas comprobadas para manipular la psiquis del individuo. Aparecen nuevas maneras de pensar y actuar en la población. La cultura del petróleo diferenció a trabajadores de una región a otra. El Doctor Rodolfo Quintero manejó la terminología Cultura del Petróleo. El profesor Quintero analizó la Cultura del Petróleo como forma de penetración ideológica del imperio, pero ahora pretendemos considerarla como una necesidad dentro del ámbito venezolano, como una forma de ser que permita el arraigo a nuestra tierra, por consiguiente, la defensa de nuestro mayor bien de sustento y de vida, para este presente como para el futuro.
La percepción tenida sobre Venezuela desde lo energético es de un país con todas las condiciones para convertirse en una nación competente y con niveles de vida altamente positivos. Ese futuro advierte ante todo que no será fácil alcanzarlo pues se seguiría existiendo como país de la misma forma como hasta ahora se nos ha presentado. Sin embargo, seguimos inmersos en el subdesarrollo contando con la esperanza del petróleo como sustento de vida y de grandes indecisiones que nos mutila de raíz toda clase de proyección hacia un futuro más positivo.
Estando frente a una situación que bien pudiera ser favorable, pero nuestro devenir no debe verse signado por la exclusiva explotación energética y mineral, tomando en consideración que el consumo de energía en el mundo es cada vez más alto, mientras la oferta se reduce cada vez más por el agotamiento de los recursos mundiales y por la limitada existencia en la naturaleza en unión del consumo incontrolado. A más promesa de petróleo habrá más guerra. El reto está en que a pesar de las dificultades que atraviesa el sistema económico mundial, y de las sanciones coercitivas impuestas a los países productores dentro de la OPEP se pudiese sortear todo ese proceso de desestabilización en la que se está sometido, estos como los desajustes externos de la geopolítica internacional y asumir un proceso de liderazgo y gerencia política y social de integración como naciones productoras de experiencias, o como un factor de realización social, para encaminar al país productor hacia una mejor condición colectiva.
Históricamente aquella conformación de un productor neto de energía desde finales del Siglo XVIII como ha sido el caso venezolano, cuando descubre los primeros pozos en Los Andes, fue consolidándose en vías de un exportador neto. Desde 1928 hasta 1970 fue el mayor exportador de petróleo del planeta.
Con el Siglo XXI sus reservas de petróleo y gas son calificadas internacionalmente como las más grandes. Cuenta con tal cantidad que había condiciones para impulsar un modelo de crecimiento. Su base puede conjugar un esfuerzo, dedicación, persistencia y control de su actividad. No debemos ser la base de ideales lo que motive tal dedicación, pero si no la hacemos prioritaria, seremos esclavos de los imperios por venir.
Un carácter histórico-ideológico del complejo energético puede disponer en razón de una superestructura social-cultural y político-jurídica. Además, el Estado venezolano cuenta con una nueva política petrolera establecida en los principios fundamentados en su Constitución en vigor desde el año 2000. Los principios generales concernientes a esta área económica aparecen en su Preámbulo y en sus artículos 5,11,113,150,151,156 numerales 12 y 16 así como en los artículos 209,301,302 y 303.
En esto tiene gran importancia lo relativo a la soberanía sobre sus recursos de hidrocarburos. Toda declaratoria de interés público, solución de dudas, controversias y competencia y por muchas otras condiciones tanto materiales como súper estructurales, se unen a una serie de factores que animan a suponer sobre el papel que va a tener la producción energética y a la vez, la proyección geopolítica y estratégica del suramericano país a nivel internacional.
Corroborar esta posición implica remitirse a las estadísticas que se manejan en cuestión de reservas de energías a nivel mundial, tomando en consideración dos factores: por un lado, la situación venezolana en el mundo de acuerdo al nivel de reservas y segundo, tomando en consideración solamente tanto en petróleo como en gas natural.
Ese título está en el tapete de discusión. Sobre todo, el papel desempeñado y el cual tendrá que ejecutar en los próximos tiempos dentro de la geopolítica internacional. Lo cierto es que Venezuela representa para el resto del mundo, el punto focal de las miradas tanto desde lo financiero, lo económico, militar y político.
La realidad nos indica que para los venideros años los niveles de consumo serán cada vez más elevados sin contar hasta ahora con energías sustitutivas que económicamente sean rentables, para sostener el exiguo equilibrio que mantiene una paz de poca estabilidad.
Más aún con la incorporación de China e India como factores claves del elemento geopolítico-económico en el escenario mundial. Sumado a la Federación Rusa, Bielorrusia y el eje Irán junto a Yemen, Palestina, Siria, Irak y El Líbano. Y ahora el delicado caso de Kabul.
La tecnología transformadora de esta riqueza en derivados utiliza el proceso de mejoramiento, por tanto, va camino a sustituir su uso en petróleo liviano en el mercado internacional, lo que hace a la Faja Petrolífera del Orinoco cada vez más atractiva.
Miguel A. Jaimes N. en su obra El oculto poder petrolero. Apertura petrolera: poder de PDVSA Vs poder del Estado, afirma: "Se atacaría la anomia y anarquía de los diferentes factores críticos de ruptura. El logro del consenso no es la interrupción de una agenda política para diferir tensiones sociales, sino el logro de una agenda económica que plantee la reducción del desmedido empobrecimiento y la desigualdad social; los partidos políticos reducidos sólo funcionarán no como decisores, y los nuevos liderazgos dentro de este espíritu, deben ser controlados para que no vayan más allá de la corriente demócrata y social ¿cristiana. Los nuevos liderazgos bolivarianos, progresistas y de izquierda deben ser eliminados."
Otro elemento va representado por la circunstancia de ser el máximo oferente de petróleo pesado, por tanto, potencia las decisiones sobre los precios. Los precios tienen que ser aumentados porque los costos de extracción lo ameritan. Transporte, distribución y transformación se hacen cada vez más onerosos.
Si nos acercamos a los últimos eventos de la industria petrolera venezolana, la misma no dista mucho de las condiciones muy difíciles de otros productores. Es necesario sacar el petróleo de la diatriba mundial del conflicto o esto acarreará graves consecuencias. Para darle solidez a este argumento tomemos por caso el hecho del año 2019.
Todos los cálculos hechos por PDVSA en las áreas de producción y exportación se han retraído de manera alarmante, y para quienes esperan ver nuestro país en mejores condiciones, les obliga a aceptar realidades para determinar qué fue lo que aconteció para que la producción descendiera a estos niveles que se muestran.
Miguel Jaimes, El oculto poder petrolero. Apertura petrolera: poder de PDVSA vs poder del Estado (Mérida: fundación Museo de ciencia y tecnología, 2013) 67.
Y mundialmente tenemos la advertencia de Miguel A. Jaimes N. en su obra: Petrocaribe la geogerencia petrolera, donde nos afirma que: El orbe presenta una nueva realidad geoestratégica mundial en cuanto al petróleo y el gas natural, donde se considera que dichas materias primas seguirán supliendo la mayor parte del consumo mundial de energía primaria en las próximas décadas con la concentración de dicho consumo principalmente en los Estados Unidos de América, la Unión Europea y la región oriental—meridional del continente asiático, sitios de la más alta concentración demográfica. A lo anterior se añade el hecho de que las reservas probadas de petróleo y de gas se encuentran localizadas, en su mayoría, en el oriente medio, Rusia, Asia central, África y en Venezuela (América Latina).
Debemos considerar dos premisas fundamentales para darle un vuelco a la presente situación. Los puntos de despegue para la reorientación de la industria petrolera serían:
~ La industria venezolana del petróleo debe tener como objetivo la recuperación de su producción. Por tanto, una de las bases de la misma es la necesidad de reactivar las inversiones en este sector como acción prioritaria.
Esto tiene como objetivo la promoción de un crecimiento tanto en la producción efectiva como de su potencial, pues las inversiones garantizarían la infraestructura necesaria, implicando mayor productividad para alcanzar mejores niveles productivos y una mayor rentabilidad.
~ Segundo. La misma dinámica de una industria en crecimiento obliga a que el país tenga como objetivo el aumento sostenido de la producción, además de la diversificación de sus derivados. Para ello, es necesario la reorientación de la industria sobre la incorporación de nuevas ideas. No es crear entes estatales para fomentar la burocracia o la corrupción. La idea es crear entes que muevan el centro o corazón de la industria de tal forma que abarque todo el conglomerado industrial, de forma que las exigencias que se susciten producto de su dinámica puedan ser corregidas y compensadas en un mecanismo de estímulo hacia el trabajo comprometido. Solo así se será una verdadera nación petrolera.
Miguel Jaimes, Petrocaribe la geogerencia petrolera (San Cristóbal: Fundación Fondo Editorial Simón Rodríguez 2015), 23.
La dinámica de una estructura operacional llama a que impere la dinámica, responsabilidad, honestidad, compromiso, conocimiento, esta serie de principios tienen que fomentar la transformación de un país en una nación potencia con los elementos necesarios. Ese diseño es posible en el conglomerado petrolero que citamos en estas letras. Puede establecerse sobre la premisa de tres niveles que abarcan desde los mecanismos geopolíticos.
Hay que trabajar para lograr establecer una geoestrategia internacional acorde a los requerimientos de crisis de la industria tanto dentro como fuera de nuestras fronteras, y si apelamos a todo el bagaje político-jurídico con que cuenta la industria y con la experiencia acumulada, operando y haciéndose sentir en los Mercados Internacionales, pues la simple búsqueda de precios altos no debe ser el único objetivo de la política petrolera.
Es necesario reactivar las inversiones en el sector petrolero. El objetivo es promover un crecimiento potencial de la misma. Establecer mecanismos para atraer inversiones extranjeras, no seguir llevándolas como se hizo y lo cual fracasó.
Hasta más pronto…
Dr. Miguel A. Jaimes N.
Director del Diplomado Internacional en Geopolítica del Petróleo y de la
https://www.geopoliticapetrolera.com
Politólogo.
Magister Scientiae en Ciencia Política.
Doctor en Ciencias Gerenciales.
Noviembre 2021
BIBLIOGRAFÍA.
Klare M. Planeta sediento, recursos menguantes. Ediciones Urano, S.A. Barcelona España 2008.
Pérez J. Hundiéndonos en el excremento del diablo. Serie: pensamiento social. Edición del Ministerio del poder popular para la cultura. Caracas Venezuela 2009.
Mommer B. La cuestión petrolera. Fondo Editorial Darío Ramírez. Caracas Venezuela 2010.
Obediente M. Historia sociocultural de la economía venezolana, catorce mil quinientos años de recorrido. Banco central de Venezuela. Caracas Venezuela 2011.
Araujo O. Venezuela violenta. Colección Venezuela y su petróleo. Caracas Venezuela 2013.
Jaimes M. El oculto poder petrolero. Apertura petrolera: poder de PDVSA vs poder del Estado. Mérida Venezuela 2013.
Quintero R. Antropología del petróleo. Colección Venezuela y su petróleo. Caracas Venezuela 2014.
Jaimes M. Petrocaribe la geogerencia petrolera. Fondo Editorial Simón Rodríguez. San Cristóbal Venezuela 2015.