La grandeza de Bolívar estuvo en el modo de afrontar la adversidad en momentos de crisis, él comprende muy bien que la lucha había que darla ante las flaquezas de los seres humanos y contra esa debilidad se vale de la perseverancia, firmeza y amor. Basado Bolívar en estas 3 virtudes logra vencer el miedo, el hambre, la sed, el cansancio, el frío, el calor y el estropeo de cuerpo y alma, es así como logra influir en la gente, tropas y compañeros de armas para poder realizar grandes acciones civiles y militares; muchas de ellas de dimensiones excepcionales.
Cuando Bolívar encabeza la huida a Oriente en Julio de 1.814, observa el abatimiento y la incertidumbre de aquella gente, entre la que se encuentra muchas mujeres, ancianos y niños citadinos no acostumbrado al rigor de la intemperie, él no tiene nada con que impedir el cansancio, heridas, los insectos y la posibilidad de caer rendidos ante la desesperación, solo comprende que no queda más que empeñarse en sobrevivir para ayudar a los demás. Bolívar alienta y anima a aquella gente a seguir adelante, no flaquea, mantiene vivo el espíritu de abnegación y nombra a subalternos suyos encargados para que se ocupen de los enfermos y heridos, busquen alimentos y los cocinen, consigan con que abrigarse; y que mantengan la disciplina en aquella gente hambreada y desesperada para así lograr mantener un cierto orden.
La experiencia en la huida a Oriente ayuda a Bolívar para emprender otras empresas, la más ingeniosa y que causara la admiración mundial fue el desplazamiento de sus tropas desde los llanos de Apure, Venezuela, hasta Casanare, Colombia. Esta marcha comienza el 27 de Mayo de 1.819 y pone en máxima prueba la templanza de ánimo y capacidad de organización de Bolívar, pues resultaba impensable poder conducir a unos hombres mal equipados por unos 600 kilómetros, atravesar una extensa llanura calurosa y plagada de serpientes, felinos, mosquitos, caimanes, caribes, rayas y tembladores, vadear crecidos ríos y sabanas inundadas por lo que permanentemente se andaba con las ropas mojadas y llenas de barro pestilente, y después remontar la sierra de los Andes, con sus cuestas, desfiladeros, montañas, sin vestimentas apropiadas para pasar los paramos y aguantar los helados vientos; y a pesar de innumerable bajas durante el recorrido Bolívar confía en vencer el titiritar y la perspectiva de enfrentar al enemigo en un lugar desconocido. Así, después de 65 días de marcha, Bolívar alcanza al sitio preestablecido, allí descansa y organiza el combate que, en menos de una semana de su llegada, da en Boyacá el 7 de Agosto derrotando a unos sorprendidos realistas.
¿De que recurso se vale aquel hombre para que la gente lo siga? Sin duda que el más fuerte atributo en Bolívar es su ejemplo, con él hace que la gente resista la embestida de toda clase de dificultades pues no hace uso de privilegios, no desmaya ante la adversidad, es austero, abnegado y es el primero en enfrentarse al peligro. Además, Bolívar es un gran conocedor de la naturaleza y de la condición del alma humana y eso le permite encontrar soluciones a los problemas; y con su prodigiosa imaginación y fecunda inventiva encuentra siempre los modos para salir vencedor de ellos.
En definitiva, la habilidad en la organización es fundamental, Bolívar tiene una manera de hacerlo para cada situación, él alecciona a sus subordinados mediante sabios consejos, los anima en los momentos más críticos y sabe poner al frente de su gente al hombre capaz de cumplir alguna específica tarea. Bolívar considera que un buen administrador debe señalar pautas y aprovechar los recursos que provee la naturaleza para lograr los mejores resultados de una misión, por eso en el trayecto de Mantecal a Boyacá recuerda mil veces su comportamiento cuando el terremoto del año 1.812, y haciendo la paz con la naturaleza obtiene de ella un aliado de infinita importancia; lo que le resulta conseguir un asociado sumamente poderoso contra sus enemigos.