El 1 de enero de 1958 en palabras de su líder y protagonista.
"Se puede perder un combate o varios, esto no importa, si se gana la batalla final,
lo que siempre se logra cuando se lucha con la razón, por la dignidad, la justicia y la libertad"
Ese es el camino y así lo señala el coronel Hugo Trejo
en su libro: La revolución no ha terminado…!(1)
La actuación militar del coronel® Hugo Enrique Trejo estuvo ceñida al juramento de lealtad de: "Defender la Patria y sus instituciones hasta perder la vida", por eso su legado a las puertas del centenario de su nacimiento (1922 - 6 de abril - 2022) es digno de evocar. Su mayor gloria fue la de encabezar el primer intento de rebelión contra el dictador Marcos Pérez Jiménez, que según la palabra reivindicadora de Godofredo González, otro de los partícipes: "Sin el 1º de Enero maracayero, no se hubiese dado el 23 de Enero Nacional"(2), o del propio Hugo Trejo quien ante la insistencia de Sofia Imber de catalogarlo de fracaso, sentenció: "Yo no diría que fracasó, yo creo que el 1° de enero triunfó el 23 de enero"(3), aunque una vez caída la dictadura otros fueron los beneficiarios políticos. En Venezuela está ha sido una constante histórica: "Los cobardes, los últimos en llegar, son siempre los que toman posiciones de poder, actuando en forma rastrera y humillante, porque sólo buscan resultados apropiados a sus nefastas ambiciones y oscuros propósitos"(4)
¿Qué sucedió realmente el 1E de 1958?, ¿Catalizador y antesala del 23E?, ¿Fracaso o victoria militar?, ¿Por qué tan cerca de Miraflores, Hugo Trejo (HT) decidió enrumbarse hacía Maracay?, ¿Quién o quienes traicionaron a HT?, ¿Embajador en Costa Rica cuándo pudo ser el presidente de la Junta de Gobierno?, son muchas las interrogantes y algunas quedarán sin aparente respuesta. Lo cierto es que el coronel Hugo Trejo y su familia vivieron días aciagos entre la madrugada del 2E hasta la del 23E y caída la dictadura al aceptar ser designado Sub-Jefe del Estado Mayor y enfrascarse en un programa de televisión que alborotó a quienes buscaban reacomodo con los nuevos actores políticos y militares. Su indiscutible liderazgo y apabullante popularidad resultaba incómoda. Al respecto, su esposa Carmen Mogollón de Trejo, tovareña de armas tomar, nos dejó esta sentencia lapidaria, que explica las últimas interrogantes: "Con Hugo han procedido con un rigor y eficacia que no se ha aplicado a ningún perezjimenista. Hugo y yo pudimos soportar diez años de dictadura y no pudimos con tres meses de democracia"(5). Por eso, el gobierno en componenda con sus enemigos, concertó que HT en una suerte de exilio debía salir del país, y el 27 de abril de 1958 lo mandan como Embajador en Costa Rica; al día siguiente El Universal titularía: "Con lágrimas y cantos del Himno Nacional despidieron a Hugo Trejo en Maiquetía". Ese día desde la escalera del avión HT pronunció esta frase que resume su credo de vida: de soldado leal a la Patria y demócrata: "Abandono Venezuela porque soy un soldado obediente y un demócrata convencido", pudo intentar subvertir el orden e imponer su liderazgo, pero no lo hizo. Los pormenores del golpe los narró en 1977, en su libro: La revolución no ha terminado…!, que es su descargo ante el tribunal de la historia.
El 1 de enero de 1958 fue demoledor para el dictador que ya estaba sumido en un mundo de objeciones y desencantos por tantas muertes innecesarias, la ambición reeleccionista con el Plebiscito, rechazado por los estudiantes el 21 de noviembre de 1957; y el distanciamiento con la institución castrense, fuertemente dividida que clamaba por un cambió de rumbo en la política del gobierno, que cuando lo emprendió ya era demasiado tarde. El 1E envalentonó a los sectores civiles y militares, que a partir de ese momento emprenden una cruzada que culmina con el derrocamiento del régimen.
Dejemos que sea el mismo coronel Hugo Trejo, quien nos relate de manera detallada los hechos hasta la insurgencia del 1E: "En enero de 1957, para ser más exacto el día 6, se inició la preparación real del Movimiento Militar que un año más tarde insurgió contra la Dictadura del General Marcos Pérez Jiménez"(6), por eso el alzamiento militar estaba previsto para el 6 de enero, pero lo adelantaron por las pesquisas oficiales. Fue en su propia casa de habitación donde comenzó la impronta, luego de una conversación con el capitán Luis A. Peña, del grupo de Artillería General Salom de la Guarnición de Maracay; después se incorporarían los capitanes Luis E. Sucre de la Escuela de Tropas y Transporte y Juan Luis Masó del Batallón de Ingeniería Francisco Avendaño, a quienes HT bautizó como "trio de ases"(7)
Nada malo para empezar, reuniones van y vienen entre Maracay y Caracas, se conforman células de 5 oficiales: un jefe y cuatro miembros. El primero conoce a todos, pero estos no se conocían entre sí a fin de evitar una delación. Mientras que a Hugo Trejo sólo lo conocían los integrantes del Estado Mayor del Movimiento, primero el trio de ases y después el resto que lo conformarían: "Mayor Evelio Gilmón Báez (prologuista del libro), Tte. Coronel Víctor Garrido Sutíl, Tcnel. Alfonso Linares Vega, Capitán Juan Tineo Arismendi, Tte. Felipe Santiago Testamark, Capitán Cándido Pérez Méndez y Mayor Edgar Trujillo Echeverría"(8). Cada uno que ingresaba era cuidadosamente seleccionado y las reuniones se hacían en un automóvil siempre en movimiento, sin escritos y nada de encuentros.
El día de la virgen del Carmen, 16 de julio, HT tuvo conocimiento que otro grupo también estaba conspirando y era necesario contactarlo. Toda una odisea, que llegó a feliz término de manera providencial, por una conversación entre el capitán Luis Alberto Peña y el Tte. José María Córdoba Montaner, ambos del grupo de Artillería General Salom. Superada la desconfianza se reunieron el 18 de agosto en Caracas, en la casa de la suegra de HT doña Josefa Fernández de Mogollón. En esta reunión participan los capitanes Tineo y Peña, el Tte. Testamark, su cuñado el Dr. Elio Mogollón Fernández y Luis Sánchez Bellorín, quienes a la postre se convertirían en puntales de la insurgencia. En esa reunión se ratifica la Jefatura Máxima del Movimiento en las manos del teniente Hugo Enrique Trejo (primero de 23, de la promoción de 1942). Ya para ese momento empezaban los contactos con la Marina en la persona del Tte. de Navío Víctor Hugo Morales "Moralitos" y en la Fuerza Aérea con los Mayores Martín Parada y Luis Evencio Carrillo.
El 15 de octubre por información del coronel Jorge Marcano, tuvieron conocimiento de la integración de la Junta Patriótica por representantes de los diferentes partidos políticos. El 18 un intento de reunión que por desacuerdo con las condiciones no se concretó. La Junta Patriótica desde la sombra reaparecería el 1E de 1958 con sus manifiestos llamando a huelga. Con el ambiente revuelto, ganaron los politiqueros.
Ante el bochorno del Plebiscito, algunos miembros del "Comando Insurreccional" querían adelantar la insurgencia para antes del 15 de diciembre, las condiciones no estaban dadas. El 18 fue un día transcendental, se discutió lo inevitable, la estructuración del nuevo gobierno, quedando escogidos: el Dr. Arnaldo Gabaldón, el Dr. Francisco de Venanzi, el Dr. Rafael Pizani y el empresario Eugenio Mendoza Goiticoa. Junta que sin lugar a dudas le hubiese dado otro rumbo al país. Las últimas reuniones conspirativas fueron el 23 de diciembre, el 26 y 27 con la gente fuerza aérea y el 29 para informar que todo estaba controlado y el movimiento se iniciaría el 5E a las 4 de la mañana, en total la lista de oficiales comprometidos sin contar con lo de la Marina sumaban 280. La posibilidad de fracaso se dada por descontada.
El 31 de diciembre, según lo relata HT "Amaneció el día nublado y gris, lo que daba una inevitable sensación de inquietud…"(9). A media mañana corrió la noticia sobre la detención de varios oficiales comprometidos en un golpe militar, la situación en Maracay estaba tensa, se "declaró un estado de emergencia" y después de varias reuniones decidieron que la insurrección comenzaría al amanecer del 1E. La señal que todo estaba bien en Maracay era un avión sobrevolando Caracas para proceder a la ocupación defensiva del "túnel de La Cabrera y la Encrucijada", así se evitaba cualquier acción enemiga desde el Batallón Carabobo, ciudad Bolívar o San Juan de Los Morros. Fue una noche larga con un amanecer prometedor. "A las 6 a.m. voló dicho avión, pero el cielo estaba encapotado y no podíamos verlo"(10), la insurgencia se puso en marcha, a las 8 a.m. el mayor Evelio Gilmón Báez salió con una Compañía de Tanques rumbó a Maracay y el coronel Hugo Trejo al Cuartel Urdaneta; la respuesta de la Fuerza Armada fue precaria, la de las Fuerzas navales se ignoraba y la población civil no acompañó el movimiento quizás por el hermetismo que se le dio, a HT le fue difícil hasta encontrar una casa donde esconderse, por eso señala que: "…estudie una y otra vez el plan a seguir; el problema era serio, sólo un Cuartel contra el resto de las Unidades de las Guarniciones de Caracas y El Litoral". Atacar a Miraflores significaba exponer a los civiles, por eso pasadas las 7 p.m. Hugo Trejo opto por ocupar los Teques en busca de proteger la Guarnición de Maracay, su intención era que una vez "consolidado el triángulo Maracay – Valencia – San Juan de Los Moros se efectuaría una acción fuerte, con todo lo dispuesto sobre Caracas"(11), la estrategia fracasó porque el regreso sería obstaculizado por las fuerzas del gobierno y esa fue su perdición. Para el Dr. Domingo Alberto Rangel: "Trejo comete el error imperdonable -en un hombre de sus capacidades- de dirigir los tanques hacia Maracay, descartando la acometida sobre el palacio presidencial"(12) y en opinión de Pedro Estrada: "si Trejo ataca a Miraflores en vez de seguir para Los Teques -y no sé qué explicación dará él a eso- hubiere significado el fin de régimen"(13). En definitiva, los momentos históricos tienen sus propias razones, que son muy difíciles de explicar, justificar o desmerecer a través del retrovisor de la Historia. El 1E de 1958 justificado o no, HT decidió lo que a su parecer debía hacerse o era más conveniente. Al menos no se rindió, se entregó con honor.
Las últimas horas de la insurgencia, desde la salida en convoy hasta Maracay para llegar con las primeras luces del alba del 2E, debieron ser de incertidumbre total, con las calles solas y con la negativa del coronel Roberto Casanova de unirse a los insurrectos sobrevino la rendición a fin de evitar muertes inútiles. A pesar de esto la dictadura quedó herida de muerte y 22 días después caería, esos mismos días fueron de prisión para Hugo Trejo en una celda con poca comunicación, degradado sin consideración en un intento de asesinarlo moralmente. Fueron días de acoso, de zozobra y temor de no amanecer con vida. Valientemente había asumido su culpa como único jefe responsable del movimiento. No necesito traicionar a nadie para salvar su pellejo, eso lo hace grande.
Tras el amanecer del 23E la vida de Hugo Trejo no fue para nada diferente, las intrigas palaciegas se ciernen contra él condenándolo a 10 años de exilio, viviendo la amargura de verse al margen de la lucha que había iniciado o dado el paso fundamental. Regresaron los viejos caudillos, primero Caldera, luego Jóvito, después Betancourt y por último Machado. Vinieron las elecciones y ganó quien todos temían, lo demás es historia patria. De acuerdo a un apunte de puño y letra de HT –facilitado por su hijo Hugo Trejo Mogollón-, estás deberían ser las características básicas de la democracia: "Legalidad plena, legitimidad real, representativa, participativa, alternativa y auténticamente descentralizada", lo cual nunca se ha cumplido. Ni antes ni ahora, algunas de sus propuestas sólo han sido enunciados de papel, saludos a la bandera, quizás el mayor homenaje a su memoria sea retomar sus ideales y luchar por esa Venezuela digna y soberana que Hugo Enrique Trejo defendió, aun a costa de poner en riesgo su vida.
Señala Hugo Trejo en el epilogo de su libro que: "Nuestra insurgencia fue la culminación de todo un proceso que superó la acción del tremendo aparato represivo del gobierno apoyado por un sistema de espionaje que contaba con informadores en todos los estratos de la sociedad venezolana"(14), nada raro en la Venezuela de 1958 y en la actual, las dictaduras poco se diferencian. Todavía están pendientes los cambios estructurales que el país reclama, sobretodo del modelo económico, del verdadero papel de nuestras Fuerzas Armadas y de "sembrar el petróleo" o reinvertir nuestra riqueza, evitando a toda costa la expoliación de los dineros del Estado. Tal cual como lo afirmó el mismo Hugo Trejo: "Es fácil adaptarse a la inmoralidad y a las posiciones cómodas, porque esto siempre da buenos dividendos", lo difícil y comprometedor es "La honestidad, la dignidad y la vocación de servicio nada dan, sólo exigen el sacrificio siempre en aras de ideales superiores"(15), el coronel Hugo Enrique Trejo militó en lo segundo, por eso su vida y legado son transcendentes.
Notas:
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Hugo Trejo: La revolución no ha terminado…! Vadell hermanos editores, Caracas, 1977. p. 99.
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Godofredo, González (23 de enero de 1988). "El 1957 de luchas abrió las puertas al 1958 de cambios". El Nacional, Caracas.
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Sofia, Imber y Carlos, Rangel (12 de enero de 1983). Entrevista a Hugo Trejo. Programa TV Buenos Días, Caracas. disponible en: http://saber.ucab.edu.ve/jspui/bitstream/123456789/39690/2/sicr653019830112.
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Ídem. La revolución no ha terminado…! p. 153.
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José, Cayuela (15 de julio de 1967). "Hugo Trejo: Historia de un coronel que pudo ser presidente". Élite, Caracas. p. 53.
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Ídem. La revolución no ha terminado…! p. 43.
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Ibídem. p. 44
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Ibídem. p. 45
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Ibídem. p. 59
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Ibídem. p. 68
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Ibídem. p. 70
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Domingo A. Rangel: La revolución de las fantasías. Ediciones Ofidi, Caracas, 1966. p. 63.
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Agustín, Blanco M.: La dictadura. Pedro Estrada habló. Universidad Central de Venezuela Editorial José Martí, Caracas, 1983, b. p. 230.
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Ídem. La revolución no ha terminado…! p. 264.
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Ibídem. p. 175