El partido como laboratorio social

Cuando hablamos del partido nos referimos al PSUV y demás partidos fundados para hacer una revolución socialista. Este partido no puede ser otro apéndice del gobierno, otro ministerio más del gobierno, sino todo lo contrario, su mentor.

Hay que volver al pensamiento político, comenzar a producir política de nuevo, dejar de ser reactivos, construir, crear, de cara a la nueva sociedad, cimentar la gloria de la humanidad y la vida en la tierra, el socialismo, ¡ese es nuestro sueño, esa es nuestra "iglesia", nuestro calibrador moral!

El madurismo perdió la brújula y se quedó resolviendo sus propios asuntos, buscando el oro fácil quedó a la deriva, como los capitalistas que buscan la felicidad en la riqueza personal y se olvidan de la humanidad y del planeta, en el medio (y con ventajas) de una pelea de perros por el premio del éxito social, de atesorar el "cochino dinero", (decimos que frente a la muerte la riqueza material y la ostentación es un espejismo, inclusive para reyes y príncipes, por si se olvida.)

Para hacer política debe haber una estrategia política, y este gobierno hace tiempo que perdió la que teníamos, la de cambiar esta sociedad mezquina por otra más digna y generosa, la conquista del socialismo; al gobierno y al madurismo no los guía un norte político para la sociedad, para ellos el socialismo solo es una excusa. (Solo como sociedad, como especie humana, podemos trascender y vencer a la muerte. pero, cada quien buscando su propia salvación, seremos presas de la extinción y el olvido).

Había que convencer a la gente de que la práctica del socialismo es el camino correcto para re humanizar a la sociedad, para hacer de ella, de nuevo, un verdadero poder, sin embargo el madurismo secuestró la revolución en las palabras. Y las suyas ya no convencen, suenan a mentiras; falsificar, prometer y no cumplir, es engañar… al deshacerse de la estrategia (de la brújula política del socialismo) optaron por resolver el diario de sus mezquindades y abandonaron a la sociedad a la anarquía del mercado capitalista.

Mientras, ¿qué hace el PSUV en sus reuniones? ¡Recibe órdenes de sus jefes!, en el lenguaje político de partido se "bajan líneas" a bases rotas, que al igual que todo el país esa base buscan resolver sus propios problemas de forma pragmática, indolentes al destino del que tienen al lado. El partido no cumple su tarea política, se dobla frente a la función del gobierno, confunde sus tareas políticas con los requerimientos personales del gobierno, a todos los niveles.

Maduro y los Rodríguez "bajan líneas", Diosdado Cabello hace que se cumplan, las lleva a las bases que se tambalean de lo fracturadas que están, las lanza como piedras, comprando lealtades por el camino, o apuntando sobre cada quien con el chantaje de la lealtad o el de la traición. Y allá, en la comuna y más allá, en los consejos comunales, también el partido hace de vigilante, a ver que se cumplan las órdenes del presidente. Es así como todos sus militantes más fieles terminan siendo fanáticos que repiten como loros las consignas y las frases manoseadas de Chávez, la mayoría de ellas incomprendidas, las mismas que se escuchan en las alocuciones y discursos del presidente, de los rodríguez, y las mismas que trata de hacer comprensibles Diosdado Cabello en su pequeño tribunal de todos los miércoles.

El PSUV no hace ni discute política. Allí disfrazan las soluciones pragmáticas del gobierno con un lenguaje seudo político donde se embaucan muchos: al liberalismo lo traducen como "actualización del plan de la patria"; la privatización de PDVSA ahora la llaman "cruzada anticorrupción"; las violaciones a la constitución se las llama "Ley antibloqueo"; las maquilas son "Zonas Económicas Especiales", que a su vez Maduro resume como "Nuevo Modelo Económico"; socialismo es para ellos el carnet de la patria y los mendrugos de los clap, o "bienestar social", según el auditorio al cual haya que dirigirse. ¡El partido PSUV es hoy un aparato de control del gobierno y una escuela de demagogos!, y más allá, es una agencia de empleos para oportunistas y mentirosos.

Para un socialista militante volver al pasado no es una opción. Si hay que volver a algún punto este debe ser al punto donde dejó Chávez por escrito su plan político de gobierno el Plan de la Patria original. Es urgente que la militancia honesta despierte de su encantamiento, ¡que debata sobre política, sobre su organización y sus tareas (como lo hizo Chávez)!, porque de forma personal no nos salvaremos, la base material de la vida es de todos o no es de nadie, pero no puede quedar en manos de unos pocos. El partido debe ser el sostén espiritual de sus militantes para producir las ideas que necesitamos, la crítica política, el debate fructífero. El partido debe ser el modelo de la sociedad que deseamos construir. Y un ensayo de democracia, del concierto humano necesario para el cambio de la sociedad (Fundamentar y perpetuar la vida y la obra de los seres humanos, hacer posible lo "imposible", la inmortalidad del espíritu humano, porque hacer "lo posible", por ser pragmáticos, es hacer lo que ya existe, reproducir este mundo donde vivimos, o rehacerlo con lo que ya tenemos, con las mismas "armas melladas del capitalismo", como diría Che).

Unas de las tareas que le corresponde a la militancia socialista es la de formar conciencia política dentro de las comunas. Porque no se puede fundar una comuna socialista sin que los llamados "comuneros" sepan para qué sirve y cómo funciona, o qué es el socialismo; una comuna sin formar a la gente común, cargada de prejuicios y juicios erróneos sobre la política, la idea del socialismo, de democracia es un cultivo de fanáticos manipulables. Habría que acompañarlos, hacerles saber que construir el socialismo tiene un costo moral y físico, que sepan, como muchas veces dijo Chávez, que las prácticas del socialismo son las de un verdadero apostolado…. Comuneros obedeciendo sin saber a quién o a qué obedecen no son comuneros, son borregos. El partido debe prefigurar en todos los espacios la nueva conciencia social, el deber para con la sociedad, la nueva sociedad que se quiere construir y se quiere perfeccionar, esa debe ser la conducta y la lucha diaria del militante honesto…

Nosotros nos hubiéramos ahorrado las locuras del gobierno de haber previsto la necesidad de "atarlo" políticamente. O sea, de haber entendido y atendido la importancia del partido como el centro espiritual, moral y político de la revolución socialista no tendríamos hoy un gobierno tan malo, tan pusilánime y caprichoso, colocando aparte las sanciones, el bloqueo y todas las maluquezas del imperio. El partido ha debido ser para el gobierno y para el pueblo chavista su fuerza vital, el sustento político ideológico, corazón espiritual, el generador de las políticas fundamentales para ser practicadas por sus directores y líderes. No al revés. No puede ser que el gobierno corrompa la función política del partido, que lo manipule, lo use como aparato electorero, clientelar y de control… que se use al partido como un trampolín para que oportunistas accedan al gobierno y/o se beneficien de él. El militante madurista es políticamente nulo y pasivo, no participa, no comprende, no es capaz de criticar, solo sabe obedecer. Con Maduro y el madurismo se acabaron los hombres y mujeres insurrectos.

El pueblo chavista está herido, se siente engañado y se hizo indiferente a lo que haga este gobierno, prefiere irse del país. Pero a él le toca levantarse y advertirle a los felones que la paz social es precaria, que depende de la justicia social. En este momento al madurismo le debería bastar con la amenaza popular contenida para comenzar hacer las cosas bien, pero no aparece quien se lo recuerde. Debería temer sabiendo que existe una conciencia popular alerta, pero no la hay… ¡Rebelión si no se hacen las cosas bien! Además de elaborar críticas y hacernos una conciencia política clara, hay que recobrar la capacidad de activar la reacción, de generar violencia revolucionaria, mediante fuertes críticas, protestas, tomar la calle, debatir sobre lo legado por Chávez, "independencia y patria socialista" . Lo que la dirección del PSUV no es capaz de hacer, lo debe hacer su militancia honesta.

Ninguno de nosotros les debe nada a los empresarios, tampoco a Maduro y a su gobierno… ellos nos deben todo, el sueño de Bolívar, el de Chávez, un mismo sueño cercenado por un sindicalista pusilánime y ramplón y sus secuaces.

¡VOLVAMOS A CHÁVEZ!



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Marcos Luna

Dibujante, ex militante de izquierda, ahora chavista

 marcosluna1818@gmail.com

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