En éstos momentos, nos encontramos a mediados del año 2022…en la que aparentemente están disminuyendo las amenazas de una propagación mayor del Covid – 19…aunque todo indica, que lamentablemente tendremos que convivir por un largo tiempo con ésta pandemia y que ha trastocado de manera determinante la cotidianidad que tenía la humanidad, hasta aproximadamente el mes de marzo del 2020…cuando se dispararon las alarmas, a todo lo largo y ancho del planeta tierra y que uno de "los coletazos perversos" que originó esta pandemia ha sido, entre otros, la escalada de precios de los productos de primera necesidad, la pérdida de numerosos empleos y una disminución significativa de la seguridad alimentaria para los pueblos del mundo…
Y si a esa situación económica, que se ha vuelto incierta, compleja y difícil…tendremos que agregar los efectos de una guerra que en éstos momentos, está en pleno desarrollo entre Rusia y Ucrania, el cual comenzó de manera formal el 24 de febrero del presente año…y si a ese ambiente bélico, lo acompañamos por las interminables locuras con el uso indiscriminado e ilegal de las sanciones, que la derecha internacional están aplicando por el dúo dinámico de la intolerancia y el injerencismo…y que está claramente representado por Los Estados Unidos y La Unión Europea (sin olvidar la OTAN, como brazo armado)…todos los pronósticos pesimistas que se están dando sobre el comportamiento de los precios y de la producción de los alimentos en el mundo…nos hace pensar que las economías regionales y locales, tienen que hacer un replanteamiento de sus estrategias actitudinales, con respecto al cómo evitar de que crezca de manera exponencial, la hambruna que recae sobre los sectores sociales más débiles…
En el caso venezolano, es importante desmontar toda la metodología, fines y propósitos de una economía rentista y destructora del medio ambiente…y darle paso para el manejo eficiente de los recursos naturales y la producción de alimentos basados en un proceso de "humanización de la economía" que permita armonizar las ventajas del desarrollo endógeno con justicia social y el gran reto de las comunidades organizadas, es que deben construir una fuerte economía comunal, que ayude a mejorar la calidad de vida de todas y todos…