Ha muerto su capitán de andanzas: Don Alfonso Rosales
"Si una persona no tiene sueños no tiene razón de vivir, soñar es necesario aun cuando el sueño va más allá de la realidad, para mi soñar es uno de los principios de la vida"
Ayrton Senna
Pocos hombres dedican su vida con tanta pasión a una afición como lo hizo Omar Alfonso Rosales con los carros antiguos, que Dios lo reciba en su Reino. Fue el guía, el que señalaba la ruta y derrotero, así el Club de carros clásicos del Valle del Mocoties recorrieron por Pregonero, La Grita, San Cristóbal, Barinas, Mérida, Canagua, Aricagua, Guaraque, Tovar, Zea, Bailadores y cuánto pueblo por recóndito que sea nos podemos imaginar; siempre iba de campanero, orgulloso con su Chevrolet 1948, que cariñosamente llamaba "Ovidio" en honor a su primer dueño -lo cuidaba como la niña de sus ojos-, era una edición especial que en su época estaba catalogado como el automóvil ideal para las damas o en su Dodge D´Soto 1951 o en su camioneta GMC 1967, la guerrera de mil batallas, una casa rodante.
Conocí a Don Alfonso de mecánico en Bailadores, trabaja de particular y en la Alcaldía, que lamentable no supo aprovechar su talento y para su bien lo dejó ir a Zea, donde logró consolidar su taller y convertirse en una referencia en la zona andina. Se tituló de mecánico en una academia en Caracas, era uno de los mejores especialistas en motores diésel de la zona, un duro en la materia, con una inteligencia envidiable en la solución práctica de cualquier problema por complicado que fuera. Ya a los 17 años era mecánico, después camionero y luego chofer de buses en la línea Rivas Dávila.
Recuerdo que una vez fui a pedirle el favor que arreglará el bus de la Alcaldía y sin ambages me dijo: "-si se lo dan a Cultura para que usted se haga cargo, lo arreglo. Si no dejémoslo quieto porque lo terminan de acabar", le respondí: "voy a intentarlo", a los días cumplida su exigencia se dedicó a ponerlo en funcionamiento.
Al mismo tiempo me hice participe de su afinidad por los carros antiguos, me invitó a Pregonero el 16 de julio del 2010 al día de la virgen del Carmen donde los choferes hacen una excelente caravana para que grabará un programa con TCT. En esa oportunidad vino un automóvil 1937, de los que llaman de puertas asesinas porque abren en sentido contrario y ese día su "Ovidio" era el que le seguía en antigüedad. La ocasión resultaba oportuna para hablar con los dueños e intentar traer un Ford T 1921 para un Encuentro de Carros en Bailadores que realizamos al final de año con el Festival de la Hallaca.
Surgió una bonita amistad, en el 2012 entusiasmo a todos sus amigos con carros antiguos, en especial a los que tenían jeep Willys, quería volver a Canagua con el propósito de rememorar la hazaña del arribo del primer Jeep y así lo hizo. Además, de asumir el compromiso de ensamblar con sus compañeros de aventuras un Jeep y colocarlo como monumento en el "Páramo del Motor". Al regresar trabajaron en esa idea el resto del año y a inicios del 2013 constituyó un equipo promotor bajo su dirección. En marzo desde su casa en Zea con el Jeep montado en una grúa partimos a Canagua, su sueño estaba próximo a cumplirse. De ida pasamos por el parque y revisó los anclajes, seguimos en caravana al pueblo paseando el Jeep verde militar como el primero que arribó a esas tierras, pero la gente de allá estaba contrariada porque no era rojo y por la noche avisaron que habían colocado una carretilla con una bandera coronando el pedestal, de inmediato subió, lamentó mucho ese triste episodio y al otro día se subió de nuevo al parque siguiendo de largo y el Jeep de nuevo fue a parar a su casa.
En el 2014 se empecinó en buscarle sitio al jeep y de manera razonada orientó para llevarlo a Aricagua que era la tierra que vio nacer al cura caminero Don José Eustorgio Rivas Torres, héroe de la hazaña en Canagua. En agosto se emprendió la cruzada y el 2 todos los caminos conducían a Aricagua, el 3 muy temprano se montó el Jeep verde en el pedestal que la Alcaldía dispuso a tal fin. El recibimiento y la atención fueron excelentes. Me dijo usted hablará en nombre de todos, yo para eso no sirvo. De regreso me vine con Don Alfonso en la parte trasera de su Dodge D´Soto cincuentón azul oscuro, hablamos de lo divino y lo profano. Como siempre lo acompañaba su esposa, mano derecha y compañera en esas aventuras la Prof. Neria Rujano.
En septiembre lo invite a mi casa y le regale los libros y curiosidades que tenía relacionado con carros antiguos en la biblioteca y un par de placas viejas. ¡En que mejores manos podían estar!
Del 2015 al 2017 viajaba todos los sábados con Miguel Zambrano a San Simón frecuentemente de ida o venida lo veía o lo visitaba. Una vez recuerdo que nos encontramos en toda la quebrada de El Playón, orilló su camioneta y saco de su mochila la mocha para brindar, terminamos ebrios y comiendo queso. Ya la diabetes comenzaba a hacer estragos en su vida. Era un hombre de buen comer, amante de las chicharronadas con cambures, que nunca faltaban en los encuentros de carros antiguos. Lástima que por la pandemia los eventos de carros antiguos se vinieron abajo.
Hace un par de años cuando fui a Zea a traer el bus de la Alcaldía me contó que le habían traído del Norte zapatos nuevos a "Ovidio" -un juego de cauchos originales banda blanca- y todos los accesorios que le faltaban para ponerlo coqueto. Fue su último logro y desvelo; lo pintó el mismo, adorno y puso como una quinceañera mes y medio atrás. De inmediato se vino hasta La Playa a echar gasolina y una cana al aire por las calles de Tovar. Hace 15 días viajo al Táchira a un encuentro de carros en Umuquena y por supuesto que su "Ovidio" fue la atracción. Ya era suyo, José Méndez gentilmente se lo pasó por papeles, ese era el sueño de su vida ser el propietario de un Chevrolet 1948, bien lo dijo Ayrton Senna: "Si una persona no tiene sueños no tiene razón de vivir, soñar es necesario aun cuando el sueño va más allá de la realidad…" Para Don Alfonso ese sueño iba más allá de la realidad, siempre fue un hombre que tuvo lo necesario para vivir. Su única, verdadera y mayor riqueza era su don de gente, ser servicial con todos. Por eso la comunidad donde vivía hoy llora su muerte.
Por intermedio de su amigo y mecánico Nelson Ramírez estábamos organizando un encuentro de carros antiguos en Mariño Bailadores para el Día de San Isidro, en lo personal no había podido hablar con él, pero estaba totalmente de acuerdo. Ahora con más ahínco tenemos que hacerlo en homenaje póstumo a él y al padre Ramón Emilio Pernía que fue quien llevó el primer jeep a Mariño.
Sirva esta remembranza para recordar al capitán de la bitácora de los carros antiguos que hoy se está abriendo paso a punta de corneta con su "Ovidio" en el cielo.
A su esposa, hijos y familiares mi más sentido pésame, se nos adelantó un caminante, un bregador de rutas. un mecánico y compañero sin par. Lo más importante es su legado y compromiso de lucha que debemos continuar.
A sus amigos de andanzas con los carros, sólo es un hasta luego, ante todo debemos seguir en la lucha por lo que él tanto amo y lucho, sus carros deben seguir surcando rutas en su honor y a partir de ahora será el Club de los Carros Clásicos del Valle del Mocoties Alfonso Rosales, honor a quien honor merece. "Honrar honra".
Hoy los carros antiguos amanecieron huérfanos pero sus cornetas seguirán tocando y lo acompañarán hasta su última morada.
A los grandes hombres no los debemos llorar, hay que celebrarlos y darle gracias a Dios por haberlos puesto en nuestro camino. Descansa en paz Don Alfonso Rosales y tenga a mano la mochila con la botellita y vaso disponible que pronto brindaremos. Lo escucho diciendo su frase preferida "¡Eso si esta fácil!"
Caminando por estas calles de Tovar a Bailadores y Zea, junio 2, 2022